Las remesas familiares no solo son la principal fuente de ingresos de los hogares, sino que representan una parte sustancial del producto interno bruto en muchos países de ingreso bajo y mediano. Las remesas mundiales, cuyo monto es tres veces superior al de la asistencia oficial para el desarrollo, contribuyen a reducir la pobreza, a mejorar la salud y la educación, y a promover la igualdad de género.
El tema de este año, “Recuperación y resiliencia mediante la inclusión digital y financiera”, pone de relieve una prioridad urgente. Casi la mitad de la población mundial carece de acceso a Internet y la COVID-19 ha agravado la brecha digital.
Debemos acelerar nuestros esfuerzos para que todo el mundo tenga conexión en línea, y al mismo tiempo invertir en herramientas digitales y en la inclusión financiera para todos. El costo de las remesas debe acercarse a cero para ayudar a las familias a gestionar eficazmente sus obligaciones.
La guerra en Ucrania también está afectando a las remesas y agravando la crisis generalizada del costo de la vida. Teniendo en cuenta que los países están reorientando la asistencia para el desarrollo que solían proporcionar y utilizando esos fondos para atender necesidades inmediatas, es fundamental que se proteja la función y el pago de las remesas. Ello contribuirá a aumentar la resiliencia, impulsar el crecimiento económico y fomentar la inclusión social.
En este Día Internacional de las Remesas Familiares, renovemos el compromiso asumido en los Objetivos de Desarrollo Sostenible de no dejar a nadie atrás.