27 junio 2013

En el mes de marzo de 2000, el entonces Secretario General de las Naciones Unidas, Kofi Annan, publicó su informe titulado "Nosotros los pueblos: la función de las Naciones Unidas en el siglo XXI", en el que se enumeraban los grandes desafíos a los que se enfrenta el mundo. En el informe se presentaba un plan de acción, cuyos objetivos eran reducir a la mitad la cantidad relativa de personas que viven en la pobreza extrema para 2015, garantizar la educación básica a todos los niños y reducir un 25% las tasas de infección por el VIH para 2010. El mensaje clave del Informe del Milenio del Secretario General era que el bienestar de las personas en todo el mundo es una responsabilidad común. En un mundo interdependiente, ninguna nación es una isla y las trayectorias de las personas están interrelacionadas. La situación actual, en la que la mayoría de la población mundial vive en la pobreza y la minoría en la abundancia, no sólo es injusta, sino que a la larga es insostenible.


Liberarse de la miseria y liberarse del temor son derechos fundamentales que debemos hacer valer todos juntos. En la Cumbre del Milenio, celebrada en septiembre de 2000 en Nueva York, se abordaron en profundidad el informe del Sr. Annan y las cuestiones relacionadas con el mismo. Esta histórica reunión fue presidida conjuntamente por Namibia y Finlandia, y yo tuve el honor de asistir en calidad de copresidente, conjuntamente con Sam Nujoma, Presidente de Namibia. La Cumbre brindó una oportunidad única para buscar maneras de responder a los desafíos mundiales e idear formas de lograr un mundo más justo. Para Finlandia y la Unión Europea era importante que se pudieran acordar objetivos ambiciosos, concretos y viables, que orientarían al sistema de las Naciones Unidas en su conjunto en las operaciones de mantenimiento de la paz y la seguridad, así como en el apoyo a las actividades de desarrollo de los Estados Miembros en un mundo globalizado. La Unión Europea subrayó la necesidad de situar la erradicación de la pobreza en el centro de las actividades en pro del desarrollo. Además de la responsabilidad de cada país sobre su propio desarrollo, se necesitará asistencia económica internacional.


En la Declaración del Milenio, los Estados Miembros reconocieron que la globalización ofrece grandes oportunidades, pero sus beneficios se distribuyen de forma desigual, al igual que sus costos, entre los países y dentro de los mismos. Una tarea a la que se enfrentaban era conseguir que la globalización se convirtiera en una fuerza positiva para todos los pueblos del mundo. La Cumbre también llamó la atención sobre la necesidad de que la sociedad civil participe en mayor medida a la hora de resolver problemas internacionales y de hacer de las Naciones Unidas un sistema multilateral eficaz. El Foro del Milenio, organizado en mayo de 2000, presentó ante la Cumbre la opinión y visión de la sociedad civil sobre el papel de la Organización en el nuevo siglo. En el evento habían participado 1.200 organizaciones no gubernamentales (ONG), que se centraron en diversos temas importantes, incluidos la paz, la erradicación de la pobreza, los derechos humanos, el desarrollo sostenible, los desafíos de la globalización y el fortalecimiento y la democratización de las Naciones Unidas.


En septiembre de 2005 se organizó en Nueva York la mayor Cumbre de las Naciones Unidas hasta el momento, sobre la base de las propuestas formuladas por el Secretario General en su informe, Un concepto más amplio de la libertad: desarrollo, seguridad y derechos humanos para todos, que se presentó, de hecho, como un informe sobre los progresos alcanzados en el quinquenio en el cumplimiento de los objetivos de desarrollo del Milenio. El tema principal de este informe era el triángulo formado por el desarrollo, la seguridad y los derechos humanos. El Sr. Annan deseaba garantizar que los compromisos asumidos para luchar contra la pobreza se pusieran en práctica de forma que dieran resultados, y en este sentido colaboré con él. Las propuestas de la Comisión Mundial sobre la Dimensión Social de la Globalización, elaboradas por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), concitaron el apoyo de la comunidad internacional. Como parte de la consecución de los objetivos de desarrollo del Milenio, se acordó incorporar metas relativas a una globalización justa y un trabajo digno para todos, incluidas las mujeres y los jóvenes, tanto en las políticas nacionales como en las internacionales, así como en las estrategias nacionales de desarrollo. Ahora se reconoce que la promoción del empleo es una política eficaz de lucha contra la pobreza.


La Cumbre Mundial 2005 reafirmó el compromiso de la comunidad internacional con los objetivos de la Declaración del Milenio, y señaló la importancia de los objetivos de desarrollo del Milenio en tanto que marco político común para todo el sistema de las Naciones Unidas. Se concentró especialmente en examinar los progresos realizados en las esferas en que se habían establecido los objetivos cinco años atrás. En el documento final de la Cumbre, aprobado por unanimidad, se enumeraban los progresos logrados en la consecución de los objetivos de desarrollo del Milenio y se confirmaba la asunción de nuevos compromisos para incrementar la financiación pública del desarrollo. Asimismo, se acordaron planes nacionales para promover los objetivos de desarrollo del Milenio. La seguridad, el desarrollo y los derechos humanos, y su interdependencia y relación con las cuestiones de género, constituían la base del documento.


Desde el punto de vista de Finlandia, entre los principales logros cabe mencionar referencias a una globalización justa, un trabajo digno, los derechos de los pueblos indígenas y la igualdad entre los géneros, así como el imperio de la ley-- recientemente se ha potenciado la consecución de este último con la creación de una dependencia en la Secretaría de las Naciones Unidas en Nueva York. Finlandia y la Unión Europea también consideraban prioritarias las decisiones de establecer la Comisión de Consolidación de la Paz y el Consejo de Derechos Humanos. Finlandia fue miembro del Consejo de Derechos Humanos durante su primer año de funcionamiento, y ha desempeñado un papel activo en la Comisión de Consolidación de la Paz a través de la presidencia de la Embajadora Marjatta Rasi en el grupo consultivo del Fondo para la Consolidación de la Paz, así como por medio de su apoyo financiero a dicho órgano. A medida que estas instituciones progresan, las reformas de las Naciones Unidas pueden contribuir notablemente al logro de los objetivos de desarrollo del Milenio, así como fortalecer y promover la condición de las mujeres en la sociedad. Se requieren unas Naciones Unidas más eficaces para lograr un mundo mejor.


A medio camino de su consecución, los objetivos de desarrollo del Milenio han resultado ser un enorme desafío, aunque también han proporcionado una herramienta sumamente valiosa para promover la paz y el desarrollo en el mundo. Los objetivos han propiciado una mayor cooperación entre los distintos agentes del desarrollo, mejorando la coherencia y los resultados de las medidas que han adoptado. Además, los Estados Miembros y otros agentes, como la sociedad civil y el sector privado, han aceptado los objetivos de desarrollo del Milenio como piedras angulares de las medidas que adopten en la esfera del desarrollo a nivel internacional.


Según la mayoría de las evaluaciones internacionales, se han hecho considerables progresos a nivel mundial en relación con los objetivos de desarrollo del Milenio. Podemos estar orgullosos de los resultados positivos que se han producido en determinadas esferas, como la igualdad entre los géneros, el acceso a la atención especializada en el parto y la enseñanza primaria universal. Al mismo tiempo, sin embargo, es evidente que los progresos son insuficientes y desiguales. La mortalidad infantil a nivel mundial, por ejemplo, ha alcanzado mínimos históricos, con todo, es necesario acelerar los progresos para alcanzar la meta de los objetivos de desarrollo del Milenio de reducirla en dos tercios antes de 2015. Será necesario redoblar los esfuerzos, incluyendo considerables aumentos de la financiación, para que la comunidad internacional pueda lograr los objetivos antes de la fecha límite establecida. El sistema de las Naciones Unidas en su conjunto y sus asociados tienen ante sí una importante tarea.


Creo que los objetivos de desarrollo del Milenio aún son viables si aunamos nuestros esfuerzos. No obstante, debemos actuar con urgencia y demostrar nuestro compromiso con las promesas que hemos formulado. Debemos seguir prestando especial atención a África y a los países menos adelantados, como se ha reiterado en diversas ocasiones. Por otra parte, como señaló el Secretario General Ban Ki-moon, la consecución de los objetivos de desarrollo del Milenio exigirá una buena gestión de los asuntos públicos, mayores inversiones públicas, un crecimiento económico, una capacidad de producción reforzada y la creación de trabajo digno. Es importante que todos participen en este esfuerzo internacional: gobiernos, parlamentos, ONGs, el sector privado y las personas.


Estoy convencido de que las medidas que adoptemos nos permitirán alcanzar los objetivos de desarrollo del Milenio. Desde el principio, Finlandia se ha comprometido plenamente con los objetivos de desarrollo del Milenio, que ocupan un lugar central en nuestras políticas de desarrollo y en las políticas de las Naciones Unidas. Estos objetivos también guían nuestras actividades de desarrollo dentro de la Unión Europea. El Consenso Europeo sobre Desarrollo se basa en los objetivos de desarrollo del Milenio, que figuran entre las prioridades de la Unión Europea, así como en las prioridades nacionales de Finlandia para el sexagésimo segundo período de sesiones de la Asamblea General de 2007. En esta iniciativa, es esencial que nuestras aspiraciones se conviertan en logros, a fin de crear un futuro más brillante para todos y transitar de la inseguridad mundial a la responsabilidad mundial.

 

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