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Secretario General Ban Ki-Moon

Memoria del Secretario General sobre la labor de la Organización

H. Fiscalización de drogas, prevención del delito y lucha contra el terrorismo internacional en todas sus formas y manifestaciones

En la capital de Liberia, Monrovia, los oficiales de la Policía Nacional, en colaboración con la Policía de la ONU, se especializan para enfrentarse a delitos de alto perfil, situaciones de rehenes y terrorismo. Foto UNMIL / Christopher Herwig

En la capital de Liberia, Monrovia, los oficiales de la Policía Nacional, en colaboración con la Policía de la ONU, se especializan para enfrentarse a delitos de alto perfil, situaciones de rehenes y terrorismo. Foto UNMIL / Christopher Herwig

El terrorismo internacional pasó a ocupar el primer lugar en la agenda internacional en el pasado año, acaparando una mayor atención del Consejo y de los titulares de noticias en todo el mundo y, lo que es más doloroso, cobrándose más vidas que nunca antes. Me he visto en la tesitura de tener que condenar repetidamente actos brutales perpetrados contra civiles inocentes por una nueva generación de grupos terroristas transnacionales. Con demasiada frecuencia, no obstante, también consideré necesario recordar que si no se abordaban las condiciones que propiciaban el terrorismo, se creaban entornos en los que los grupos extremistas resultaban atrayentes, y que las respuestas que no respetaban los derechos humanos socavaban los valores más preciados y podían contribuir inadvertidamente a la radicalización. Continué abogando por unas actividades de lucha contra el terrorismo en que se respetaran todas las obligaciones que imponía el derecho internacional.

La falta de solución para el conflicto de la República Árabe Siria generó un entorno que facilitó las acciones del EIIL y los grupos asociados a Al-Qaida. El primero se ha extendido desde el Iraq y la República Árabe Siria y plantea una amenaza para la paz y la seguridad regionales e internacionales. Mientras tanto, en Libia, la prolongación del caos y el conflicto proporcionó un terreno fértil para la organización de grupos extremistas violentos y sus ataques, y los grupos radicales locales fueron intensificando su adhesión a las redes terroristas internacionales. En Somalia, pese a los avances en las operaciones militares conjuntas de Somalia y la Unión Africana apoyadas por las Naciones Unidas, el grupo Al-Shabaab plantea una amenaza creciente para toda la región, y prueba de ello fue la matanza atroz de 147 estudiantes de la Universidad de Garissa perpetrada en Kenya el 2 de abril.

Estos sucesos ponen de manifiesto los límites de los enfoques convencionales de la lucha contra el terrorismo, que han sido reactivos y se han centrado en la seguridad y las operaciones militares, y nos recuerdan una vez más la necesidad de concentrarse en el pilar I de la Estrategia Global de las Naciones Unidas contra el Terrorismo (resolución 60/288 Documento PDF de la Asamblea General), relativo a las medidas para hacer frente a las condiciones que propician el terrorismo, así como el problema más amplio del extremismo violento en los planos local, nacional, regional y mundial. Las Naciones Unidas tomaron medidas en este período para abordar estos nuevos problemas con una serie de resoluciones históricas, como la resolución 2178 (2014) Documento PDF del Consejo de Seguridad relativa a los combatientes terroristas extranjeros y la lucha contra el extremismo violento; la revitalización de los grupos de trabajo del Equipo Especial sobre la Ejecución de la Lucha contra el Terrorismo; y la asignación de nuevos recursos para el Centro contra el Terrorismo que está intensificando la creación de capacidad. Se ha comenzado a trabajar en un plan de acción para prevenir el extremismo violento, que presentaré a la Asamblea General en su septuagésimo período de sesiones.

Las presencias de las Naciones Unidas sobre el terreno también ayudaron a afrontar la dimensión transfronteriza del terrorismo, la delincuencia organizada y la corrupción. Nuestras oficinas regionales en África Central y Occidental han apoyado a los gobiernos y las organizaciones subregionales afectadas por los efectos de la insurgencia de Boko Haram en los países de la región de la Cuenca del Lago Chad. En África Central, apoyamos la puesta en marcha de estrategias contra el terrorismo y de control de armas pequeñas y armas ligeras, y habida cuenta de que la caza furtiva y el tráfico ilícito de especies de fauna y flora silvestres han contribuido a financiar las actividades de grupos armados como el Ejército de Resistencia del Señor, los ex-Seleka en la República Centroafricana y las milicias janjaweed del Sudán, apoyamos a la Comunidad Económica de los Estados de África Central en el establecimiento de un plan de acción regional de emergencia contra la caza furtiva. También ayudamos a desarrollar una estrategia regional amplia contra la piratería en el Golfo de Guinea, la región de África más afectada por la piratería y el robo a mano armada en el mar, y continuamos combatiendo la piratería en la costa de Somalia para lograr que no haya ningún buque ni ningún marinero en manos de piratas somalíes. En Túnez apoyamos las reformas para reforzar la seguridad fronteriza y prevenir la delincuencia transnacional a lo largo de las fronteras porosas. En la región de Asia y el Pacífico, las Naciones Unidas prestaron apoyo a la Asociación de Naciones de Asia Sudoriental en cuestiones como la seguridad marítima, la lucha contra el extremismo violento y la delincuencia transnacional. Además hubo dos diálogos políticos de alto nivel sobre la lucha contra el terrorismo con la Unión Europea.

Las Naciones Unidas también continuaron ayudando a los Estados Miembros a consolidar sus capacidades de respuesta mediante la ratificación y aplicación de instrumentos jurídicos internacionales, entre los que se cuentan 19 instrumentos jurídicos internacionales contra el terrorismo y la Convención de las Naciones Unidas contra la Corrupción Disponible en inglés, que ahora tiene 175 Estados partes. El año pasado se adhirieron a la Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada Transnacional Disponible en inglésc otros diez países y territorios. También se brindó asistencia técnica especializada y para la creación de capacidad a funcionarios de los sistemas de justicia penal y orden público en temas relacionados con la reforma de la justicia penal y en ámbitos especializados de la lucha contra el terrorismo, como los flujos financieros ilícitos, la financiación del terrorismo y la utilización de internet para fines terroristas, los combatientes terroristas extranjeros, los secuestros para obtener rescates, la recuperación de activos robados y las respuestas al terrorismo acordes con las normas de derechos humanos.

Las conexiones entre el tráfico de drogas, el crimen organizado, la corrupción y el terrorismo son cada vez más diversas y sofisticadas, y fomentan la inseguridad y la inestabilidad política en todo el mundo. Desde el Afganistán hasta África Occidental y Central y, más recientemente, en el Oriente Medio, África Septentrional y África Oriental, estos vínculos son cada vez más evidentes. Los trágicos sucesos derivados del tráfico ilícito de migrantes que tiene lugar en el Mediterráneo y el mar de Andamán han puesto aún más de relieve la responsabilidad compartida de los Estados en la respuesta a estos problemas. La Organización proporcionó conocimientos empíricos sobre la evolución de los mercados de drogas, la dinámica de la delincuencia organizada y la naturaleza y magnitud de la violencia, informando a los gobiernos y proporcionándoles información aplicable para ayudarlos a preparar respuestas apropiadas y eficaces.

A nivel mundial, los principales informes sobre el problema mundial de las drogas, la trata de personas, los homicidios y las drogas sintéticas ayudaron a centrar los debates sobre políticas al respecto. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año mueren unas 200.000 personas por consumo de drogas y unos 27 millones de personas en el mundo sufren trastornos relacionados con el uso de drogas. Según las estimaciones de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito Disponible en inglés, la OMS, el Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/SIDA y el Banco Mundial, de las personas que se inyectan drogas, 1,7 millones están infectadas con el VIH y 6,6 millones con el virus de la hepatitis C. Muchas más mueren a causa de la violencia que genera el narcotráfico. La Organización, en particular a través del grupo de trabajo del sistema de las Naciones Unidas sobre delincuencia organizada transnacional y el narcotráfico, ha continuado apoyando a los Estados Miembros en los preparativos del período extraordinario de sesiones de la Asamblea General sobre el problema mundial de las drogas que se celebrará en 2016, y se aseguró de que en él se examinará el asunto desde una perspectiva basada en la salud y el bienestar al tiempo que se ofrece un espacio multilateral eficaz para abordar las causas verdaderas de la producción y el tráfico de drogas y la delincuencia organizada transnacional conexa. El período de sesiones proporcionará una valiosa oportunidad para intercambiar de forma integral e inclusiva ideas y lecciones aprendidas sobre los aciertos y desaciertos en la lucha contra el problema mundial de las drogas. Las Naciones Unidas abogan por un reequilibrio de la política internacional en materia de drogas a fin de acordar mayor importancia a la salud pública, los derechos humanos, la prevención, el tratamiento y la atención, y los aspectos económico, social y cultural.

La Organización continuó esforzándose por integrar las cuestiones relacionadas con la prevención de la toxicomanía y el tratamiento de la drogodependencia, la prevención del VIH y el tratamiento y la atención de los infectados y, en estrecha coordinación con la OMS, ensayó programas para asegurar la disponibilidad de medicamentos analgésicos en los países con bajos niveles de acceso.