Como en otras partes del mundo, el COVID-19 ha tenido importantes repercusiones sanitarias, económicas y políticas en toda Asia Sudoriental, y está golpeando más a los más vulnerables.

La pandemia ha puesto de relieve profundas desigualdades, deficiencias en la gobernanza y el imperativo de seguir una vía de desarrollo sostenible.

Y ha traído nuevos desafíos, incluso para la paz y la seguridad.

Las medidas de contención han ahorrado a Asia Sudoriental el grado de sufrimiento y trastorno que se observa en otros lugares.

Los gobiernos actuaron rápidamente para combatir la pandemia y evitar sus peores efectos, y ha habido una sólida cooperación regional en múltiples sectores.

Desde que empezó la crisis, las Naciones Unidas vienen apoyando las actividades de respuesta y recuperación.

La región tiene mucho que hacer, pero dispone de capacidades extraordinarias.

Estamos entregando suministros médicos, apoyando los programas de protección social, ayudando a los migrantes que regresan y haciendo frente al aumento de la violencia contra las mujeres y los niños.

En adelante, habrá cuatro áreas decisivas en los planes de recuperación de la región.

En primer lugar, hacer frente a la desigualdad de ingresos, en la atención de la salud y en la protección social, tanto con medidas de estímulo a corto plazo como con cambios en las políticas a largo plazo.

En segundo lugar, cerrar la brecha digital para no dejar a las personas ni a las comunidades atrás en este mundo cada vez más conectado.

En tercer lugar, ecologizar la economía para crear los puestos de trabajo del futuro y descarbonizar las economías que aún dependen demasiado del carbón y otras industrias del pasado.

En cuarto lugar, defender los derechos humanos, proteger el espacio cívico y promover la transparencia, objetivos intrínsecos de toda respuesta eficaz.

En esos esfuerzos es imperioso fomentar la igualdad entre los géneros, hacer frente a los aumentos de la violencia de género y centrarse en las mujeres en todos los aspectos de la recuperación económica y los planes de estímulo.

Eso mitigará los efectos desproporcionados que tiene la pandemia en las mujeres, y es también una de las vías más seguras hacia una recuperación sostenible, rápida e inclusiva para todos. La situación actual está llevando a la recesión y a tensiones sociales.

Ya se ha incrementado el discurso de odio y se han paralizado distintos procesos políticos, con lo cual varios conflictos de larga data han quedado estancados y se van agravando.

  Todos los gobiernos de la subregión han apoyado mi llamamiento en favor de un alto el fuego internacional, y cuento con que todos los países de Asia Sudoriental traduzcan ese compromiso en un cambio considerable sobre el terreno.

La región tiene mucho que hacer, pero dispone de capacidades extraordinarias.

Las Naciones Unidas respaldan firmemente su alianza con los países de Asia Sudoriental, y seguiremos apoyando los esfuerzos por encaminar a la región para que alcance los Objetivos de Desarrollo Sostenible y por construir un futuro pacífico para todos.

Muchas gracias.