
Para todo el personal
Apoyar a un compañero
A continuación se ofrece información sobre cómo reconocer cuándo una persona puede estar desarrollando una afección de salud mental y cómo prestarle apoyo
¿Está dispuesto a ayudar a un compañero que lo necesite y sabe cómo hacerlo? Hablar con alguien sobre su bienestar, especialmente si está atravesando dificultades personales, puede parecer complicado. Quizá haya mantenido conversaciones de este tipo anteriormente. A continuación se presentan algunas sugerencias.
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A) Si un compañero de trabajo quiere hablar con nosotros
- Propóngale hablar en un espacio que otorgue privacidad, sin computadoras ni teléfonos y a resguardo de interrupciones. Muéstrese cercano y empático en sus respuestas verbales y no verbales.
- Deje claro de cuánto tiempo dispone para hablar. Ofrezca continuar con la conversación en otro momento si se siente cómodo con la idea. Trace un plan específico si está abierto a ello.
- Reflexione sobre cómo mantendrá la calma y la concentración.
- Mire a su compañero a los ojos al hablar, a menos que eso le haga sentir incómodo.
- Deje que su compañero cuente las cosas a su ritmo.
- Escuche activamente, es decir, deje a un lado sus opiniones y propuestas para prestar atención plena a la otra persona.
- Aliente a la otra persona a que se exprese, haciendo preguntas abiertas como “¿Qué pasó entonces?”.
- Cuando alguien está angustiado, puede mostrarse confuso o distraído. Puede resultar útil recapitular lo que haya oído contar a su compañero antes de dar por concluida la conversación. Es probable que, así, la persona se sienta escuchada y aliviada.
- Recuerde que su papel no es solucionar el problema de su compañero. Quizá se le ocurran medidas prácticas que la persona puede adoptar, pero muchas veces no hay una solución sencilla. Normalmente, la disposición a dedicar tiempo de escucha es más valiosa que cualquier consejo.
- Es importante no sentirse desbordado y priorizar el propio bienestar y autocuidado. Adopte medidas para que su compañero obtenga apoyo también en otras personas; lo mejor, tanto para usted como para su compañero, es que pueda dar un paso atrás cuando lo necesite. Si se siente “atrapado” por las necesidades de su compañero o abrumado por sus problemas, o si cree que carga con una responsabilidad excesiva sobre su bienestar, ha llegado el momento de que el compañero consulte a un profesional.
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B) Hablar con un compañero que nos preocupa
- Si le preocupa el bienestar de un compañero que no parece estar buscando ayuda, tenga en cuenta que es importante contar con su consentimiento y buena disposición.
- Si aborda a la persona en cuestión, hágalo con delicadeza y no empiece la conversación haciendo preguntas directas como: “¿Te encuentras bien como para estar trabajando?”.
- Los comentarios directos, como “no tienes buena cara” o “me preocupas”, pueden poner a su compañero a la defensiva.
- Empiece preguntando si quiere un café o qué planes tiene para esa tarde o el fin de semana.
- Como en el caso anterior, tenga en cuenta el momento y el lugar en que quiere entablar una conversación.
- Pregúntese si es la persona más indicada para hablar con su compañero, en función de la receptividad que observe.
- Prepárese para dar seguimiento a esa primera conversación y sea claro a la hora de organizar otras.
- Como se ha indicado anteriormente, asegúrese de administrar adecuadamente sus propios sentimientos y reacciones. Si llega un punto en que cree que su compañero debería consultar con un profesional, coménteselo y aliéntelo a que dé el paso.
- El objetivo no es hacer las veces de terapeuta, sino ayudar al compañero a entender que puede ser útil hablar con un Consejero. No es aconsejable ser amigo y Consejero a la vez.