Hace 30 años las Naciones Unidas se reunieron para formular una promesa a los niños y niñas de todo el mundo.
Por primera vez, la Convención sobre los Derechos del Niño estableció un compromiso mundial vinculante respecto a los derechos inherentes a cada niño y niña.
Todos los países reconocieron la vulnerabilidad particular de los niños y niñas y se comprometieron a proporcionarles alimentos, atención sanitaria, educación y protección.
Desde entonces ha habido avances.
La mortalidad infantil se ha reducido en más de la mitad y ha disminuido el retraso del crecimiento en todo el mundo.
Sin embargo, millones de niños y niñas siguen viéndose afectados por la guerra, la pobreza, la discriminación y las enfermedades.
En todo el mundo, los niños y niñas nos están demostrando su fortaleza y su liderazgo promoviendo un mundo más sostenible para todos.
Al conmemorar el 30º aniversario de esta convención histórica, insto a todos los países a que cumplan su promesa.
Aprovechemos los avances que hemos conseguido y volvamos a comprometernos a poner a los niños y niñas primero.
Para cada niño o niña, todos los derechos.