La energía sostenible universal debe ser una prioridad máxima para la comunidad mundial. Se lo debemos a los 1.100 millones de personas que todavía viven sin electricidad y a los 2.900 millones de personas que siguen utilizando combustible de biomasa contaminante para cocinar y calentarse. La energía es fundamental para acabar con la pobreza, ya que apoya el crecimiento económico y el progreso en todas las esferas del desarrollo: desde la seguridad alimentaria hasta el agua limpia, pasando por la educación, el empleo y la sanidad.

Cuando las Naciones Unidas declararon el año 2012 “Año Internacional de la Energía Sostenible para Todos”, surgieron una serie de temas que han constituido la base para nuestro trabajo sobre la energía en el Grupo Banco Mundial. Tales temas respaldan asimismo la iniciativa “Energía Sostenible para Todos”, una alianza entre múltiples partes interesadas formada por los gobiernos, el sector privado y la sociedad civil y liderada por las Naciones Unidas. Estamos adaptando la labor del Grupo Banco Mundial al programa de dicha iniciativa para que los países puedan movilizar la financiación y avanzar más rápido hacia el logro de los objetivos establecidos para 2030. Estos objetivos son los siguientes: asegurar el acceso universal a la electricidad y a las soluciones modernas de cocina; duplicar el porcentaje de energía renovable en la matriz energética mundial del 18% al 36%; y duplicar la tasa de eficiencia en la utilización que hacemos de la energía.

La iniciativa “Energía Sostenible para Todos” ha ayudado a poner de relieve las cuestiones relacionadas con la energía, lo que se ha reflejado en la inclusión del Objetivo de Desarrollo Sostenible relativo a la energía (ODS 7) en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, cuya aprobación unánime por la Asamblea General de las Naciones Unidas se ha producido en 2015. El ODS 7 pretende “garantizar el acceso a una energía asequible, fiable, sostenible y moderna para todos”.

INDICIOS PROMETEDORES Y RETOS FUTUROS

El seguimiento de los progresos realizados en el logro de los tres objetivos de la iniciativa “Energía Sostenible para Todos” destaca una serie de tendencias prometedoras. Entre 2010 y 2012, la tasa mundial de electrificación aumentó del 83% al 85%, y 220 millones de personas pudieron acceder a la energía por primera vez. Entre otras tendencias prometedoras, las energías renovables modernas (hidroeléctrica, eólica, solar y geotérmica) aumentaron su porcentaje dentro del consumo energético mundial, desde el 8,4% en 2010 hasta el 8,8% en 2012, mientras que la intensidad energética mundial disminuyó más de un 1,7% anual durante los dos años de seguimiento. Aún así, es necesario acelerar de forma drástica estos logros si queremos cumplir los objetivos. En el caso de las energías renovables, a pesar de los enormes avances impulsados principalmente por la reducción de los costos tecnológicos, deberíamos asistir a un crecimiento anual del 7,5%, lo que supondría un aumento con respecto al 4% de 2012. Es necesario que mejoremos la eficiencia y disminuyamos la intensidad energética mundial al menos un 2,6% anual. Además, las regiones con los mayores déficits de energía —África Subsahariana y Asia Meridional— necesitan nuestra ayuda para mejorar su acceso a la energía.

El Comité de Finanzas de la iniciativa “Energía Sostenible para Todos” ha dejado claro que la tasa actual de inversión en energía renovable no es suficiente para cumplir los objetivos de dicha iniciativa en 2030. La inversión en energía limpia necesita prácticamente triplicarse y aumentar de los actuales 400.000 millones de dólares de los Estados Unidos anuales hasta más de 1 billón de dólares de los Estados Unidos anuales.

Creemos que es posible recaudar esta suma de capital privado, pero los inversores suelen tener recelos a la hora de entrar en nuevos mercados que consideran arriesgados. Ahí es donde asociados como el Banco Mundial pueden resultar decisivos. Al colaborar estrechamente con los gobiernos, ayudamos a reducir los riesgos y a construir instituciones de energía sólidas y fiables. Ello implica también plantear propuestas de inversión en energía capaces de atraer el capital privado y establecer una serie de instrumentos financieros, tales como garantías, que proporcionen a los inversores la confianza que necesitan. En Myanmar, por ejemplo, hemos colaborado con otros asociados para el desarrollo en la realización de un amplio esfuerzo orientado a poner en marcha el Plan Nacional de Electrificación, cuyo costo se había establecido en 700 millones de dólares de los Estados Unidos. Otra de las iniciativas de Grupo Banco Mundial, Scaling Solar, está ayudando a los países de África Subsahariana a desarrollar energía solar a escala de servicio público de forma rápida y barata, en tan solo dos años, mediante una fuente única de servicios financieros y de asesoramiento.

Expansión de los flujos financieros

El Comité de Finanzas de la iniciativa “Energía Sostenible para Todos” ha estudiado y adaptado un diverso abanico de intervenciones para abordar las necesidades divergentes y solapadas de la energía renovable, la eficiencia energética y los proyectos de acceso a la energía. El Comité ha identificado cuatro esferas temáticas que podrían ayudar a expandir los flujos financieros hacia la energía sostenible, tanto en los países miembros de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), como en los mercados emergentes.

Expansión de los bonos verdes: Las instituciones financieras para el desarrollo han creado bonos verdes para la financiación de la energía renovable y la eficiencia energética por valor de alrededor de 20.000 millones de dólares de los Estados Unidos, que suponen aproximadamente dos tercios de todos los emitidos desde 2007. El mercado de bonos verdes puede incrementar rápidamente la inversión en los próximos cinco años. Los inversores reciben plena fe y crédito de la institución financiera para el desarrollo emisora de tales bonos, lo que hace que resulten atractivos para los inversores de la OCDE.

Mecanismos de distribución de riesgos entre las instituciones financieras para el desarrollo y el sector privado: La capacidad de préstamo de las instituciones financieras para el desarrollo no es suficiente para financiar la oportunidad de mercado mundial que supone la energía sostenible. Con los mecanismos adecuados, los inversores institucionales del sector privado podrían proporcionar una fuente de financiación adicional muy necesaria. En concreto, la estructuración de los flujos de efectivo y el empleo de herramientas de mitigación del riesgo de las instituciones financieras para el desarrollo, entre ellas, la mejora de la calidad de los créditos, podrían atraer a los inversores institucionales.

Entre los posibles mecanismos de financiación en cuyo estudio se podría profundizar para canalizar el crédito cabría señalar un mecanismo de inversión conjunta institucional y a cargo de instituciones financieras para el desarrollo orientado a empresas prestatarias de propiedad estatal y prestatarios de proyectos privados en mercados emergentes, o bien un mecanismo mediado por instituciones financieras para el desarrollo orientado a prestatarios de proyectos del sector privado en mercados desarrollados. La mayoría de estos mecanismos se orientarían a los servicios públicos locales o regionales y a los promotores privados en calidad de beneficiarios del préstamo.

Asimismo, los bancos multilaterales de desarrollo pueden enfrentarse a restricciones de capital y de balance general al intentar aumentar sus actividades crediticias relacionadas con la energía sostenible. Una opción que se está contemplando actualmente es vender el inventario de préstamos existente o permitir la “participación” en él, mediante la creación de un grupo diverso de activos que, junto a las ventajas aportadas por una serie de mecanismos de reducción del riesgo, podrían ofrecer garantías de inversión específicamente adaptadas a las necesidades de los inversores institucionales a largo plazo.

Habilitación de nuevas soluciones mediante un seguro: En última instancia, la disminución del riesgo constituye la vía para lograr la máxima reducción del gasto de capital. Los seguros y los productos de garantía pueden desempeñar una función importante en la determinación y gestión de los riesgos del proyecto y pueden asumir un papel cada vez más decisivo si se abordan los riesgos específicos en el proceso de financiación del proyecto.  El Banco Mundial ya ha demostrado su capacidad para lograr resultados satisfactorios con la movilización de más de 31.000 millones de dólares de los Estados Unidos de financiación mediante garantías por valor de 5.900 millones de dólares de los Estados Unidos en proyectos de transformación, principalmente en países calificados como no aptos para la inversión y percibidos como de alto riesgo.

Suma de oportunidades a pequeña escala: Dicha suma abarca un amplio espectro de mecanismos de agrupación financiera que permiten agrupar los proyectos, con la intención de disminuir los costos de financiación totales o, en muchos casos, de captar primero dicha financiación. De este modo, se puede transformar una serie de proyectos pequeños en grandes grupos capaces de reducir los costos de las transacciones y la necesidad de inversores, tanto locales como internacionales, para cumplir los requisitos relativos a la diversificación, la expansión y la garantía de liquidez. Algunos elementos facilitadores de este proceso son, entre otros, las subvenciones y los créditos concedidos en condiciones favorables, así como los estudios de viabilidad y diligencia debida y la asistencia técnica.

CONSEGUIR NUESTRO OBJETIVO

La orientación a todos estos enfoques permitiría canalizar 120.000 millones de dólares de los Estados Unidos de inversión anual progresiva para 2020. Aunque estas recomendaciones no abordan las deficiencias de financiación detectadas, representan oportunidades viables de ampliar los mecanismos de colaboración entre los sectores público y privado y contemplan modalidades innovadoras de distribución de riesgos que incrementarán las perspectivas de movilización de la inversión.

Ayudar a los asociados a aunar esfuerzos para combinar ideas y experiencia es el tipo de efecto catalizador que se pretende acelerar en gran medida a través del ODS 7. Además, la movilización mundial en favor del cumplimiento del ODS 7 aportará beneficios directos que permitirán avanzar en el logro de otros objetivos, especialmente en los ámbitos de la salud, la igualdad de género, el empleo y la educación. Es un momento estimulante para formar parte de una comunidad mundial que busca soluciones realistas a los problemas urgentes del desarrollo. Desde el Banco Mundial, tenemos la confianza de poder lograrlo.