Al conmemorar el Día Internacional de la Abolición de la Esclavitud, debemos reconocer que el legado de la trata transatlántica de esclavos africanos se arrastra hasta el día de hoy, deja secuelas en nuestras sociedades e impide el desarrollo equitativo.

También debemos detectar y erradicar las formas contemporáneas de esclavitud, como la trata de personas, la explotación sexual, el trabajo infantil, el matrimonio forzado y la utilización de niños en los conflictos armados. Según el último informe “Estimaciones mundiales sobre la esclavitud moderna: Trabajo forzoso y matrimonio forzoso”, en 2021 cerca de 50 millones de personas fueron víctimas de este tipo de esclavitud, y esta cifra no ha dejado de crecer.

Los grupos más marginados, como las minorías étnicas, religiosas y lingüísticas, los migrantes, los niños y las personas con identidades de género y orientaciones sexuales diversas, siguen siendo especialmente vulnerables. La mayoría de estas personas vulnerables son mujeres.

En este Día Internacional, insto a los Gobiernos y a las sociedades a que renueven su compromiso con la erradicación de la esclavitud. Hay que hacer más, con la plena participación de todas las partes interesadas, incluidos el sector privado, los sindicatos, la sociedad civil y las instituciones de derechos humanos. También insto a todos los países a que protejan y defiendan los derechos de las víctimas y los supervivientes de la esclavitud.