Los sunamis son inusuales pero devastadores. Lo pude comprobar con mis propios ojos en la visita que realicé hace poco a Sulawesi (Indonesia), poco después del terremoto y el sunami del 1 de octubre, que causaron la muerte de más de 2.000 personas y dejaron miles de heridos o desplazados.
Además de afrontar la pérdida y el trauma, la población de Sulawesi tendrá que recuperarse de las pérdidas económicas causadas por este desastre. Reducir las pérdidas económicas es un objetivo clave del Marco de Sendái para la Reducción del Riesgo de Desastres y es esencial para erradicar la pobreza extrema.
Durante los dos últimos decenios, casi el 10% de las pérdidas económicas causadas por desastres se han debido a los sunamis, que han mermado los logros en materia de desarrollo, sobre todo en países ribereños de los océanos Índico y Pacífico.
El Día Mundial de Concienciación sobre los Sunamis es una oportunidad para insistir una vez más en la importancia de prevenir los desastres y prepararse para ellos, entre otras cosas mediante la alerta temprana, la sensibilización de la población, la ciencia para entender y predecir mejor los sunamis y un desarrollo que tenga en cuenta el riesgo en las zonas sísmicas y las zonas costeras expuestas.