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Esclavos de una deuda perpetua

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Narración

Alrededor de unos 1.200 pescadores de Tamil Nadu, estado en el sur de la India, se consideraban a sí mismos esclavos. Todos debían dinero a prestamistas, la mayoría por deudas que habían heredado de sus padres.

Barathi Dasan heredó una deuda de 50.000 rupias —unos 800 dólares—.

Después de pasar más de 12 horas al día pescando en el mar, entregaba toda su captura a los prestamistas para pagar los intereses de la deuda.

Bharathi cuenta que los prestamistas estaban aliados con los comerciantes locales para deliberadamente fijar el precio del pescado por debajo del valor del mercado.

No le permitían vender su pesca a otros compradores, ni que saldara su deuda después de alguna gran captura, condenándolo así a vivir permanentemente endeudado.

«Nos encontrábamos en una situación muy difícil y hasta llorábamos. A pesar de poder pescar, no teníamos una vida feliz y tranquila porque no nos pagaban el precio del pescado».

Tras el tsunami en 2004, la situación empeoró. La embarcación y las redes de Barathi quedaron destruidas, y él y su esposa, Durga Lakshmi, se vieron asfixiados por la deuda.

«No teníamos dinero con el que pagar nuestros gastos, así que tuvimos que pedir otro préstamo con intereses. Si nuestra hija enfermaba, teníamos que llevarla al hospital; y si no teníamos dinero, teníamos que pedirlo prestado. Era todo un sufrimiento».

Todo cambió cuando un vecino de Bharathi, Murugaiyan Manivannan, se enteró de que los pescadores en una aldea cercana habían formado una sociedad para la comercialización del pescado, que les había permitido saldar colectivamente sus deudas. Fue a ver cómo funcionaba y cuando regresó, convenció a Bharathi y a otros 90 pescadores de que se unieran. Por fin, lograron tener cierto poder de negociación y convencieron a los dirigentes de la aldea para que les ayudaran a vender el pescado al mejor postor. A partir de entonces, los comerciantes corruptos desaparecieron.

«Como individuos, no hubiéramos conseguido echar a esos comerciantes, pero, al actuar en grupo, fueron ellos mismos los que se retiraron».

El siguiente paso fue saldar todas las deudas con los prestamistas. Para ello, contaron con el apoyo de un proyecto local establecido inicialmente para ayudar a los pescadores a recuperarse tras el tsunami. Pero Vikram Kapur, responsable del proyecto, se dio cuenta de inmediato de que la deuda impedía a los pescadores mantener unos ingresos sostenibles.

«Era clave liberarlos de esa deuda para que pudieran vender su pesca al mejor precio».

El proyecto, respaldado por el Fondo Internacional de la ONU para el Desarrollo Agrícola, saldó las deudas de los pescadores con los prestamistas. (9) Ahora los pescadores deben reembolsar el dinero a las sociedades y cada día se designan subastadores para vender el pescado al mejor postor.

«Antes éramos como esclavos. Ahora tenemos libertad para vender. Todos sentimos lo mismo. Ahora obtenemos un buen precio por nuestro duro trabajo. Y eso sólo es posible gracias a nuestra unidad».

Barathi ha pescado mucho hoy y está feliz con el precio obtenido en la subasta. Al cobrar, un porcentaje del dinero lo dedica a pagar su deuda y un seguro. Incluso tras estas deducciones, sus ingresos son un 30% más elevados y puede enviar a sus hijos a una escuela privada. En sólo un año, ha liquidado la deuda que heredó y ha sacado un nuevo préstamo para comprar más redes.

«Fui liberado de una vida de esclavitud. Me siento muy feliz. Ahora estoy tranquilo».

Hasta ahora, este proyecto ha colaborado con más de 30 sociedades de comercialización de pescado y ha liberado de sus deudas a más de 1.100 pescadores. A medida que surjan más sociedades, más pescadores de estas costas compartirán pronto ese sentimiento de liberación de Bharathi.

Este reportaje ha sido producido por Joanne Levitan para las Naciones Unidas.

8 de mayo de 2014

Un grupo de pescadores del sur de la India se convirtieron en esclavos de una deuda que nunca podían pagar y que, muchas veces, pasaba de padres a hijos. Organizados en una cooperativa y, ayudados por las Naciones Unidas, ahora se han deshecho de ella.

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