New York

08/21/2018

Mensaje del Secretario General con motivo del primer Día Internacional de Conmemoración y Homenaje a las Víctimas del Terrorismo

António Guterres, Secretary-General

El terrorismo es una de las cuestiones más complejas de nuestro tiempo y una grave amenaza para la paz y la seguridad internacionales. De Tayikistán al Reino Unido, de Bagdad a Barcelona, ataques despiadados nos han conmocionado a todos. Ningún país puede creerse inmune; casi todas las nacionalidades del mundo han sido víctimas de atentados terroristas.

Incluso las Naciones Unidas son objeto de ataques periódicamente. Veintidós personas perdieron la vida en el atentado contra la sede de la Misión de las Naciones Unidas en el Iraq, cuyo 15º aniversario se celebra esta semana. Algunas de nuestras misiones de mantenimiento de la paz se ven constantemente amenazadas. 

Sin embargo, después de los atentados terroristas, rara vez oímos hablar acerca de los muertos o de los heridos; personas normales, mujeres, hombres, niñas y niños, que se dedicaban a sus quehaceres cotidianos cuando sus vidas se truncaron o cambiaron para siempre. Rara vez oímos hablar de los familiares, amigos y comunidades que les sobreviven y que deben aprender a vivir con la carga del terrorismo durante el resto de sus vidas.

Hoy, Día Internacional de Conmemoración y Homenaje a las Víctimas del Terrorismo, nos recuerda que debemos detenernos y escuchar a las víctimas y los supervivientes del terrorismo, elevar sus voces y reconocer el impacto que el terrorismo tiene en sus vidas.

Todos podemos aprender de sus experiencias. Las comunidades de todo el mundo están demostrando su resiliencia en respuesta a los atentados terroristas. Luchan contra el terrorismo y el extremismo violento en su vida cotidiana, en las escuelas, los mercados y los lugares de culto.

Apoyar a las víctimas y sus familias es un imperativo moral, basado en la promoción, la protección y el respeto de sus derechos humanos. Atender a las víctimas y los supervivientes y amplificar sus voces ayuda a cuestionar los argumentos de odio y división que el terrorismo intenta difundir. Debemos proporcionar a las víctimas asistencia a largo plazo, en particular de tipo financiero, jurídico, médico y psicosocial.
 
Cuando enaltecemos a las víctimas y los supervivientes del terrorismo, escuchamos sus voces, respetamos sus derechos y les ofrecemos apoyo y justicia, honramos los lazos que nos unen y paliamos los daños permanentes infligidos por los terroristas a las personas, las familias y las comunidades.

Doy las gracias a quienes están dispuestos a denunciar el terrorismo todos los días. Sus voces importan y su valor ante la adversidad es una lección para todos nosotros.

Hoy y todos los días, las Naciones Unidas se solidarizan con ustedes.