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Consejo de Seguridad 2004: Recapitulación

Cuestiones temáticas

La Función de la Sociedad Civil

Convocado por la delegación de Filipinas durante su presidencia, el Consejo celebró un largo debate el 22 de junio sobre la función de la sociedad civil en la consolidación de la paz después de los conflictos, durante el cual el Secretario General Kofi Annan llamó a un diálogo bidireccional entre las Naciones Unidas y la sociedad civil, no para que uno pudiera dirigir al otro, sino para asegurar que sus respectivos esfuerzos se complementaran entre sí. Destacó que los grupos de la sociedad civil no debían ser considerados socios en la consolidación de la paz sólo después de haber llegado a un país con un mandato bajo el brazo. A las organizaciones de la sociedad civil, tanto locales como internacionales, les correspondía una función en los procesos deliberativos de las Naciones Unidas, incluido el Consejo, donde los conflictos civiles y las situaciones de emergencia compleja habían ocupado un lugar central en los últimos años.

El Secretario General exhortó al Consejo a que interpretara las contribuciones de la sociedad civil, no como un intento de usurpar su papel, sino como una manera de agregar calidad y valor a sus decisiones y de ayudar a garantizar que sean aplicadas eficazmente. Del mismo modo, los grupos de la sociedad civil debían tratar de reducir la influencia de las fuerzas que promueven políticas de exclusión o violencia. Podían ayudar a atenuar el llamamiento de quienes podían tratar de reavivar el conflicto, ayudar a crear un consenso nacional sobre el diseño de estructuras y programas para después de los conflictos, y preparar a las comunidades locales a que reciban a los soldados desmovilizados, los refugiados y los desplazados internos. En definitiva, podían dar voz a los preocupaciones de los marginados. Dijo que era el momento de que el Consejo profundizara su diálogo con los grupos de la sociedad civil y estableciera relaciones más firmes con ellos. Entre los participantes de aquel debate se encontraban el Centro Internacional para la Justicia Transicional y CARE Internacional.

Reconciliación después de los Conflictos

Más de 40 oradores compartieron sus opiniones sobre la función de las Naciones Unidas en lo referente a la reconciliación después de los conflictos en la reunión del 26 de enero, a la que siguió la lectura de una declaración de la Presidencia, en la que el Consejo afirmaba la importancia vital del papel de las Naciones Unidas a ese respecto y destacó la estrecha cooperación necesaria dentro del sistema de las Naciones Unidas y dentro del Consejo. Los miembros del Consejo consideraron apropiado seguir estudiando el modo de aprovechar y orientar los conocimientos pertinentes existentes dentro del sistema de las Naciones Unidas y de los Estados Miembros, de modo que fueran más accesibles para el Consejo, el sistema de las Naciones Unidas y todos sus Miembros, y la comunidad internacional en general.

Abriendo la reunión, la Ministra de Relaciones Exteriores de Chile, María Soledad Alvear Valenzuela, cuya delegación ocupó la presidencia del Consejo en enero, dijo que el tema de la reconciliación después de los conflictos se situaba en un punto de confluencia entre la responsabilidad ética y la responsabilidad política de crear condiciones de paz perdurables. El Subsecretario General de Asuntos Políticos, Tuliameni Kalomoh, dijo que todo conflicto armado era un desastre humano cuyo final real requería una verdadera reconciliación y soluciones que abordaran las causas profundas de dicho conflicto. Dijo que la reconciliación significaba hacer posible que las personas que compartían un pasado doloroso y dividido reanudaran sus relaciones armoniosas y volvieran a convivir. La forma en que esto se lograba variaba según las circunstancias nacionales concretas.

La Justicia y el Estado de Derecho

En una reunión del 6 de octubre, el Consejo, en una declaración de la Presidencia, destacó la importancia y la urgencia de restaurar la justicia y el Estado de derecho en las sociedades después de los conflictos, no sólo para encarar los abusos del pasado, sino también para promover la reconciliación nacional y ayudar a prevenir la repetición de los conflictos. Hablando al comienzo de la reunión, el Secretario General Kofi Annan dijo que reintroducir el Estado de derecho y garantizar su aplicación imparcial era esencial para restablecer las sociedades asoladas por los conflictos. El Administrador del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), Mark Malloch Brown, y el Asesor Especial del Secretario General para la Prevención del Genocidio, Juan Méndez, también habló en la reunión.

Una parte importante del debate de un día de duración fue la llamada a que hubiera una integración desde el comienzo de elementos de justicia y Estado de derecho en los mandatos de las operaciones de paz, para permitir una temprana reconciliación y reconstrucción en las sociedades fracturadas por los conflictos. Sin embargo, los oradores advirtieron de las soluciones preestablecidas y las fórmulas «únicas, para todas las situaciones». Varios oradores describieron la Corte Penal Internacional como la encarnación de las esperanzas y aspiraciones de las víctimas de de los delitos internacionales más graves, insistiendo en que ofrecía las mayores garantías de acabar con la impunidad.

Civiles en Conflictos Armados

El examen del Consejo sobre la protección de civiles en conflictos armados se basó en el último informe del Secretario General sobre la cuestión ( documento S/2004/431) Documento PDF, el cual señalaba que los civiles seguían siendo las partes más afectadas por los conflictos armados. La declaración de la Presidencia del 15 de marzo de 2002 (documento S/PRST/2002/6) Documento PDF, la cual contiene un aide-memoire sobre el tema, identificó 13 objetivos principales para proteger a los civiles en situaciones de conflicto: acceso a las poblaciones vulnerables, separación de civiles y elementos armados, justicia y reconciliación, seguridad y orden público; desarme, desmovilización, reintegración y rehabilitación; armas pequeñas y medidas relativas a las minas; formación de las fuerzas de seguridad y de mantenimiento de la paz; efectos en las mujeres; efectos en los niños; seguridad y fuerzas de mantenimiento de la paz; protección y seguridad del personal de asistencia humanitaria y personal asociado; medios de comunicación e información; recursos naturales y conflictos armados; y consecuencias humanitarias de las sanciones.

Informando al Consejo en junio, el Secretario General Adjunto de Asuntos Humanitarios, Jan Egeland, sugirió al Consejo que aprobara otra resolución sobre el tema, señalando que mientras los civiles constituyeran la mayoría de las víctimas de las situaciones de conflicto armado, el progreso realizado en la protección de civiles en conflictos armados sería insuficiente, y el establecimiento de una cultura de protección continuaría siendo una meta distante. En el informe del 14 de diciembre, el Sr. Egeland animó al Consejo a actuar con el fin de crear una cultura de protección que atendiera las necesidades reales de los civiles atrapados en un conflicto. Aprobando una declaración de la Presidencia el mismo día, el Consejo reafirmó su enérgica condena de todos los actos de violencia dirigidos contra los civiles y otras personas protegidas en virtud del derecho internacional. También destacó la necesidad de aprobar una estrategia amplia de prevención de conflictos que aborde las causas fundamentales de los conflictos.

Los Niños y los Conflictos Armados

Condenando enérgicamente el reclutamiento y utilización de niños soldado, el Consejo aprobó la resolución 1539 el 22 de abril, pidiéndole al Secretario General que preparara con urgencia – preferiblemente en un plazo de tres meses – un plan de acción para un mecanismo sistemático y general de vigilancia y presentación de informes con objeto de proporcionar información objetiva, oportuna, exacta y fidedigna sobre esa práctica, a fin de tenerla en cuenta en la adopción de las medidas que procedan. Instando a las partes a las que concerniera que prepararan, en un plazo de tres meses, planes de acción concretos y con plazos precisos para poner fin al reclutamiento y la utilización de niños en los conflictos, también expresó su intención de considerar la posibilidad de imponer medidas con objetivos concretos y graduados mediante resoluciones que se refirieran a determinados países, como la prohibición de armas pequeñas y armas ligeras.

La pieza central del debate público del Consejo sobre el tema, celebrado el 20 de enero, fue un informe del Secretario General (documento S/2003/1053), en el que se enumeraban 32 partes, tanto gobiernos como grupos armados, en relación a seis situaciones incluidas en el programa del Consejo, que seguían reclutando o utilizando niños soldado, incluyendo Afganistán, Burundi, Costa de Marfil, República Democrática del Congo, Liberia y Somalia. Presentó el informe el Representante Especial del Secretario General para la cuestión de los Niños y los Conflictos Armados, Olara Otunnu. La Directora Ejecutiva del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), Carol Bellamy, también informó al Consejo.

La Mujer, la Paz y la Seguridad

El 28 de octubre, el Consejo celebró un debate de un día de duración en el cuarto aniversario de la histórica resolución 1325 (2000) Documento PDF, la cual, entre otras cosas, expresó preocupación por el hecho de que las mujeres y los niños constituían la inmensa mayoría de los que se veían perjudicados por los conflictos armados, y destacó la necesidad de aumentar su participación en los procesos de adopción de decisiones en materia de prevención y solución de conflictos. El Secretario General Adjunto de Operaciones de Mantenimiento de la Paz, Jean-Marie Guéhenno, informó al Consejo de la aplicación de la resolución en el Departamento de Operaciones de Mantenimiento de la Paz. Louise Arbour, la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, dijo que el propósito mismo de la resolución 1325 era abordar las necesidades de las mujeres y las niñas en crisis como la de Darfur. Cincuenta oradores, incluidos los representantes de 42 Estados Miembros, tomaron la palabra para sugerir formas de acelerar la eliminación de la violencia por motivos de género en los conflictos armados e integrar a las mujeres en todas las etapas de la consolidación de la paz.

Aprobando una declaración de la Presidencia que siguió inmediatamente al debate, el Consejo condenó enérgicamente la continuación de la violencia contra las mujeres en situaciones de conflicto armado. Condenó asimismo todas las violaciones de los derechos humanos de las mujeres y las niñas en los conflictos, y la utilización de la explotación sexual, la violencia y los abusos. Les instó a que completaran de inmediato la cesación de tales actos, y destacó la necesidad de acabar con la impunidad, como parte de un enfoque global para alcanzar la paz, la justicia, la verdad y la reconciliación nacional.

Crisis Complejas y la Respuesta de las Naciones Unidas

En un nuevo debate temático, la Presidencia del Consejo en mayo, la delegación del Pakistán, convocó un debate el día 17 de aquel mes sobre las crisis complejas y la respuesta de las Naciones Unidas, debido a lo que describió, en su capacidad nacional, como el rápido aumento del número y la intensidad de las crisis complejas. Ese hecho, dijo a los miembros del Consejo, había impuesto unos costes políticos, económicos y humanitarios formidables y requería la evolución de una respuesta coherente.

Abriendo el debate, el Secretario General Adjunto de Asuntos Humanitarios, Jan Egeland, dijo que el éxito de las Naciones Unidas en este sentido estaría determinado por el número de personas a las que ayudara y protegiera mediante la actuación rápida y decidida. Subrayando que el compromiso constante del Consejo con los objetivos compartidos de asistencia y protección era vital, dijo que era responsabilidad colectiva de todos, dentro de las Naciones Unidas y fuera de ellas, garantizar los resultados sostenibles. Las emergencias complejas y sus secuelas entrañaban no sólo las dimensiones militar y de seguridad, sino también las dimensiones política, económica, social y humanitaria.

Colaboración con las Organizaciones Regionales

Una declaración de la Presidencia leída el 20 de julio invitó a las organizaciones regionales a llevar a cabo las medidas apropiadas a fin de aumentar su colaboración con las Naciones Unidas para aumentar la eficacia en el proceso de estabilización. El Consejo también animó a una cooperación y coordinación aumentadas entre las mismas organizaciones regionales y subregionales, en particular a través del intercambio de información y de la posibilidad de compartir experiencias y mejores prácticas. Acogió con beneplácito la práctica de reuniones de alto nivel entre el Secretario General y los dirigentes de las organizaciones regionales, así como el consenso alcanzado sobre modalidades de cooperación en la prevención de conflictos y los principios de cooperación en la consolidación de la paz.

Antes de la declaración, el Consejo celebró una reunión de un día de duración sobre el tema, en la cual el Secretario General Kofi Annan recordó su declaración al Consejo en abril de 2003 cuando había instado a la Organización a crear una red de mecanismos globales y mundiales eficaces que se reforzaran entre sí y que fueran flexibles y respondieran a la compleja realidad que vivimos hoy. El 20 de julio, dijo, las Naciones Unidas estaban cooperando con las organizaciones regionales en los procesos de estabilización en muchas países, incluyendo Liberia, Costa de Marfil, Burundi, Kosovo y el Afganistán. Exhortó a la comunidad internacional a considerar en mayor profundidad las fuerzas comparativas de las distintas organizaciones, y a avanzar hacia la creación de alianzas estratégicas que pudieran responder a los retos de hoy y de mañana.

Embargo de Armas

Tras el examen del 19 de enero del informe del Secretario General sobre las armas pequeñas, que presentó al Consejo el Secretario General Adjunto de Asuntos de Desarme, Nobuyasu Abe, el Presidente del Consejo leyó una declaración en la que animaba a los países exportadores de armas a que ejercieran el «mayor grado» de responsabilidad en sus operaciones relativas a las armas pequeñas y ligeras. Igualmente alentó la cooperación internacional y regional respecto de la información sobre el origen y la transferencia de este tipo de armas a fin de evitar que éstas llegaran a manos de grupos terroristas. El Consejo también reiteró su llamamiento a todos los Estados Miembros a aplicar de forma efectiva sus normas y medidas de embargo de armas y las otras sanciones, e instó a los Estados Miembros capaces de asistir a los Estados interesados a mejorar su capacidad para cumplir sus obligaciones a este respecto.


El contenido de esta página es una traducción no oficial, elaborada con la participación de la Facultad de Traducción de la Universidad de Salamanca.