El terrorismo es una afrenta contra la humanidad.
Está dirigido contra personas de todas las edades, culturas, religiones y nacionalidades.
Socava los valores que nos unen.
Y pone en peligro los esfuerzos colectivos encaminados a fomentar la paz y la seguridad, proteger los derechos humanos, prestar ayuda humanitaria e impulsar el desarrollo sostenible.
Debemos estar más alerta que nunca.
Los grupos terroristas y extremistas violentos están aprovechando Internet como terreno fértil en el que verter su despiadado veneno.
Los movimientos neonazis y supremacistas blancos son cada vez más peligrosos. En la actualidad suponen la amenaza más grave para la seguridad interior en varios países, y la que crece con mayor rapidez.
Debemos pasar a la acción para hacer frente a este peligro.
Por medio de la prevención, ocupándonos en primer lugar de las condiciones subyacentes que pueden dar lugar a la aparición del terrorismo.
También por medio de la inclusión, haciendo que las estrategias de lucha antiterrorista reflejen un amplio abanico de voces, especialmente las de las minorías, las mujeres y los jóvenes.
Y, por último, haciendo que los derechos humanos ocupen un lugar central en todas las políticas antiterroristas.
Trabajemos conjuntamente, hoy y siempre, para construir sociedades más pacíficas, inclusivas y estables en las que el terror y el extremismo violento no tengan cabida.