ONU Bienvenidos a las Naciones Unidas. Son su mundo.

Secretario General Ban Ki-Moon

Memoria del Secretario General sobre la labor de la Organización

Introducción

Las banderas en la sede de las Naciones UnidasEn los setenta años transcurridos desde que las Naciones Unidas fueron concebidas, el mundo ha cambiado profundamente y cada vez más rápido. Han surgido nuevos desafíos y también nuevas oportunidades. Los niveles sin precedentes de interconexión significan que nuestros problemas son cada vez más comunes. Pero también lo son las soluciones. La información, las ideas, la tecnología, el dinero y las personas traspasan las fronteras como nunca antes. Lo hacen también la delincuencia, la contaminación, las armas, los estupefacientes y las enfermedades. El mayor acceso a la tecnología tiene un enorme potencial para lograr un cambio positivo, pero también para crear inestabilidad. Capacidades que antes pertenecían solamente a los Estados están cada vez más en manos de particulares y grupos privados. Estas tendencias han alterado fundamentalmente la realidad para miles de millones de personas, transformando las modalidades de desarrollo y la naturaleza misma de la seguridad. Los desafíos que enfrentamos han cambiado drásticamente, al igual que los medios para responder a ellos.

La mayoría de estos cambios han dado lugar a mejoras en la condición humana, pero aún hay demasiadas personas que no han sentido esa sensación de progreso y esperanza en su vida cotidiana. Las poblaciones de los países ricos y pobres por igual se sienten inquietas ante la pobreza, el desempleo, la desigualdad, la degradación ambiental y la indiferencia de las instituciones. La generación de jóvenes más grande que haya conocido el mundo ansía tener oportunidades, empleo, una voz en las decisiones que les afectan, e instituciones y dirigentes que respondan a sus necesidades. Quieren saber que las instituciones nacionales e internacionales están de su lado y son capaces de aprovechar las oportunidades de un mundo en constante cambio.

Los Estados Miembros han reconocido la necesidad de adaptar la Organización a esa nueva realidad, de modo que pueda seguir contribuyendo de manera positiva a la vida de las personas. Al mismo tiempo, los principios fundamentales consagrados en la Carta de las Naciones Unidas siguen siendo tan válidos como el día de su firma. Más que nunca, la gente necesita una organización universal que aúne a todos los Estados Miembros en la consecución de los cuatro objetivos generales que se señalan en nuestro documento fundacional: la paz, los derechos humanos, la justicia y el progreso económico y social.

La labor de las Naciones Unidas durante el pasado año ilustra claramente estas tendencias a largo plazo. Las consultas sobre el marco para el desarrollo después de 2015 incluyeron a voces de todo el mundo y reflejaron la interconexión de los problemas sociales, económicos y ambientales y la necesidad imperiosa de servir a las personas a la vez que se protege el planeta. La Declaración de la Reunión de Alto Nivel de la Asamblea General sobre el Estado de Derecho en los Planos Nacional e Internacional, Disponible en inglés aprobada el 24 de septiembre de 2012, afirmó la importancia del estado de derecho en los tres pilares de nuestra labor. El tercer año consecutivo de desastres naturales que han provocado más de 100.000 millones de dólares en daños, incluidos daños a la Sede de las Naciones Unidas como consecuencia de la tormenta Sandy, nos ha hecho reflexionar sobre lo que nos puede deparar el futuro si no nos tomamos en serio el problema del cambio climático. En el Sahel, millones de personas siguieron padeciendo los efectos corrosivos de la delincuencia organizada transnacional, la escasez de recursos y la inestabilidad política. Los Estados Miembros se dirigieron a las Naciones Unidas para elaborar una estrategia que pueda hacer frente a las diversas fuentes de inestabilidad y reunir a los diversos agentes nacionales, regionales e internacionales necesarios para responder con eficacia. En la República Democrática del Congo, un nuevo acuerdo marco y un esfuerzo conjunto de las Naciones Unidas, el Banco Mundial y todos los países de la región tienen por objeto abordar las causas profundas de la repetición de los ciclos de violencia y llevar la paz, la justicia y el desarrollo a la población de ese país, que sufre esa situación desde hace mucho tiempo.

Trágicamente, la muerte de cerca de 100.000 sirios y el desplazamiento de millones de ciudadanos más fueron, y son, una mancha en nuestra conciencia colectiva y un sombrío recordatorio de que los costos de la guerra se miden no solo por el número de vidas perdidas, sino por las economías e infraestructuras destruidas, los valiosos lugares históricos arrasados, la ruptura de los frágiles vínculos sociales y la desestabilización de toda una región, lo cual puede tener consecuencias duraderas. Espero que pronto podamos encontrar una solución duradera que permita a la población de la República Árabe Siria iniciar el largo proceso de recuperación y reconstrucción. De manera más general, los Estados Miembros y otras personas con influencia deben actuar de manera más rápida y decidida para prevenir la represión y la violencia y responder ante esa situación; no podemos permitirnos ser inmunes a estos hechos. Por nuestra parte, el sistema de las Naciones Unidas ha elaborado un plan de acción para responder más eficazmente a las violaciones graves de los derechos humanos, sobre la base de la experiencia adquirida a raíz de nuestros fracasos en casos anteriores.

Habiendo conmemorado recientemente el décimo aniversario del atentado contra la sede de las Naciones Unidas en Bagdad, reconocemos cada vez más que el mundo cambiante en que vivimos se ha vuelto en cierta medida más peligroso para nuestro propio personal. Más de 75 colegas dieron su vida en acto de servicio el último año. Las Naciones Unidas se comprometen a seguir presentes allí donde seamos necesarios, con arreglo a los valores y principios de la Carta, los mandatos que nos han encomendado los Estados Miembros y las esperanzas y expectativas que millones de personas en todo el mundo depositan en nosotros. Pero debemos hacerlo de manera responsable y con el debido reconocimiento de los riesgos que ello conlleva.

En el presente informe se exponen los esfuerzos de la Organización para responder a estos numerosos desafíos, dando prioridad a las ocho esferas de trabajo definidas por la Asamblea General en el marco estratégico para el bienio. A través de mi Programa de Acción Quinquenal y los contactos periódicos con la Asamblea General, el Consejo de Seguridad y otros órganos legislativos, trabajé para asegurar el cumplimiento efectivo de los mandatos y para centrar la atención en las esferas en que la acción colectiva puede resultar más eficaz.