La ONU y la era nuclear nacieron casi simultáneamente. Los horrores de la Segunda Guerra Mundial culminaron en las explosiones atómicas de Hiroshima y Nagasaki, lo que puso de relieve la necesidad de abordar el problema nuclear. Ya en su primera resolución , la Asamblea General estableció la Comisión de Energía Atómica de las Naciones Unidas con el objetivo de tratar los problemas surgidos a raíz del descubrimiento de la energía nuclear. El emblemático discurso "Átomos para la Paz", pronunciado por el Presidente de los Estados Unidos Dwight D. Eisenhower en 1953, condujo a la creación del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) en 1957.

Organismo Internacional de Energía Atómica

El Organismo Internacional de Energía Atómica trabaja junto a sus Estados Miembros y diferentes asociados alrededor del mundo para impulsar el uso seguro y pacífico de las tecnologías nucleares. La relación del OIEA con las Naciones Unidas encuentra su guía en un acuerdo firmado en 1957 (INFCIRC/11). En él se estipula que "el Organismo se compromete a realizar sus actividades con arreglo a los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas para impulsar la paz y la cooperación internacional, en conformidad con las políticas de las Naciones Unidas para profundizar en el establecimiento de un desarme controlado a nivel mundial y en conformidad con todo acuerdo internacional concertado en aplicación de dicha política".

La energía nuclear en cifras

En  2023 , 32 países generaban energía eléctrica a través de 413 reactores nucleares y 58 centrales nucleares estaban en construcción. A finales de 2022, doce países dependían de la energía nuclear para generar, al menos, la cuarta parte de su electricidad. En Francia y Eslovaquia, la energía nuclear representa incluso más de la mitad de la producción total de electricidad.

Seguridad Nuclear

La seguridad nuclear es responsabilidad de toda nación que emplea esta tecnología. El OIEA, mediante el Departamento de Seguridad Nuclear, Tecnología y Física trabaja para proporcionar un marco de seguridad fuerte, sostenible y visible centrado en la protección de las personas, las sociedades y el medio ambiente. Dicho marco proporciona un desarrollo y una aplicación armonizada de las normas, orientaciones y requisitos de seguridad y protección, aunque carece del mandato para hacer cumplir las normas de seguridad dentro de un país.

Chernóbil

En 1986, el accidente de la central nuclear de Chernóbil, en Ucrania, fue el resultado de un diseño defectuoso del reactor en el que trabajaba personal que no estaba debidamente cualificado.

Durante los cuatro años posteriores a ese accidente, las autoridades soviéticas decidieron enfrentarse a las consecuencias de la explosión a nivel nacional. Sin contar con apoyo soviético, las Naciones Unidas y sus asociados buscaron formas de proporcionar ayuda de emergencia, las cuales incluían una evaluación de la seguridad nuclear y de las condiciones medioambientales de la zona contaminada, así como un diagnóstico de los diferentes problemas de salud pública derivados del accidente.

Después de la catástrofe de Chernóbil, se intensificó la cooperación internacional en el ámbito de la seguridad nuclear: se desarrollaron y adoptaron cuatro convenciones internacionales de seguridad, dos Códigos de Conducta, unos principios fundamentales de seguridad y una serie de Normas de Seguridad del OIEA reconocidas a nivel mundial. Las Normas de Seguridad del OIEA reflejan un consenso internacional sobre lo que implica asegurar un nivel alto de protección para las personas y el medio ambiente contra los efectos nocivos de la radiación ionizante.

Fukushima

En marzo de 2011, la central nuclear de Fukushima sufrió graves daños debido a un fallo en su equipamiento tras el gran terremoto de magnitud 9,0 en el Japón oriental y el devastador sunami que generó. Esta catástrofe fue el mayor accidente nuclear civil desde el accidente de Chernóbil en 1986. La central dañada liberó importantes cantidades de material nuclear, por lo que decenas de miles de personas tuvieron que ser evacuadas. Como resultado, se activó de inmediato el Centro de Respuesta a Incidentes y Emergencias de la OIEA, que reunió a un equipo de expertos en seguridad nuclear, en respuesta de emergencia y en protección radiológica. El Centro recogió y analizó datos e informó con regularidad tanto a los Estados Miembros de la OIEA y a las organizaciones internacionales, como a los medios de comunicación y al público en general.

Tres meses después, la OIEA convocó una Conferencia Ministerial sobre Seguridad Nuclear . Se allanó así el camino para conseguir el apoyo unánime al Plan de Acción sobre Seguridad Nuclear de la OIEA, redactado por los Estados Miembros de la OIEA en septiembre de 2011. Desde entonces, este plan ha fomentado la colaboración internacional para mejorar la seguridad nuclear a nivel mundial.

Diez años después de este accidente nuclear, Japón decidió verter al mar el agua tratada y almacenada en la central nuclear de Fukushima Daiichi, decisión que fue bien recibida por el Director General de la OIEA, Rafael Mariano Grossi.

En 2023, la OIEA finalizó una revisión de seguridad del plan de Japón. Según el informe, el proyecto es consistente con las normas internacionales de seguridad pertinentes y los vertidos de agua tratada tendrían un impacto radiológico insignificante en las personas y el medio ambiente. La revisión de seguridad de la OIEA continuará durante la fase de descarga, y la agencia proporcionará monitoreo en vivo en línea en su sitio web desde la instalación de descarga.

Tratado sobre la No Proliferación de las Armas Nucleares (TNP)

En el marco del Tratado sobre la No Proliferación de las Armas Nucleares (TNP)   de 1968, la OIEA lleva a cabo inspecciones in situ para garantizar que los materiales nucleares se usan únicamente con fines pacíficos. Antes de la guerra de Iraq de 2003, los inspectores tuvieron un papel clave en el descubrimiento y eliminación de los programas de armas prohibidas y capacidades de Iraq. En 2005, la organización y su Director General, Mohamed El Baradei recibieron el Premio Nobel de la Paz "por sus esfuerzos para evitar que la energía nuclear se utilice con fines militares y para asegurar que la energía nuclear con fines pacíficos se emplee de la manera más segura posible".

Conferencia de Desarme de las Naciones Unidas

La Conferencia de Desarme de las Naciones Unidas , el único foro de negociación multilateral sobre desarme, elaboró el Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares que se adoptó en 1996. Este Tratado ha sido firmado por 187 países y ratificado por 177, incluidos dos Estados poseedores de armas nucleares: Francia y el Reino Unido.

Para que entre en vigor, el Tratado debe ser firmado y ratificado por  44 Estados poseedores de tecnología nuclear, ocho de los cuales aún no lo han ratificado: China, Egipto, India, Irán, Israel, República Popular Democrática de Corea, Pakistán y Estados Unidos. Rusia revocó su ratificación en 2023.

Otras oficinas de la ONU sobre desarme o energía nuclear

Existe la Comisión sobre la Utilización del Espacio Ultraterrestre con Fines Pacíficos (COPUOS) , que elaboró ​​los Principios de 1992 sobre el uso de fuentes de energía nuclear en el espacio ultraterrestre.

Además, el Comité Científico de las Naciones Unidas sobre los Efectos de las Radiaciones Atómicas informa sobre los niveles y efectos de la exposición a las radiaciones ionizantes, proporcionando la base científica para las normas de protección y seguridad en todo el mundo.

Terrorismo nuclear

Para tratar el peligro que supone el terrorismo nuclear, las Naciones Unidas elaboraron la Convención sobre la Protección Física de los Materiales Nucleares (Viena, 1980), así como el Convenio Internacional para la Represión de los Actos de Terrorismo Nuclear (2005).

Zonas Libres de Armas Nucleares

El establecimiento de   Zonas Libres de Armas Nucleares (ZLAN) es un enfoque regional para reforzar la no proliferación nuclear y las normas de desarme a nivel mundial, así como para consolidar los esfuerzos internacionales para conseguir paz y seguridad. El artículo VII del Tratado sobre la No Proliferación de las Armas Nucleares (TNP) estipula que "ninguna disposición de este Tratado menoscabará el derecho de cualquier grupo de Estados a concertar tratados regionales a fin de asegurar la ausencia total de armas nucleares en sus respectivos territorios".

Tratados relacionados con las zonas libres de armas nucleares

Los siguientes tratados son la base para los ZLAN ya existentes:

Tratado de Tlatelolco — Tratado para la Proscripción de las Armas Nucleares en la América Latina y el Caribe
Tratado de Rarotonga — Tratado sobre la Zona Desnuclearizada del Pacífico Sur
Tratado de Bangkok — Tratado sobre la Zona Libre de Armas Nucleares de Asia Sudoriental
​​​​Tratado de Pelindaba — Tratado sobre una Zona Libre de Armas Nucleares en África
​​Tratado sobre una Zona Libre de Armas Nucleares en Asia central.

Recursos