Alrededor del mundo, la gente está saliendo a las calles para protestar el encarecimiento de la vida y las injusticias, ya sean reales o percibidas. Creen que la economía, tal como está planteada, no les favorece y, en algunos casos, tienen razón. El singular enfoque en el crecimiento, sin importar su verdadero costo y sus consecuencias, está dando lugar a una catástrofe climática, a la pérdida de confianza en las instituciones y a la falta de fe en el futuro.