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Colombia: el agua más preciada de las mujeres Wayuu

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Narración

Es mediodía y la temperatura alcanza los 42 grados centígrados. María Elena va a buscar agua, – una vez más. Como en muchas otras partes del mundo, en esta comunidad del desierto, situada al noroeste de Colombia, la provisión de agua para la familia es una tarea realizada por mujeres. En esta comunidad en el desierto al noroeste de Colombia, como en muchas otras partes del mundo, la provisión de agua para la familia es una tarea de mujeres. Como mínimo 3 veces al día Maria-Elena debe caminar un kilómetro atravesando las arenas sofocantes hasta el grifo del pueblo. Pero el agua que sale de él es salada.

«Es agua de la tierra. Pero fue perforadao. Por eso aquí tenemos el agua salada».

Griselda Polanco es la sobrina de Maria Elena y una de las líderes de su comunidad. Forman parte del mayor grupo indígena de Colombia, los Wayuu, cuyas ancestrales tierras junto a la frontera de Venezuela, vienen sufriendo las consecuencias devastadoras del cambio climático.

«Esto era una tierra rica;, una tierra en la que llovía, era una tierra fresca. Y ahora, de 5 años para acá, hay una sequía terrible. El año pasado fue un año que vivimos sin ninguna una lluvia».

Como resultado de esto, las tradicionales reservas de agua de los Wayuu, o «Haways», están secándose.

«Todavía hay gente que toman esa agua verde, que ya no más queda un trizo. Porque no hay nada más que tomar. Causa daño cada vez que lo tomamos. Al principio, nos da diarrea, llena a los niños de parásitos».

Quienes más sienten las consecuencias que sobre los niños tiene esta situación son las mujeres que, en una cultura matrilineal como la Wayuu, son las que cargan con la responsabilidad final en el tema de la supervivencia de su pueblo. Elodia, la madre de Griselda, sentada junto a su anciana madre, lo explica.

«La mamá tiene que rebuscarse para darles … hacer trabajo, cualquier cosa tienen que hacer para darle comida a los hijos».

A pesar de todo, y prácticamente a simple vista desde sus hogares, en sus tierras existe una abundante fuente de agua fresca a la que ni Griselda ni su familia o vecinos del poblado de Pesuapa tienen acceso.

«El agua que sacan de aquí de las comunidades indígenas son para el beneficio de la gente del pueblo, que no son indígenas».

Griselda lleva años haciendo campaña a favor del derecho de su pueblo a esta agua. Se enfrenta a un equipo de ingenieros que trabaja en el lugar y exige que le den un poco de agua a su comunidad.

«Quisiera saber quién es el contratista de esto, para poder conversar con él, o si no nosotros vamos a paralizar la obra».

«En este momento no se encuentra acá en la obra».

Esta lucha por el derecho a sus recursos naturales ha llegado al más alto nivel. En 2006 la hermana de Griselda, Orsinia Polanco, se convirtió en la primera mujer indígena elegida para integrar el Congreso colombiano, en Bogotá. Reiteradas veces ha batallado para conseguir que se sancione una ley que reconozca el derecho fundamental de todos los colombianos al agua.

«Uno de mis grandes sueños que siempre he peleado y he discutido es que para el pueblo Wayuu exista agua. Es lo primero que yo quisiera».

Pero el proyecto que presentó en 2009 no logró convertirse en ley y ella siente que el estado no ha protegido a su pueblo y su derecho a los recursos naturales que les pertenecen.

La Gerente del Programa en Colombia del Fondo de Desarrollo de la ONU para la Mujer, Margarita Bueso, sostiene que los derechos del pueblo Wayuu a las necesidades básicas de la vida deben protegerse.

«El estado tiene una gran responsabilidad en apoyar a que estos pueblos indígenas conserven su cultura. Y si la mujer es fundamental creo que debemos avanzar en el derecho, en el acceso a la justicia en garantizar las necesidades básicas».

«Con el agua, vamos a poder sembrar y al sembrar nosotros vamos a poder alimentarnos bien. La verdad, el futuro lo vamos a conseguir si logramos la regalía del agua

Y si lo logramos con esta comunidad, podemos lograrlo con otras comunidades más».

Este reportaje fue producido por Gill Fickling para las Naciones Unidas.

8 de agosto de 2011

El cambio climático en el norte de Colombia ha provocado una grave escasez de agua. Las mujeres del pueblo indígena de Wayuu luchan por preservar su medio ambiente y mantener a sus comunidades unidas.

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