Memoria del Secretario General sobre la labor de la Organización: III. Fortalecimiento de la Organización

© ONU/Isaac Billy

Durante el período examinado, la Asamblea General realizó avances importantes para revitalizar su labor, con el apoyo de la Secretaría cuando resultó pertinente. Por ejemplo, llevó adelante las elecciones de miembros no permanentes del Consejo de Seguridad y miembros del Consejo Económico y Social, introdujo innovaciones en el proceso de selección de mi sucesor y mejoró su interacción con la sociedad civil. Prosiguieron las negociaciones intergubernamentales sobre la reforma del Consejo de Seguridad, a pesar de que el conjunto de los miembros no ha logrado dar con una fórmula que satisfaga a todos. Entretanto, la Secretaría siguió modernizando y perfeccionando los servicios de conferencias prestados a los Estados Miembros por medios que incluyen el uso de nuevas tecnologías para mejorar la puntualidad y la calidad de la documentación multilingüe.

Durante el período sobre el que se informa se hizo un uso igualmente intensivo de la tecnología y las plataformas multilingües, tanto tradicionales como digitales, en las actividades de divulgación con fines de información pública, al objeto de difundir los logros y las actividades de la Organización, en particular la aprobación de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y el Acuerdo de París sobre el cambio climático. Los actos destinados a conmemorar el 70º aniversario de la Organización se sucedieron durante todo el año. Las diversas celebraciones del aniversario ayudaron a la Organización a conectar con las comunidades de todo el mundo a nivel local y popular y a generar un mayor apoyo para las Naciones Unidas y su labor.

Tras un decenio de reforma exhaustiva de la gestión, la Secretaría está ahora en condiciones de funcionar como una organización mundial moderna, eficiente e integrada. A través de Umoja, el nuevo sistema de planificación de los recursos institucionales, los procesos operativos se han estandarizado y automatizado en todas nuestras operaciones mundiales. Esto nos ofrece la oportunidad de examinar la actuación institucional, de simplificar y racionalizar los procesos y de consolidar la fragmentada estructura administrativa de la Secretaría. Con la esperanza de fortalecer la gestión de los recursos que los Estados Miembros nos confían, mi propuesta de un nuevo modelo mundial de prestación de servicios está en proceso de elaboración y se presentará a la Asamblea General en su septuagésimo primer período de sesiones.

El 1 de enero de 2016 se puso en marcha el nuevo sistema de selección del personal y movilidad planificada, empezando con POLNET (red de asuntos políticos, de paz y humanitarios). Este sistema proporciona a la gestión de recursos humanos un enfoque más estratégico y general, a la vez que permite crear una fuerza de trabajo mundial adaptable y con unas aptitudes y una experiencia diversificadas. Se ha avanzado mucho en las iniciativas encaminadas a reducir la fragmentación de los recursos de tecnología de la información y las comunicaciones, lo que a su vez aumenta la capacidad de la Organización para prestar apoyo al funcionamiento de Umoja y cumplir las normas y mejores prácticas en materia tecnológica. También se han realizado avances en la modernización del entorno de trabajo. La primera fase para implantar un lugar de trabajo flexible comenzó en enero de 2016.

Durante mi mandato se estableció el sistema interno de administración de justicia, que forma parte de la estructura de rendición de cuentas de la Organización. La Asamblea General respaldó un sistema que, entre otras cosas, garantiza que tanto administradores como funcionarios estén obligados a responder de sus actos. El informe de un grupo independiente y mis observaciones sobre su evaluación del sistema son objeto de informes separados que se presentarán a la Asamblea para que los examine en el septuagésimo primer período de sesiones.

La gestión de los riesgos institucionales es una parte fundamental de mi visión de una Secretaría reforzada, ya que facilita la adopción eficaz de decisiones estratégicas en toda la Organización y estimula un diálogo saludable entre los directivos superiores sobre cuestiones fundamentales, en un entorno cada vez más complejo e incierto. Tras la evaluación de riesgos realizada en toda la Secretaría, la Organización está adoptando medidas para mitigar los principales riesgos estratégicos a que está expuesta la Organización en esferas como la estructura orgánica, la transformación institucional, la planificación estratégica y la asignación presupuestaria, la seguridad, la financiación extrapresupuestaria y la gestión conexa, la estrategia de recursos humanos y la gestión y rendición de cuentas al respecto.

Uno de los principales riesgos a que se enfrenta la Organización es el actual entorno de seguridad. Las mejoras en las prácticas y políticas de gestión de la seguridad han resultado eficaces para contener el número víctimas: desde 2011 se han contabilizado menos muertes de funcionarios como consecuencia de la violencia, a pesar del creciente número de ataques dirigidos contra las Naciones Unidas. Sin embargo, además de las elevadas pérdidas de personal uniformado mencionadas en el párrafo 37, lamentablemente 15 miembros del personal civil perdieron la vida como resultado de actos violentos, sobre todo a causa de la delincuencia y los desórdenes públicos. La Organización también ha puesto especial empeño en reforzar el cumplimiento de su obligación de proteger al personal desplegado en entornos de alto riesgo, y en equilibrar este objetivo con la ejecución de los programas y los mandatos fundamentales de las Naciones Unidas. En el contexto mundial, la Organización está decidida a buscar respuestas eficaces y coordinadas integrando todos los recursos de seguridad de la Secretaría en el Departamento de Seguridad y mejorando la colaboración con los Gobiernos receptores a fin de reforzar la seguridad del personal de las Naciones Unidas y obligar a rendir cuentas a quienes cometan delitos contra dicho personal.

Alianzas

Las Naciones Unidas vienen reconociendo desde hace tiempo el poder de las alianzas como elemento específico de su labor. En ellas no solo deben participar los Gobiernos, sino también las empresas, las fundaciones filantrópicas privadas, las organizaciones internacionales, la sociedad civil, los grupos de voluntarios, las autoridades locales, los parlamentos, los sindicatos, los institutos de investigación y el mundo académico. Los acuerdos con interesados múltiples han dado buenos resultados porque superan a las alianzas tradicionales en cuanto a la cantidad de recursos disponibles, la eficacia con que estos se utilizan y la coherencia política y operativa. Estas alianzas pueden servir para encauzar iniciativas y compromisos, y su éxito dependerá de la asignación de funciones y responsabilidades y de la existencia de una rendición de cuentas clara. El modelo de alianza entre interesados múltiples ha demostrado ser un mecanismo prometedor para compartir cargas, catalizar la acción y conseguir que todos los agentes pertinentes intervengan en la solución de problemas concretos.

Las alianzas de interesados múltiples son fundamentales a la hora de aplicar la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. La colaboración con el sector empresarial está resultando especialmente importante. A través de nuestra principal iniciativa para movilizar al sector privado (el Pacto Mundial de las Naciones Unidas), más de 8.000 empresas están fomentando las prácticas comerciales sustentadas en principios y promoviendo los objetivos de las Naciones Unidas. La mayoría de las empresas encuestadas afirmaron conocer los Objetivos de Desarrollo Sostenible, y una mayoría similar se declaró dispuesta a implementarlos en su plan de actividades. Está surgiendo una tendencia clara: las organizaciones empresariales, incluidos los inversores, empiezan a tener conciencia de sí mismos como agentes interesados y legítimos en la agenda de desarrollo sostenible en sentido amplio. El Acuerdo de París sobre el cambio climático señala otro hito en nuestra colaboración constante con la comunidad empresarial internacional, y también ofrece nuevas oportunidades de asociación y cooperación entre las Naciones Unidas y las empresas sobre esta cuestión tan urgente a escala mundial.

Es esencial promover la integridad y la responsabilidad de las Naciones Unidas en su colaboración con el sector privado. Las directrices revisadas sobre la cooperación entre las Naciones Unidas y las empresas servirán de marco fundamental para asegurar que la participación del sector privado sea coherente y transparente durante la aplicación de la Agenda 2030 y el Acuerdo de París. Estas Directrices sobre un Enfoque de la Cooperación entre las Naciones Unidas y el Sector Empresarial basado en Principios también hacen referencia a los Principios Rectores sobre las Empresas y los Derechos Humanos, y en ellas se enuncian con claridad los requisitos relativos a la transparencia y a la rendición de cuentas por parte de los interesados.