26 de julio de 2022
 

El 29 de abril de este año se celebró el vigesimoquinto aniversario de la entrada en vigor de la Convención sobre la prohibición del desarrollo, la producción, el almacenamiento y el empleo de armas químicas y sobre su destrucción (la Convención sobre las armas químicas), y la creación de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ) como organismo encargado de aplicar la Convención.

La Convención sobre las armas químicas es un tratado internacional, multilateral, cuyo objetivo principal es excluir completamente la posibilidad de que se utilicen armas químicas, con tolerancia cero. Su existencia es el resultado de un decidido esfuerzo internacional que se remonta al siglo XVII, cuando Francia y Alemania prohibieron el uso de balas envenenadas.

La Convención también es el producto de más de una década de negociaciones diplomáticas que empezaron en 1980. así como de años de activismo por parte de académicos, la sociedad civil, la industria y los gobiernos. Se abrió para la firma en París, en 1993, fecha que marcó la culminación de un exhaustivo proceso multilateral. Fue un logro histórico en el ámbito del desarme. Por primera vez, los Estados acordaron que nunca, bajo ninguna circunstancia, desarrollarían, producirían, adquirirían, acumularían, transferirían o utilizarían armas químicas, y que destruirían de manera verificable sus arsenales.

El proceso de destruir los arsenales de armas químicas declaradas a la OPAQ finalizará pronto. Sin embargo, los acontecimientos globales actuales han puesto de manifiesto que evitar el resurgimiento de las armas químicas es un punto que tendrá que estar siempre en el orden del día.

Si miramos hacia atrás ¿qué se ha conseguido?

Los logros de la OPAQ en los últimos 25 años son claros, concretos y permanentes. A día de hoy, han ratificado la Convención 193 países, lo que significa que el 98 por ciento de la población mundial queda cubierta por su protección. Además, más del 99 por ciento de todas las reservas de armas químicas declaradas se han destruido de forma irreversible y verificable. Se espera que el último Estado con armas químicas que es parte de la Convención finalice la destrucción de su arsenal en 2023. Asimismo, bajo la supervisión de la OPAQ se ha progresado significativamente en la destrucción de las armas químicas abandonadas durante la Segunda Guerra Mundial.

El director general de la OPAQ, Fernando Arias, en el seminario del 25º aniversario de la Convención sobre las armas químicas, celebrado en las oficinas centrales de la OPAQ en La Haya, el 20 de mayo de 2022. OPAQ

Además, la OPAQ sigue avanzando en el abordaje de otro reto: reducir el riesgo de que sustancias químicas peligrosas caigan en manos equivocadas. Cada día, la industria química, en pleno apogeo, utiliza grandes cantidades de sustancias químicas peligrosas de "doble uso" para fines pacíficos y totalmente legítimos. En este contexto, la OPAQ ha realizado hasta la fecha unas 4232 inspecciones en industrias en más de 80 Estados parte para garantizar que la producción de estas sustancias químicas se utilice únicamente para fines autorizados.

Más allá de sus actividades en materia de desarme y no proliferación, la OPAQ apoya los usos pacíficos de la química con toda una amplia gama de programas prácticos para la cooperación internacional. Se trata de actividades para fortalecer la legislación nacional así como programas de formación para perfeccionar las competencias del personal de primera intervención en caso de emergencia química y gestión, mejorar los conocimientos de los funcionarios de aduanas y aumentar la preparación para una mejor protección contra sustancias químicas tóxicas.

Los logros de la OPAQ no pasan desapercibidos. En 2013, la Organización recibió el Premio Nobel de la Paz por sus "grandes esfuerzos para eliminar" las armas químicas. 

Un cuarto de siglo después de abrir sus puertas, la OPAQ todavía tiene por delante algunos retos formidables. La respuesta de la Organización a esos retos está modelando su presente y definirá su futuro.

Retos actuales y futuros: evitar el resurgimiento de las armas químicas

En la última década, el mundo ha sido testigo de violaciones de la norma mundial contra el uso de armas químicas en Iraq, Malasia, Rusia, la República Árabe Siria y el Reino Unido.

Los incumplimientos más atroces y difundidos han tenido lugar con el uso de armas químicas en Siria. La adhesión de Siria a la Convención contra las Armas Químicas en 2013 generó una tarea especial pero inacabada. Ya hace nueve años que la OPAQ tiene sobre la mesa el expediente de armas químicas en Siria, y es preocupante que el tema todavía no se haya cerrado.

Los especialistas de la OPAQ se forman para estar siempre preparados para responder si se utilizan armas químicas. 6 de abril de 2022. OPAQ

En todas esas situaciones, la OPAQ ha pasado a la acción. En el caso de Siria, los Estados parte, mediante decisiones de los órganos de decisión de la OPAQ, han exigido firmemente a Siria que resuelva su incumplimiento de declarar y destruir todas sus armas químicas y sus instalaciones de producción de armas químicas. La Secretaría de la OPAQ sigue implementando los mandatos que ha recibido a través de esas decisiones.

Otros incidentes recientes, como el intento de envenenamiento de la familia Skripal en Salisbury, Reino Unido, en 2018 y el de Alexei Navalny en 2020 también son profundamente preocupantes. La Secretaría de la OPAQ proporcionó asistencia técnica al Reino Unido y a Alemania para confirmar la identidad de los agentes químicos que se usaron en los incidentes.

Estos casos de uso de armas químicas ponen de relieve otra cuestión también inquietante: la posible adquisición y el uso indebido de sustancias químicas tóxicas por parte de actores no estatales. Se ha podido documentar, por ejemplo, que ISIL desplegó armas químicas en Siria e Iraq en varias ocasiones. Para abordar esta amenaza, la OPAQ ha fomentado el intercambio de información y de experiencia entre los Estados miembros para contrarrestar los peligros que suponen los actores no estatales.

La industria química de todo el mundo ha crecido, tanto en número de plantas construidas como en sofisticación técnica, y eso aporta nuevos riesgos. En concreto, la gestión de sustancias peligrosas a lo largo de su ciclo de vida presenta un reto adicional. Por lo tanto, la finalidad debe ser evitar que esas sustancias se desvíen para causar daño a las personas, a infraestructuras y al medioambiente en todas las fases de su proceso: investigación, desarrollo, producción, comercialización y transporte, almacenamiento y uso.

Para abordar esta cuestión, nuestra primera línea de defensa sigue siendo el fortalecimiento de la implementación de la Convención a nivel nacional. Los Estados parte son responsables de promulgar y aplicar la legislación necesaria conforme a sus procesos constitucionales. Este esfuerzo requiere la implicación activa y el compromiso de varios actores e instituciones nacionales, como el Parlamento y el poder judicial, así como de los ministros de Asuntos Exteriores, Defensa, Interior, Comercio, Industria y Ciencia entre otros. Con sus programas de ayuda y cooperación, la Secretaría de la OPAQ apoya a los Estados parte en este esfuerzo.

Oficinas Centrales de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ) en La Haya, Países Bajos. 30 de abril de 2015. OPAQ

Estar a la altura del progreso científico y tecnológico

Al mismo tiempo, la OPAQ está a la altura de la impresionante velocidad del desarrollo científico y tecnológico, fortaleciendo constantemente las capacidades de su personal para garantizar que puedan cumplir sus mandatos de forma eficiente y efectiva.

El nuevo Centro de Química y Tecnología de la OPAQ, que se está construyendo actualmente en la periferia de La Haya, será una parte integral de este esfuerzo. El Centro, que recibe el apoyo de la mayoría de los Estados miembros de la OPAQ. nos permitirá llevar a cabo investigaciones, análisis y formación, y facilitar una gran variedad de actividades de asistencia y cooperación internacional de cara a implementar mejor la Convención.

Se espera que la construcción del Centro acabe a finales de 2022, y que la instalación se pueda inaugurar en la primavera de 2023. El Centro será un testimonio del compromiso de la comunidad internacional para contribuir a la paz y la seguridad, y una demostración de que la Secretaría de la OPAQ ha seguido cumpliendo su mandato a pesar de las dificultades ocasionadas por la pandemia.

De cara al futuro: todas las partes interesadas deben desempeñar su papel

El éxito de la OPAQ en los últimos 25 años es el resultado de la dedicación y el esfuerzo de sus Estados miembros, su personal y otros socios.

Aunque los retos son importantes, la norma principal contra el uso de las armas químicas ha permanecido sólida. El tabú es sólido y universal.

Pero debemos permanecer vigilantes y, si es necesario, dispuestos a actuar para abordar cualquier violación presunta o probada de la norma.  

Hoy en día, existen temores y amenazas de uso de armas de destrucción masiva, incluidas las armas químicas, en Ucrania. Debe recordarse que los 193 Estados miembros de la Convención, incluida la Federación Rusa y Ucrania, se han comprometido de forma solemne y voluntaria a cumplir sus obligaciones de forma estricta.

El espíritu de colaboración y cooperación multilateral que permitió la entrada en vigor de la Convención sobre las armas químicas hace un cuarto de siglo sigue siendo muy fuerte, y es esencial que todas las partes interesadas —incluidos los gobiernos, la sociedad civil, los académicos, la industria química y toda la comunidad internacional— sigan desempeñando su papel.


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