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Consejo de Seguridad 2011: Recapitulación

Consejo de Seguridad


«Los estados miembros adoptaron 66 resoluciones y emitieron 22 declaraciones de su presidencia, y el número de sesiones aumentó considerablemente respecto al año anterior.»

 

En un año caracterizado por las protestas en masa y otros desafíos a algunos gobiernos arraigados, que a menudo provocaron reacciones violentas, el Consejo de Seguridad continuó enfrentándose en 2011 a la cuestión de la protección de la población civil de acuerdo con la Carta de las Naciones Unidas. Además, el organismo de 15 miembros se ocupó de una gran cantidad de conflictos, del nacimiento de Sudán del Sur, de la solicitud de Palestina para entrar a formar parte de las Naciones Unidas y de otros acontecimientos.

El Consejo adoptó 66 resoluciones —40 de ellas relativas a África— y emitió 22 declaraciones de la Presidencia. Una vez más, se esforzó por lograr el consenso, y solo cinco documentos tuvieron que ser sometidos a voto, aunque dos de ellos referidos a Oriente Medio fueron vetados: uno por Estados Unidos y el otro por China y la Federación de Rusia.

En total, el Consejo convocó 213 sesiones públicas en 2011, un número notablemente mayor que las 182 convocadas en 2010. De aquel número, 115 fueron relativas a África y al establecimiento de ambas repúblicas sudanesas, así como a Libia, escenario de una “Primavera Árabe” que derivó en una guerra civil. También se prestó una gran atención a los acontecimientos en Côte d'Ivoire, donde el anterior presidente rehusó dejar el cargo durante cinco sangrientos meses tras perder las elecciones; y a Somalia, donde se aceleró el cambio tras la retirada de los insurgentes de la capital y las partes interesadas acordaron los planes para la consecución de los objetivos de la transición. En ese país, la atención a la piratería se centró en mejorar la capacidad regional para el enjuiciamiento de los sospechosos mientras el acceso a la ayuda humanitaria por parte de los que padecen hambrunas generalizadas se convirtió en un asunto cada vez más crucial.

Valerie Amos, Secretaria General Adjunta de Asuntos Humanitarios y Coordinadora del Socorro de Emergencia, declaró en mayo que los atentados contra manifestantes y otros civiles en el Norte de África, Oriente Medio y otros lugares a principios del año pusieron de relieve la necesidad de que el Consejo aplicase sus cinco resoluciones destinadas a proteger a los no combatientes. Añadió que los acontecimientos de los meses previos les habían recordado con insistencia la importancia fundamental y permanente que la protección de los civiles tiene en el programa del Consejo.

Sin embargo, el consenso sobre la protección de la población civil se hizo más difícil a medida que los oponentes eran violentamente reprimidos en un número de países cada vez mayor. El primer proyecto de resolución sobre Libia, que se aprobó de manera unánime, se presentó a finales de febrero, y era un llamamiento al fin de la violencia, a la vez que aludía a la Corte Penal Internacional y aplicaba sanciones. El segundo, que establecía una zona de prohibición de vuelos y autorizaba "cualquier medida necesaria" para proteger a la población civil, se adoptó con tan solo 10 votos. La magnitud de la campaña aérea que se puso en marcha desencadenó la polémica por parte de los miembros del Consejo que no habían votado a favor de la resolución, quienes sostenían que tal campaña iba más allá de las disposiciones de la resolución y contribuía a apoyar el cambio de régimen. Otros argumentaban que la campaña dejaba al margen los intentos de la Unión Africana por iniciar el diálogo.

Aunque predominó la cooperación en la creación de una nueva misión de mantenimiento de la paz en Libia, así como a la hora de tomar medidas para liberar activos bloqueados y detener la difusión de armas en el país, al considerar la crisis en el Yemen, se acentuaron las desavenencias sobre cuál debe ser la respuesta del Consejo al derramamiento de sangre en Siria. En cuanto a Côte d'Ivoire, el Consejo aprobó de manera unánime un documento en el que se reafirmaba el mandato de la operación de las Naciones Unidas en el país para proteger por todos los medios a la población civil vulnerable a los atentados. Sin embargo, tras su aprobación, algunos miembros advirtieron de que el personal de mantenimiento de la paz no debía tomar partido en el conflicto.

A finales del año, el Presidente del órgano subsidiario del Consejo para las sanciones a Irán declaró, en una reunión informativa, que también se estaban acentuando las desavenencias sobre la respuesta del Consejo a los preocupantes datos sobre sus actividades nucleares registradas en el último informe del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA).

Por otro lado, el Consejo consiguió llegar al consenso en repetidas ocasiones en otras situaciones clave, incluidas las 29 sesiones públicas sobre el Sudán, en las que se trataron cuestiones como el referendo sobre el Sudán meridional, la admisión del Estado en las Naciones Unidas, la violencia en zonas fronterizas, la necesidad acuciante de resolver asuntos pendientes en los procesos de paz, la necesidad de convencer a todas las partes interesadas de Darfur para que firmen el nuevo Documento de Doha para la Paz y se pusiera fin inmediatamente a los enfrentamientos en esa región del oeste del Sudán asolada por los conflictos. Por ello, el Consejo creó dos nuevas misiones; la Misión de las Naciones Unidas en la República de Sudán del Sur (UNMISS) y la Fuerza Provisional de Seguridad de las Naciones Unidas para Abyei (UNISFA), que se ocupa de la región fronteriza en disputa de Abyei, entre el Sudán y Sudán del Sur.

No se crearon más misiones nuevas en 2011, pero en enero la misión política especial de Nepal, conocida como UNMIN, llegó a su fin. Además, se aplazó la reconfiguración de la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en la República Democrática del Congo (MONUSCO) mientras las milicias siguieron amenazando a la población en el este y se acercaba la fecha de las elecciones nacionales. El Consejo también pospuso los diálogos para crear un misión de las Naciones Unidas que sucediese a la Misión de la Unión Africana en Somalia (AMISOM), a la espera de que se instaurase un clima de seguridad apropiado, aunque las esperanzas aumentaron tras algunos acontecimientos positivos en materia de seguridad y política. El componente policial y militar de la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití (MINUSTAH) se redujo a los niveles anteriores al terremoto, a la vez que se siguió prestando atención a la recuperación, el cólera y las tensiones electorales.

Los tribunales penales internacionales para Rwanda y la ex-Yugoslavia informaron de avances en sus Estrategias de Conclusión, a pesar de las dificultades en la dotación del personal. Con las detenciones del exjefe militar serbobosnio Radko Mladić y del exdirigente de milicias de la Interahamwe Bernard Munyagishari, la conclusión parecía estar más cerca. Sin embargo, la reconciliación en Kosovo y Bosnia y Herzegovina siguió siendo problemática.

El conflicto entre Israel y Palestina siguió estancado pese al gran esfuerzo del Cuarteto diplomático por retomar las negociaciones, el proceso para la admisión de Palestina como Miembro de las Naciones Unidas y el intercambio del soldado israelí prisionero Gilad Shalit por cientos de prisioneros palestinos. En febrero, un documento en el que se declaraba la ilegalidad de los asentamientos israelíes en el territorio palestino ocupado (para muchos, un factor importante en el estancamiento de las negociaciones) no consiguió la aprobación por el veto de Estados Unidos.

En 14 comunicados de prensa, el Consejo condenó atentados terroristas de envergadura en varios países en todo el mundo, y continuó supervisando la aplicación de las resoluciones contra el terrorismo a través de sus organismos subsidiarios. El 2 de mayo, tras la muerte de Osama bin Laden, el Consejo instó a los Estados a mantener la vigilancia e intensificar sus esfuerzos para combatir el terrorismo.

Varios miembros del Consejo, continuando con su práctica de realizar misiones para reunir información de primera mano sobre situaciones clave, visitaron el África subsahariana en mayo, incluidos el Sudán y Sudán del Sur, justo antes de la independencia de este, y Addis Abeba, donde se dialogó sobre la cooperación con la Unión Africana, y también Nairobi (Kenya), donde se centraron en los acontecimientos de la vecina Somalia.

La Asamblea General eligió a Azerbaiyán, Guatemala, Marruecos, Pakistán y Togo para que formasen parte, del Consejo de Seguridad como miembros no permanentes, por un periodo de dos años, desde el 1 de enero de 2012. Sucedieron a Bosnia y Herzegovina, Brasil, Gabón, el Líbano y Nigeria, que dejaron el Consejo el 31 de diciembre de 2011. Colombia, Alemania, India, Portugal y Sudáfrica concluirán sus periodos a finales de 2012. China, Francia, la Federación de Rusia, Reino Unido y Estados Unidos son los miembros permanentes del Consejo de Seguridad.


Este documento informativo ha sido publicado por la Dependencia de Información al Público del Departamento de Información Pública, Naciones Unidas. Este no es un documento oficial. Únicamente tiene fines informativos. La información fue obtenida del comunicado de prensa SC/10518 Disponible en inglés, de fecha 12 de enero de 2012.


El contenido de esta página es una traducción no oficial, elaborada con la participación de la Facultad de Traducción de la Universidad de Salamanca.