Elizabeth Wathuti, Líder Juvenil del Fondo Verde para el Clima y fundadora de la Green Generation Initiative, hace un llamamiento por la solidaridad y la compasión en los esfuerzos por abordar las crecientes crisis climáticas y ecológicas del mundo.

Las resueltas palabras de la activista keniana del clima Elizabeth Wathuti en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático celebrada en Glasgow en el 2021 instando a los líderes mundiales a abrir sus corazones a aquellos que sufren los devastadores efectos del cambio climático resonaron con fuerza en todo el mundo. De pie, frente a miles de participantes (muchos de ellos con poder y recursos para actuar), habló sobre la dura realidad a la que se enfrentan más de dos millones de kenianos, sin suficiente alimento a causa de la deforestación y los desastres provocados por el cambio climático, como las sequías e inundaciones.

“La mayoría de las cosas que están sucediendo en el mundo ahora mismo se deben a que hemos elegido poner los beneficios por encima de las personas y del planeta”. 

“Pero, si podemos lograr que todos, en todo el mundo, valoren y amen la naturaleza y garantizar que lo hacemos desde el fondo de nuestros corazones y nuestras almas, podemos cambiar mucho en el mundo en muy poco tiempo”, sostenía.

Elizabeth creció en una de las áreas más boscosas de Kenya. África alberga casi una quinta parte de los bosques del mundo pero, cada año, la deforestación destruye cerca de tres millones de hectáreas de la masa forestal del continente. A día de hoy, la creciente repercusión del cambio climático hace cada vez más difícil revertir la pérdida de bosques y la degradación de las tierras a lo largo del continente y del mundo.

“El mundo natural que mis amigos y yo conocíamos de niños comenzó a cambiar delante de nuestros ojos. Los arroyos ya no fluyen con el mismo caudal y los árboles que habíamos plantado en la niñez, en algún momento... Recuerdo internarme en ese hermoso bosque y encontrarme con troncos y tocones, en lugar de árboles imponentes. Porque por aquel entonces, cuando éramos niños y plantábamos árboles, creíamos que volvería. En unos años, habría un bonito bosque. Pero, al final, parece que en realidad a la gente no le importaba mucho ese bonito bosque”.

Los bosques absorben un tercio de las emisiones mundiales de dióxido de carbono que calientan el planeta. Combaten el cambio climático, mitigan el efecto de tormentas e inundaciones y proporcionan comida, agua, cobijo y trabajo a muchas comunidades. Sin embargo, perdemos 12 millones de hectáreas de bosques cada año a causa de la deforestación, una de las principales fuentes de emisiones a nivel global. 

Eliminar las emisiones ocasionadas por la deforestación e incrementar la eliminación de carbono mediante el fomento de la repoblación de bosques y la restauración del paisaje puede reducir las emisiones globales netas hasta en un 30 %, y, a lo largo de la próxima década, los bosques podrían suponer hasta un 50 % de las medidas de mitigación rentables disponibles.

En 2016, Elizabeth fundó la Green Generation Initiative, una iniciativa impulsada por jóvenes que tiene por objetivo abordar los problemas medioambientales mediante la educación, el cultivo de árboles para generar impacto, la promoción y el activismo. Su determinación era empoderar a las comunidades, especialmente a los niños y jóvenes, para encontrar soluciones a la crisis climática y ecológica.

“Se trata del futuro de la humanidad. Se trata de garantizar que el mundo actual sea habitable”.

“Si no tomamos medidas reales, no haremos justicia a las personas afectadas por la crisis en estos momentos, no haremos justicia a los niños y a las personas cuyas vidas y medios de subsistencia dependen de las decisiones que se están tomando ahora mismo”, apuntaba Elizabeth.

En la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de Glasgow, 141 países acordaron poner freno y revertir la pérdida de masa forestal y la degradación de las tierras para 2030. El compromiso, que incluye una financiación de 19.200 millones de dólares, supone un paso histórico por la naturaleza. Ahora, los compromisos se transforman en hechos. 

“El continente africano no solo es el más afectado por la crisis climática, también es donde hay más soluciones en marcha, y son los jóvenes y los grupos de mujeres a los que sigue afectando dicha crisis quienes llevan las riendas”. 

“Las personas corrientes no se quedan de brazos cruzados compadeciéndose de sí mismas, sino que trabajan por encontrar soluciones”. 

“Lo mejor que puede hacer el mundo es contribuir a estas soluciones, ampliarlas y asegurarse de que estas sean las historias que se cuentan, historias de resiliencia, pero también historias que hagan saber al mundo que estamos haciendo todo lo posible [y] que necesitamos que todos los demás hagan lo que se supone que deben hacer. Necesitamos a los líderes mundiales, quienes tienen todos los recursos, la capacidad y todo lo necesario para hacer mucho más de lo que está haciendo la gente sobre el terreno, para intensificar los esfuerzos y hacer lo que esté en su mano, para trabajar con ahínco y hacer lo que hay que hacer,” añadía. 

Los beneficios de la conservación y restauración forestal son incontables. Los bosques proporcionan una serie de servicios ecosistémicos cruciales, sin los que la vida en nuestro planeta no sería imposible, tal y como advierte el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente. Además, albergan la biodiversidad que sustenta dichos servicios, entre los que se incluyen la mitigación del cambio climático, la regulación del agua, los beneficios culturales y la producción de alimentos, combustible y fibras.

No solo eso, las posibles ganancias son inmensas: invirtiendo 30.000 millones de dólares en la lucha contra la deforestación, podemos obtener ganancias por valor de 2,5 billones de dólares en productos y servicios ahorrados. Las inversiones focalizadas en el ámbito forestal también pueden generar millones de trabajos.

 “Para conseguirlo todo, necesitamos que todos se involucren”. 

“Creo que las personas que de verdad entienden la importancia de este trabajo tienen que seguir presionando a los demás. Necesitamos más activistas climáticos a bordo, necesitamos que más gente que se preocupa por el planeta se una a este movimiento y asegurarnos de que todo el mundo asuma su responsabilidad, porque esto también tiene que ver con cambiar el sistema, con la responsabilidad individual”, subrayaba.

“No es fácil conseguir que alguien pase a la acción. Para hacer lo que hay que hacer, la capacidad y voluntad de actuar deben venir de nuestro interior, y necesitamos saber cómo llegar a la gente y motivarla para tomar verdaderas medidas. Si llegamos a una mayoría de gente que realmente lo entienda y lo sienta así, seremos las personas que empujen a los líderes a actuar”.

“Esa clase de poder popular es lo que va a marcar una diferencia enorme y real en el mundo actual”.

 

Entrevista disponible en inglés: