Tras el Holocausto y la Segunda Guerra Mundial, el mundo aunó esfuerzos para aprobar una convención con el fin de prevenir el genocidio y castigar a los autores de ese crimen atroz.
Setenta años después, la prevención del genocidio sigue siendo una tarea esencial para nuestra época.
Por lo tanto, he hecho un llamamiento a todos los países para que ratifiquen la Convención contra el Genocidio.
Insto a los 45 Estados que todavía no lo han hecho a que la ratifiquen sin demora.
Asimismo, exhorto a todos los Estados a que traduzcan en hechos las palabras de la Convención para prevenir enormes sufrimientos humanos y promover la rendición de cuentas.
En un momento en que el antisemitismo, la intolerancia contra los musulmanes y otras formas de odio, racismo y xenofobia no dejan de aumentar, reafirmemos nuestro compromiso de defender la igualdad y la dignidad de todos.
Muchas gracias.