“Salvemos Tuvalu; salvemos el mundo”.
Este es el clamor que escuché en mi reciente visita a Tuvalu, una de las paradas que hice en mi viaje por el Pacífico para conocer la primera línea de la emergencia climática mundial.
Me desplacé hasta allí para mostrar solidaridad con quienes sufren los peores efectos del cambio climático y llamar la atención sobre las innovadoras medidas que se están tomando en la región para mitigarlos.