La activista medioambiental Ashley Lashley lidera el movimiento denominado HEY (del inglés, Jóvenes Respetuosos con la Salud y el Medio Ambiente), una campaña en el que trabaja con jóvenes de todo el Caribe para ayudar a fomentar estilos de vida sostenibles y comprender las repercusiones del cambio climático en nuestra salud, y en la de nuestro planeta.  

«La salud de nuestra gente y de nuestro medio ambiente están interconectadas. Creo que la riqueza de nuestra nación depende de la salud de nuestro medio ambiente y de nuestra gente», afirma esta joven de 22 años que se convirtió en Defensora de la Juventud de UNICEF en 2021 con el fin de promover cuestiones de desarrollo social como la salud y el medio ambiente, especialmente entre los niños y los jóvenes.

«Los espacios que apreciamos y disfrutamos con nuestros amigos y familiares, por ejemplo, o los puertos, las escuelas o nuestros centros cívicos, también corren el riesgo de desaparecer por completo tal y como los conocemos», comenta Ashley, que es de Barbados, una de las numerosas islas del Caribe afectadas por la crisis climática de forma desproporcionada, a pesar de ser responsables de menos del 1 % de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero. 

«Entonces, ¿cómo podemos esperar un planeta más sano cuando muchos de nuestros niños o jóvenes están expuestos a al menos un peligro climático y medioambiental que está creando entornos increíblemente difíciles para que puedan vivir, jugar, prosperar y, en definitiva, sobrevivir?

La Organización Mundial de la Salud se refiere al cambio climático como la mayor amenaza para la salud a la que se enfrenta la humanidad. Importantes preocupaciones para la salud como la contaminación atmosférica, los fenómenos meteorológicos extremos, el estrés térmico, la inseguridad alimentaria, las enfermedades y las presiones sobre la salud mental (que se calcula que matan innecesariamente a 13 millones de personas al año) son algunos de los muchos efectos de las emisiones de gases de efecto invernadero y del cambio climático. 

«Esta lucha por la justicia climática no afecta únicamente a nuestro entorno físico, sino que también repercute negativamente en la salud mental de nuestros niños y jóvenes», añade Ashley.

Los datos más recientes del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) con respecto a los impactos, la adaptación y la vulnerabilidad indican que los problemas de salud mental, como la ansiedad y el estrés, aumentarán con el calentamiento global, sobre todo en el caso de niños, jóvenes y ancianos, así como de aquellas personas con problemas de salud subyacentes. 

Estas condiciones suelen estar asociadas al aumento de las temperaturas, a los traumas provocados por los fenómenos meteorológicos y climáticos extremos, así como a la pérdida de medios de subsistencia y de cultura, especialmente en las comunidades, los países y las regiones más vulnerables al cambio climático. 

En la actualidad, la subida del nivel del mar supone una amenaza existencial para las islas pequeñas. En aquellos lugares de muy reducida altitud, la subida extrema del nivel del mar, que ha venido ocurriendo aproximadamente una vez por siglo, se producirá con mayor frecuencia de aquí a 2050. El clima y las condiciones meteorológicas extremas, como huracanes e inundaciones, están provocando cada vez más desplazamientos en estas zonas. Y la gente está alcanzando el límite de su capacidad de adaptación al cambio climático.

«Los efectos que el cambio climático está teniendo en nuestras vidas y medios de subsistencia, así como en nuestras economías y nuestros países por extensión, nos están afectando gravemente. Estamos convencidos de que la comunidad internacional debe prestar un apoyo mucho mayor a los pequeños Estados insulares en desarrollo y ayudarnos a ser más resistentes al clima y a adaptarnos mejor al impacto que la crisis climática supone para nuestras vidas», afirma Ashley. 

Pero las islas pequeñas no solo se encuentran en la primera línea del cambio climático, sino que también están a la vanguardia de la acción climática. Países como Barbados están decididos a suministrar energía a sus islas por completo con energía renovable y alcanzar las cero emisiones de carbono para 2030. Aceptan el reto diario a pesar de la tormenta.

«Nos encontrarnos en primera línea y, al fin y al cabo, no podemos depender por completo de otras personas para que actúen por nosotros, sino que debe surgir del propio individuo ayudar a evitar esta crisis climática en el mundo y en nuestras regiones», añade Ashley. 

«Mi mensaje de esperanza es no tirar la toalla. Cada día, millones de personas en todo el mundo actúan en favor de nuestro medio ambiente. Todos y cada uno de nosotros tenemos un papel que desempeñar para evitar la crisis climática. Y solo tenemos que actuar unidos. Tenemos que unir nuestras manos y trabajar al unísono para garantizar que nuestra situación en esta crisis climática pueda evitarse. Pero no podemos hacerlo solos, sino que necesitamos un esfuerzo conjunto para crear un movimiento global a fin de evitar la crisis climática».

«El poder del cambio empieza por nosotros».

 

Entrevista disponible en inglés