El Secretario General Ban Ki-moon afirma que "las operaciones de mantenimiento de la paz acaparan la mayor parte de las crecientes demandas".

En la actualidad, la labor de mantenimiento de la paz alcanza niveles sin precedentes. Mientras hablamos, hay unos 100.000 hombres y mujeres, entre personal militar, policial y civil, repartidos por todo el mundo en 18 misiones. Esta expansión puede verse desde dos puntos de vista: el hecho de que varios conflictos estén tocando a su fin puede considerarse una buena señal; no obstante, plantea un tremendo reto no solo para la Secretaría, sino también para los Estados Miembros, que deben facilitar los recursos, los efectivos militares y el compromiso político necesario para el éxito de esas 18 misiones.
¿Cuáles son las principales prioridades del Departamento de Operaciones de Mantenimiento de la Paz para el año 2007?
Nuestra prioridad es fortalecer el proceso de reforma para lograr una mayor integración y un apoyo mayor y más eficaz a nuestras operaciones de paz, dado que la ventaja comparativa de las Naciones Unidas es la combinación de las fuerzas armadas, la policía y todo tipo de apoyo en el mundo entero. También son prioritarias determinadas misiones en las que hay mucho en juego. En 2006 conseguimos un gran logro con la celebración de las primeras elecciones de las últimas décadas en la República Democrática del Congo, un país devastado por la guerra en el que por primera vez hay esperanza. Nuestro deseo para este año es consolidar este hito, cuya importancia es inmensa no solo para la población de la República Democrática del Congo, sino para toda África: éste es un gran reto al que queremos hacer frente con éxito en 2007. En segundo lugar, cabe mencionar la permanente tragedia de Darfur, que analizamos en el contexto más amplio de lo que ya se ha conseguido en el Sudán, donde hemos realizado avances reales para poner fin al mayor conflicto del continente africano: el conflicto norte-sur. En el sur del Sudán hay en marcha una gran operación de mantenimiento de la paz, operación en la que tenemos que seguir centrados para no poner en peligro los avances logrados hasta la fecha. Estamos trabajando con la Unión Africana para dar paso a una nueva situación en la que sea posible un esfuerzo conjunto para acabar con este conflicto. Otra prioridad es la situación en Kosovo, que, pese a la devastación sembrada por la violencia, ha recuperado la estabilidad gracias al amplio apoyo de las Naciones Unidas, pero donde es evidente que la situación aún debe evolucionar. Las negociaciones sobre el futuro estatuto de Kosovo están en marcha, lideradas por el ex Presidente de Finlandia, y en los próximos meses este proceso centrará los esfuerzos diplomáticos. Para nosotros, el reto es conducir a las Naciones Unidas, que han asumido responsabilidades concretas, a otra fase en la que la Organización pueda desconectarse y marcharse de un Kosovo que goce de una paz duradera y, como esperamos, tenga unos cimientos sólidos para la reconciliación.
Los mandatos de algunas misiones van a concluir pronto, ¿van a ampliarse estos mandatos?

Como es bien sabido, cada mandato es objeto de una exhaustiva revisión por parte del Consejo de Seguridad. En el ámbito del mantenimiento de la paz, nos sentimos muy satisfechos cuando podemos dar por cerrada una misión, porque, teniendo en cuenta todas las demandas que recibimos, creemos que, para tener éxito en nuestras actividades en este ámbito, debemos desplegarnos con la mayor rapidez posible; por ejemplo, el refuerzo de la misión en el Líbano el pasado verano fue un ejemplo de un despliegue extraordinariamente rápido. Acabamos de cerrar una misión en Burundi y también cerramos una en Sierra Leona hace más de un año. Este año tenemos situaciones en las que sólo están en marcha misiones de consolidación de la paz y no misiones de mantenimiento de la paz. Por supuesto, está la situación de Kosovo, donde esperamos que se produzca una evolución fundamental; pero, aparte de ese caso concreto, tenemos que ser prudentes. Es peligroso marcharnos prematuramente.
¿Qué medidas se han tomado para mejorar la capacidad de reacción rápida?

Hemos tomado varias medidas. En primer lugar, hemos establecido en Brindisi (Italia) una base con existencias para el despliegue estratégico, lo que nos permite acceder de forma inmediata al equipamiento esencial que necesitamos para las operaciones de mantenimiento de la paz. De esta forma, disponemos ya de un equipamiento que tardaríamos varios meses en adquirir. En segundo lugar, hemos logrado un avance esencial respecto a determinadas capacidades fundamentales, y me refiero en este caso a la policía. Estamos poniendo en marcha una capacidad policial permanente, un equipo formado por funcionarios de policía con experiencia en una serie de ámbitos específicos, que estará preparado para acudir allí donde exista una necesidad inmediata. La tercera faceta es el refuerzo de los acuerdos con los Estados miembros. Disponemos de un sistema de acuerdos de fuerzas de reserva, pero no funciona como nos gustaría. Nos gustaría que el esfuerzo y el compromiso de los Estados Miembros fueran mucho mayores. Sabemos que normalmente toman decisiones en función de las características de una misión concreta, pero quisiéramos tener compromisos que sean lo suficientemente precisos y que al menos algunas fuerzas se pusieran a nuestra disposición para acudir a una misión. Cuando esto no es posible, lo que se ha probado y funciona en circunstancias específicas es tener un refuerzo temporal, incluidas fuerzas multinacionales, como fue el caso de las fuerzas europeas las elecciones en la República Democrática del Congo, donde reforzaron la Misión de las Naciones Unidas en la República Democrática del Congo (MONUC). En la MONUC hemos combinado varias acciones: recibimos el apoyo adicional de las fuerzas multinacionales europeas, algo de refuerzo del vecino Burundi y, por supuesto, el trabajo de nuestras propias fuerzas sobre el terreno. En conjunto, hemos puesto en práctica toda una serie de medidas para poder reaccionar más rápidamente.
La cooperación entre las Naciones Unidas y la Unión Europea en la República Democrática del Congo se ha considerado un hito histórico, ¿podría reproducirse en otras circunstancias?

Existe una amplia variedad de actividades en las que podemos trabajar más estrechamente con la Unión Europea (UE). Si surge la necesidad, podemos repetir en otros lugares lo que se hizo en la República Democrática del Congo. También deseo disponer de tantas tropas de la Unión Europea como sea posible en labores de mantenimiento de la paz, porque es esencial tener representación de todos los continentes. Nos satisfizo mucho ver a los Cascos Azules europeos de vuelta en las Naciones Unidas en la operación en el Líbano del pasado verano; después de diez años, la presencia europea en la zona es mucho mayor. Por otra parte, es mucho menos conocido su papel en la operación de mantenimiento de la paz en la República Democrática del Congo, donde existe un programa de la Unión Europea para la reforma del sector de la seguridad que es muy eficaz. Asimismo, la UE, a través de la Comisión Europea, está realizando un gran esfuerzo en el ámbito de la ayuda al desarrollo. La Unión Europea es el mayor donante del mundo y apreciamos su importancia en todos los ámbitos de las operaciones de paz, por ejemplo, creando empleos o revitalizando la economía. Disponer de un programa de desarrollo sólido y una fuerte participación europea es realmente importante.
¿Puede explicarnos algo más sobre el papel del Departamento de Operaciones de Mantenimiento de la Paz en las operaciones de consolidación de la paz?

Considero que las Naciones Unidas, en su conjunto, han avanzado más en las actividades de mantenimiento de la paz que en las de consolidación de la paz. La creación de la Comisión de Consolidación de la Paz y de la Oficina de Apoyo para la Consolidación de la Paz son importantes pasos adelante. Estoy convencido de que es fundamental para la comunidad internacional - no solo para las Naciones Unidas, sino también para los principales donantes, la Unión Europea y los países con un amplio presupuesto para ayuda al desarrollo - incrementar su eficacia en la prestación de apoyo después de los conflictos para que los países puedan crear capacidades mediante una red de actividades de apoyo a la vida. Tenemos un buen ejemplo de ese reto en el sur de Sudán, donde la comunidad internacional puso en práctica una enorme operación de apoyo que salvó cientos de miles de vidas. En estos momentos, el reto en este país africano es dar el salto a las operaciones de creación de capacidades, mediante las cuales se haría efectiva la unidad. El Gobierno del sur de Sudán tiene capacidad real para ayudar a su pueblo, y precisamente ahí queda mucho trabajo por hacer.
Las fuerzas de mantenimiento de la paz de las Naciones Unidas han vuelto a Timor-Leste poco tiempo después de dar por finalizada su misión en ese país en 2005, ¿podemos aprender algo de esta situación?

En realidad, hubo ciertas señales de alarma y no estábamos seguros de que en Timor-Leste se hubieran sentado definitivamente las bases para lograr una paz sostenible. En mi opinión, la primera lección que podemos extraer es que no hay que marcharse antes de tiempo, poniendo en peligro las inversiones ya realizadas. En el ámbito político, el proceso de reconciliación y la consolidación de la forma de gobierno timorenses no habían concluido. Dentro de su sociedad existen divisiones reales que deben superarse. En segundo lugar, está el sector de la seguridad. No es posible abordar la cuestión de la policía y las fuerzas armadas de forma fragmentada; es preciso adoptar un enfoque global, y parte del problema en Timor-Leste residía en la fragmentación de los esfuerzos. En tercer lugar, volvemos a las actividades de consolidación de la paz. Pese a sus recursos naturales, Timor-Leste es un país que padece una inmensa pobreza, ya que muchos de sus jóvenes están desempleados. Si este problema de desarrollo no se soluciona, actuará como una yesca que puede prender muy rápido si no se abordan los otros problemas que he mencionado. Cuando se realiza una inversión en actividades de mantenimiento de la paz, debemos estar seguros de que abordamos todos los problemas, de que no nos marchamos demasiado pronto y de que existen parámetros de referencia acordados por todos, de tal forma que dispongamos de un método racional y objetivo para decidir cuándo es el momento de salir del país.
¿Qué consecuencias tienen el fuerte aumento de los despliegues y la creciente complejidad de las funciones de mantenimiento de la paz para la estructura organizativa del Departamento de Operaciones de Mantenimiento de la Paz?

Estamos trabajando en un importante proceso de reforma denominado "Operaciones de Paz 2010", porque, dada la mayor complejidad que han adquirido las misiones, precisan un tratamiento unificado en la Sede, y ésta es una petición que nos realizan de forma constante quienes se encuentran sobre el terreno. Por lo tanto, estamos trabajando para establecer equipos integrados, con el fin de garantizar que se profundice en la integración de tal forma que, según vayan aumentando las operaciones, dispongamos de estructuras y procedimientos más sólidos, que compensen nuestra imposibilidad para gestionar estos tipos de operaciones ad hoc.
¿Hasta qué punto son eficaces los equipos de conducta y disciplina en la lucha contra los abusos sexuales y de otro tipo?

Nos complace contar con el apoyo de los Estados Miembros en nuestros esfuerzos para sistematizar la creación de equipos de conducta y disciplina en muchas de nuestras misiones. Creo que son eficaces para avanzar en varios frentes, como la prevención y la capacitación, de tal forma que no actuemos sólo de forma reactiva. Para abordar la cuestión de la explotación sexual y los abusos, es preciso pensar primero en la prevención antes del despliegue de las tropas, para que los Estados Miembros estén concienciados de esta necesidad. Tras el despliegue de las tropas, tiene que haber un esfuerzo continuo. Por supuesto, es preciso actuar con eficacia cuando algo ocurre. El hecho de que ahora dispongamos de ojos y oídos y de personas que han dedicado sus esfuerzos a esta causa ya significa mucho. Estamos decididos a no abandonar nunca esta cuestión, que supone un reto considerable. Es como vigilar una ciudad de 100.000 habitantes, con una población que cambia constantemente, por lo que tiene que ser un esfuerzo continuado. También exige cambiar la cultura y la forma de ver las cosas en la mayoría de las fuerzas armadas del mundo, algo para lo que es muy importante contar con el apoyo incondicional de los Estados Miembros. Por eso dialogamos con ellos, aunque necesitamos ir más allá. Me decepcionó que el nuevo memorando de entendimiento, que establecerá con mayor claridad las normas en lo tocante a los objetivos y a los niveles aceptables para los Estados Miembros, no pudiera completarse antes de que concluyera la última Asamblea General. Debe ser nuestra prioridad para 2007, para que todo el mundo sepa cuáles son las expectativas. El mensaje es claro: todo el que reciba y acepte las normas deberá rendir cuentas de sus actos.