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Foto ONU/Pierre Galinier

Plantee las sugerencias de forma positiva

El trabajo en equipo no suele estar exento de dificultades: la diversidad de estilos de trabajo, opiniones y personalidades puede convertirlo en una experiencia muy satisfactoria o, por el contrario, muy frustrante. Las diferencias tienen el potencial de enriquecer la labor de un equipo, pero también de provocar roces entre sus miembros, de ahí que haya que encauzarlas con una estrategia de comunicación constructiva y respetuosa. De lo contrario, pueden ocasionar conflictos y convertir cualquier tarea colectiva en un ejercicio agotador.

Hacer sugerencias de manera constructiva es algo que puede aprenderse. Las sugerencias no deberían hundir a la otra persona, sino animarla a mejorar y a buscar formas de enmendar la situación. En este sentido, pueden ser útiles las siguientes recomendaciones:


1. REFLEXIONE

Pregúntese por qué está planteando la sugerencia. ¿Cuál es su motivación? ¿Es pertinente en ese contexto y contribuirá a cambiar un comportamiento específico? ¿Responde su crítica a un afán competitivo o a una frustración pasajera? En este último caso, pregúntese si realmente hace falta plantearla.

2. PACTE UN MOMENTO ADECUADO

Encuentre una ocasión propicia en la que la otra persona no esté ocupada con sus tareas cotidianas y pueda escuchar sus sugerencias. Pregúntele si puede hablar en privado porque quiere plantearle una sugerencia. Si lo ve conveniente, salgan y busquen un entorno más tranquilo en el que reunirse.

3. DESCRIBA Y EXPLIQUE LA SITUACIÓN

Dígale a la otra persona lo que ha observado. Para ello, describa un comportamiento o una acción que tuvieron lugar en una situación específica. Sea concreto y franco, pero respetuoso. No haga suposiciones sobre la intención o el carácter de la otra persona.

Explique qué consecuencias directas tuvo el comportamiento o la acción de la otra persona en usted o en la labor del equipo. Sea concreto y describa sus pensamientos y emociones. Hable en primera persona y no en segunda: así, evitará que la conversación degenere en un cruce de acusaciones mutuas.

4. CONCEDA TIEMPO A LA OTRA PERSONA

Dele tiempo a la otra persona para que reflexione sobre lo que le ha dicho, haga preguntas y pueda explicarse. Esté abierto también a recibir sugerencias. Lo ideal es que su iniciativa lleve a un diálogo de aprendizaje y comprensión mutuos.

5. NEGOCIE

En lugar de sugerir su propia solución, invite a la otra persona a buscar con usted formas de mejorar la situación que resulten aceptables para ambas partes. En lugar de esperar que su interlocutor cambie a raíz de la conversación, aprovéchela para iniciar un diálogo continuo y definir el tono de una relación de trabajo constructiva y proyectada al futuro.