Seguridad y protección en el mantenimiento de la paz

Informe sobre el aumento de la seguridad del personal de mantenimiento de la paz

El Secretario en una reunión con Santos Cruz

En 2017 se registró el mayor número de muertes entre el personal de mantenimiento de la paz a causa de actos de violencia en más de dos decenios: la cifra fue 56. En un esfuerzo por invertir esta tendencia y aumentar la seguridad del personal de las Naciones Unidas de mantenimiento de la paz, el Secretario General encargó en noviembre de 2017 al Teniente General (retirado) Carlos Alberto dos Santos Cruz (Brasil) que examinara a fondo las muertes y lesiones registradas entre el personal de mantenimiento de la paz a causa de actos hostiles.

En el informe se pretende determinar por qué las Naciones Unidas han tenido tantas bajas causadas por actos de violencia en los últimos años y qué se debería hacer para reducirlas. En el curso del examen, el equipo visitó las operaciones de las Naciones Unidas para el mantenimiento de la paz en la República Democrática del Congo, la República Centroafricana, Malí y Sudán del Sur, tuvo acceso a datos internos pertinentes de las Naciones Unidas e hizo 160 entrevistas para validar su labor. En el informe no se trata la cuestión de los mandatos, sino que las conclusiones se limitan a cuestiones operacionales en la MINUSMA, la MONUSCO, la MINUSCA, la UNAMID y la UNMISS.

En el informe, que fue presentado al Secretario General, se afirma que con la afluencia de grupos armados, extremistas, la delincuencia organizada y otros elementos y amenazas criminales, la bandera de las Naciones Unidas ya no ofrece una protección “natural” al personal de mantenimiento de la paz.

El equipo de examen detectó cuatro grandes áreas en las que las Naciones Unidas y los Estados Miembros deben actuar a fin de reducir las muertes, a saber: 1) cambiar la mentalidad para que el personal sea consciente de los riesgos y esté facultado para tomar la iniciativa de disuadir los ataques, prevenirlos y responder a ellos; 2) mejorar las capacidades para que la misión y el personal estén preparados y entrenados para operar en entornos de grandes amenazas; 3) lograr una “huella de la misión sensible a las amenazas” que se ajuste a los mandatos de la misión y limite la exposición de la misión a las amenazas; y 4) mejorar la rendición de cuentas para que quienes puedan actuar a fin de prevenir muertes y lesiones estén a la altura de sus responsabilidades.

Tras la presentación del informe, el Departamento de Operaciones de Mantenimiento de la Paz (DOMP) y el Departamento de Apoyo a las Actividades sobre el Terreno (DAAT) elaboraron un plan de acción para aplicar las recomendaciones que se centra en tres áreas principales: comportamiento y mentalidad operacionales, desarrollo de la capacidad y preparación, y cuestiones de apoyo. El plan incluye acciones inmediatas a nivel de la Sede y sobre el terreno, así como un compromiso político concertado con los Estados Miembros —incluidos los países que aportan contingentes y fuerzas de policía y los órganos legislativos— en relación con el desempeño y la generación de fuerzas y fuerzas policiales, entre otras iniciativas.

El DOMP y el DAAT también han creado un equipo de apoyo a la aplicación dirigido por dos altos funcionarios, que coordinará y supervisará la aplicación de esas medidas en la Sede y prestará apoyo a las misiones sobre el terreno. Mientras tanto, la MINUSMA, la MONUSCO, la MINUSCA, la UNAMID y la UNMISS han creado cada una un plan de acción y han nombrado equipos similares para aplicar inmediatamente las recomendaciones del informe.

La investigación y todas las demás actividades que dieron lugar al informe recibieron financiación del Subfondo de Paz y Seguridad del Fondo Fiduciario de las Naciones Unidas para la Paz y el Desarrollo para 2017.

Foto grupal de un taller en Entebbe

General Santos Cruz en una visita de campo