ACNUR

A medium shot of a 103 years-old Syrian returnee holding a cane, stares blankly into the distance.

El bisabuelo Jassim es uno de los más de 500.000 refugiados sirios que han retornado de los países vecinos desde la caída del régimen de Assad con la esperanza de reconstruir su hogar y su país, a pesar de los muchos desafíos. La Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) está prestando apoyo para ayudar a los retornados con alojamiento, documentos legales e iniciativas de subsistencia.

 

 

A group of people sitting in a UNHCR facility in Samarkhail, Afghanistan. There are several adults and children, with their faces blurred for privacy.

El cruce fronterizo de Torkham entre Pakistán y Afganistán suele estar repleto de comerciantes y viajeros, pero en las últimas semanas ha sido testigo de una oleada de familias afganas que regresan a sus hogares, empujadas por un plan de repatriación de Pakistán. En abril regresaron unos 144.000 afganos; casi 30.000 deportados. Muchos, como Ezatullah y sus siete hijos, llegaron con escasas pertenencias, tras haber vivido en Pakistán durante décadas. Ezatullah teme por el futuro de su familia. Las deportaciones también se están produciendo en Irán. La Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) ofrece asistencia de emergencia, y solicita 71 millones de dólares para ayudar a los retornados, especialmente a mujeres y niños, ya que los recortes en la financiación limitan gravemente su capacidad de ayuda.


 

A minibus is driving refugees back to their homes in eastern Syria.

Ayudados por ONU Refugiados, el 15 de abril más de 80 residentes del campo de desplazados internos de Areesha, en el noreste de Siria, emprendieron el regreso voluntario después de más de siete años lejos de casa. ONU Refugiados, que tiene previsto apoyar el retorno de unos 3,5 millones de refugiados y desplazados internos sirios en 2025, se enfrenta a drásticos recortes de la financiación humanitaria.

 

El mar que una vez asombró a Edwin ahora amenaza con devorar su hogar, obligándole a huir una vez más. Tenía solo 10 años cuando grupos criminales entraron en su casa y mataron a sus padres, forzándole a huir de Tegucigalpa. Tras 20 años, el aumento del nivel del mar y las frecuentes marejadas están borrando casas enteras de su pequeño pueblo pesquero en Honduras.  

En Colombia viven más de 7 millones de desplazados internos, casi 3 millones de venezolanos, y más de 500.000 colombianos retornados. Su protección e integración se pueden ver afectadas por los recortes presupuestarios.

Khadija Amin se vio forzada a huir de Afganistán, donde trabajaba como periodista. Hoy, refugiada en España, lucha para que el mundo no se olvide de las mujeres afganas.

Cuando estalla una crisis y las personas se ven forzadas a huir de sus hogares, ACNUR está ahí para brindar protección y asistencia vital. Así es como lo hace.  

En la vasta aridez de la Península Guajira, al noroeste de Venezuela, vive la comunidad de Paraguaipoa. Para promover su aprendizaje y la práctica del arte ancestral textil como medio de vida sostenible, ACNUR ha dotado con materiales de tejido -y acceso a cuentas corrientes y otros servicios financieros- a mujeres indígenas Wayúu, muchas de ellas cabezas de hogar.


 

Iván es periodista y scout desde siempre. En 2021, tuvo que huir de Nicaragua por la represión del gobierno contra la libertad de expresión. Por eso fundó su propia tropa en La Carpio, un barrio que vive difíciles situaciones sociales y económicas en San José, Costa Rica.

Choloma, en el norte del país, es una de las ciudades con mayor cantidad de deportados en Honduras. Por eso, el PNUD, la OIM y ACNUR trabajan allí en un proyecto de movilidad humana digna, pacífica e inclusiva. Una iniciativa que promueve la disminución de la discriminación y la xenofobia contra los migrantes retornados.

Gracias a una iniciativa de tú a tú de ACNUR, la karateka ecuatoriana Cristina Orbe habla con Keila, migrante venezolana en Ecuador. Una emotiva conversación en la que Keila cuenta cómo el deporte ha sido clave en la protección y el desarrollo de sus hijos.


 

A young woman from Ukraine carries her baby and toddler across the border into Hungary.

Desde la invasión rusa a gran escala de Ucrania en febrero de 2022, casi 11 millones de personas han sido forzadas a abandonar su hogar hacia el interior (6,9 millones), o bien a otro país (3,7 millones ) - casi un cuarto de la población. Desde entonces, ACNUR ha proporcionado más de 410.000 kits para albergues de emergencia, brindado apoyo psicosocial a unas 300.000 personas y reparado más de 37.000 hogares. Pero a pesar del drama, una encuesta de ACNUR detectó que 61% de los refugiados ucranianos y el 73% de los desplazados dentro del país desean volver a sus hogares.


 

Unas 80.000 personas en el noreste de Colombia están sufriendo las devastadoras consecuencias del conflicto armado que se intensificó abruptamente el 15 de enero de este año. 

Atrapados en el fuego cruzado entre grupos armados, miles de personas se han visto obligadas a huir con lo puesto. Otras siguen confinadas en sus casas. 

“Todos los líderes de derechos humanos tuvieron que salir de la zona por las amenazas del ELN: hubo masacres, asesinatos selectivos de líderes y muertes de familiares”, explica Diego Andrés García de ACNUR.

A pesar de las adversidades, las personas refugiadas luchan para salir adelante y hacer realidad sus sueños. “Deseo para la humanidad que no hubiera discriminación ... mi sueño es ver a mi país como me lo cuenta mi familia,” cuentan a ACNUR jóvenes refugiados.

Amal, una marioneta de 3,5 metros que representa una refugiada siria de 10 años, llegó a Chile. Respaldada por ACNUR, UNESCO y UNICEF, esta iniciativa conciencia sobre el acogimiento de personas que huyen de conflictos y persecución.