En Perú, el trabajo por la seguridad alimentaria de la Red de Ollas Comunes de Pachacámac y la FAO, junto con la labor de mujeres como Julia, es ya un ejemplo para toda Latinoamérica y el Caribe.


 

Hoy, en parte gracias al PMA, más de 80 millones de niños y niñas en América Latina y el Caribe reciben comidas en sus escuelas. Aun así, persisten grandes diferencias entre países —y dentro de ellos— en términos de cobertura, calidad y participación en estos programas alimenticios. En contextos definidos por la desigualdad, la crisis y el aislamiento, una comida escolar diaria combate la inseguridad alimentaria y puede ser el primer paso hacia una vida más digna.

El PMA y el Gobierno de Perú trabajan juntos en la reforma del reglamento nacional para garantizar la preparación de comidas calientes escolares. “Queremos que las niñas y niños consuman alimentos ricos en vitaminas, y tengan energía para sus aprendizajes y actividades recreativas”, explica el ministro de Desarrollo e Inclusión Social peruano. Un proyecto que también impulsa la inclusión económica de agricultores que, ahora, pueden acceder a nuevos mercados.

Un proyecto de la FAO fortalece la resiliencia de comunidades rurales en Panamá a través del uso sostenible de la tierra y la restauración de paisajes productivos en cuencas hidrográficas del país. Una iniciativa que contribuye al desarrollo del sector agropecuario y a la conservación de los recursos naturales.

La FAO y China, junto a la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), han puesto en marcha un proyecto de transformación digital e innovación en la agricultura para ayudar a revitalizar los medios de vida rurales. Una iniciativa centrada en apoyar a los pequeños y medianos productores de Panamá y de otros 11 países de la región.

youth with crate of tomatoes

Como agentes de cambio, la nueva generación de jóvenes es clave para aumentar la producción de alimentos, sustituir a una mano de obra que envejece e impulsar la adaptación a los fenómenos climáticos extremos. Dada la importancia para los sistemas agroalimentarios de los 1.300 millones de jóvenes de entre 15 y 24 años en todo el mundo, la FAO ha publicado un exhaustivo informe sobre su papel en la transformación de la agricultura, en la mejora de la seguridad alimentaria y la nutrición y en el impulso de oportunidades económicas.

El acceso a un microseguro ha transformado la vida de la agricultora María. Lo que antes era incertidumbre ante sequías y tormentas, se ha convertido en una red de protección que le permite tomar decisiones con confianza y mirar al futuro con mayor tranquilidad. Un ejemplo de como los microseguros del PMA se han convertido en una herramienta de resiliencia en el Corredor Seco de Guatemala.

En este país latinoamericano, las comunidades amazónicas y de la Sierra generan espacios de encuentro, aprendizaje y revalorización de los saberes ancestrales. Allí, la PAHO ha impulsado la enseñanza de preparaciones culinarias tradicionales, una estrategia viva para prevenir la desnutrición crónica infantil.


 

A woman standing in an agricultural field with a structure made of bamboo poles and wires overhead. She is holding a yellow and green object.

Khilamaya Nepali observa una trampa para moscas entre sus plantas de calabaza amarga. Con orgullo, explica que atrapa machos con un químico especial, una técnica que aprendió en su escuela de campo para agricultores. Se enorgullece de sus habilidades y de su participación en esta formación. La iniciativa, parte del proyecto “Construyendo una Región de Churia Resiliente en Nepal”, busca empoderar a los agricultores frente a los desafíos climáticos.

La biodiversidad es el hilo invisible que une los ecosistemas y sostiene la producción agrícola y la seguridad alimentaria en el planeta. América Latina y el Caribe albergan cerca del 50 % de los bosques primarios del mundo, esenciales para la absorción de carbono. Sin embargo, la biodiversidad está en declive en todo el mundo debido a una actividad humana insostenible y al cambio climático. El sector agroalimentario depende de la biodiversidad y de los servicios que presta, como la salud del suelo, el control de plagas y enfermedades, la polinización, la regulación del agua dulce y los recursos genéticos. Tres proyectos de la FAO se dedican a conservar y restaurar ecosistemas en Brasil, Chile y Venezuela.

Zambia, ejemplo de integración de los refugiados trabajando su autosuficiencia

Mwaka Sangwa (a la derecha), una refugiada congoleña que llegó a Zambia hace 32 años, cultiva 10 hectáreas de tierra en el asentamiento de refugiados de Meheba y da empleo a otras personas refugiadas y a zambianos locales. Ella es una de los más de 110.000 refugiados que han encontrado un hogar en Zambia. La mayoría viven en asentamientos agrícolas que se están convirtiendo gradualmente en centros de autosuficiencia e integración local tras los recientes esfuerzos del país africano.

A group of three women dressing in their honey collection gear.

Con las colmenas como símbolo y herramienta, las apicultoras de Yucatán cultivan redes de sororidad que promueven economías más equitativas, protegen el entorno, fortalecen la economía y revalorizan uno de los oficios más antiguos -y dulces- del mundo.

En la árida isla de Lanzarote, donde los campos de lava negra evocan un paisaje lunar, los agricultores han desarrollado un sistema agrícola impresionante. Utilizando lapilli volcánico (enarenado) y arena marina (jable) para captar la humedad y proteger el suelo, cultivan uvas, batatas y legumbres. Este enfoque sostiene la biodiversidad, los medios de vida y el patrimonio cultural en una de las regiones más secas de Europa, en gran parte sin riego.

Una mujer con un vestido rojo abrazada a un gran tronco de árbol en un bosque.

Nuestro planeta es la madre de toda la vida que conocemos. El aire limpio que respiramos, el agua dulce que bebemos y los alimentos de los que nos nutrimos provienen de la riqueza de la Tierra. Como agricultores, pescadores y ganaderos, las personas del medio rural entienden que su propio bienestar está ligado al de la Madre Tierra. Por ello, el FIDA trabaja con gobiernos de todo el mundo respaldar proyectos que permitan a los pequeños agricultores nutrir el planeta que nos nutre a nosotros. Conozca algunas de las personas del medio rural que escuchan el llamado de la Madre Tierra.