Tu guía de acción climática: alimentos

Entender el impacto de nuestro sistema alimentario en el planeta es tanto un área de concienciación y como una oportunidad importante para mitigar el cambio climático. Hoy en día, nuestro sistema alimentario genera un tercio del total de las emisiones de efecto invernadero, más que el sector mundial de la aviación. Alimentar aproximadamente ocho mil millones de personas y satisfacer las necesidades dietéticas individuales tanto en los países desarrollados como en vías de desarrollo conduce a una pérdida de biodiversidad en la tierra y en el agua debido a deforestación, sobrepesca y degradación del ecosistema, entre otros. El consumo de agua y energía y el desperdicio de alimentos también son temas que considerar sobre cómo nuestro sistema alimentario contribuye al cambio climático.

Reducir la huella de carbono media anual global individual de 6,3 toneladas en 2020 a 2,1 toneladas en 2030, como recomiendan los expertos, implicará sin duda cambios en nuestro sistema alimentario y en nuestra dieta. Tener mayor conciencia y hacer pequeños cambios no solo nos ayudará a reducir los gases de efecto invernadero y la huella de carbono individual, sino que mejorará la calidad del aire, la salud y ahorrará dinero.

Comer más alimentos de origen vegetal

Las dietas de origen animal producen un gran impacto en nuestro planeta. El crecimiento de la población y el aumento de la demanda de carne y lácteos dan como resultado la necesidad de despejar la tierra y deforestar para crear espacio para granjas de animales y cultivar pienso para ellos. Esto provoca una pérdida de la biodiversidad, una mayor presión sobre recursos como el agua y la energía, entre otros efectos adversos. En el caso de ganado rumiante como vacas u ovejas, la producción de metano, un gas de efecto invernadero que es más potente que el dióxido de carbono, agrava el problema. La cuestión se extiende al marisco, donde la sobrepesca y la degradación de nuestros océanos debido a la actividad industrial y la contaminación amenaza el futuro de nuestros océanos.

Cambiar a una dieta de origen vegetal puede reducir la huella de carbono anual de una persona hasta 2,1 toneladas para una dieta vegana o hasta 1,5 toneladas para una vegetariana. Aunque cambiar completamente de la noche a la mañana es difícil, pasar a una dieta de origen vegetal comiendo más verduras y hortalizas en una comida (p. ej., el almuerzo), o bien un día de la semana en particular, puede ser una buena manera de empezar. Una forma efectiva de hacer la transición más divertida y social es atraer a la familia, los amigos y los compañeros. Con la disponibilidad de sustitutos de la carne, los chefs veganos, los blogueros y los movimientos en favor de la ingesta de alimentos de origen vegetal, comer verduras y hortalizas es cada vez más sencillo y está más extendido, con los beneficios adicionales de una salud mejor y ¡ahorrando dinero!

¿Le has preguntado a tu(s) restaurante(s) favorito(s) sobre sus opciones de tipo vegetariano? ¿Tienes amigos, familia, compañeros que se hayan interesado por comer menos carne? ¿Te suena algún bloguero de recetas veganas? ¿Conoces alguna versión vegetariana de tu receta favorita de carne?

(Nivel de esfuerzo: medio/alto)

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Desperdicia menos comida

Tanto los individuos como las empresas contribuyen al desperdicio global de alimentos. Ya sea tirando la comida que preparamos o comprando alimentos que acabamos por no usar, el desperdicio de comida se traduce en un uso innecesario de recursos como tierra, agua y energía, y también produce emisiones de efecto invernadero innecesarias derivadas de la producción y de los vertederos. El desperdicio de comida se extiende no solo a los alimentos que no comemos o que tiramos, también abarca comer más de lo necesario.

Comiendo solo lo que necesitamos y disminuyendo el desperdicio de alimentos, una persona puede reducir su huella de carbono en hasta 1,3 toneladas anualmente. No solo disminuiremos las emisiones reduciendo el desperdicio de alimentos, también estaremos más sanos, ahorraremos dinero y protegeremos nuestros preciados recursos para las futuras generaciones.

¿Qué tipo de comida o alimentos tiendes a tirar? ¿Normalmente dejas las sobras cuando vas a comer a un restaurante?

(Nivel de esfuerzo:medio)

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Compra de productos locales y ecológicos

Los kilómetros alimentarios (la distancia que viaja nuestra comida) y el uso de fertilizantes son temas importantes que considerar cuando se trata del impacto de nuestro sistema alimentario en el planeta. Cuando se trata de los kilómetros alimentarios, cuanta más distancia viaje nuestra comida desde la granja hasta donde la compramos, mayores serán las emisiones de gases de efecto invernadero producidas por los vehículos de transporte. Comprar y comer productos locales puede ayudar a reducir los kilómetros alimentarios recorridos y puede ayudar a que una persona ahorre hasta 1,1 toneladas de emisiones de carbono anualmente. Comer productos de temporada también puede ayudar a reducir los kilómetros alimentarios porque los alimentos que están fuera de temporada se transportan normalmente desde granjas muy alejadas o incluso en otro país, lo que requiere kilómetros alimentarios adicionales para llegar a nuestras tiendas. Comer de forma ecológica también reduce la necesidad de fertilizantes que generalmente producen emisiones de óxido nitroso, un gas de efecto invernadero muy potente que es más perjudicial que el dióxido de carbono o el metano. La agricultura ecológica a menudo incluye técnicas de agricultura regenerativa que no solamente reducen las emisiones, sino que también mejoran la salud del suelo e incrementan la cantidad de nutrientes de nuestros alimentos, entre otros muchos beneficios. ¡Comer de forma ecológica puede reducir la huella de carbono de una persona hasta 0,9 toneladas anualmente!

¿Qué alimentos están en este momento de temporada donde vives? ¿Tienes acceso a tiendas o mercados de agricultores con alimentos de productores locales? ¿Tu tienda local vende productos ecológicos?

(Nivel de esfuerzo: bajo/medio)

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Empezar a compostar

Compostar puede ser una acción simple, pero de gran impacto para ayudar a reducir las emisiones de nuestro sistema alimentario. Cuando tiramos comida a la basura, el desperdicio alimentario viajará habitualmente aún más kilómetros porque los vertederos están lejos de nuestros vecindarios, produciendo mayores emisiones de transporte. Además, los residuos de alimentos se entierran en vertederos en condiciones anóxicas (sin oxígeno). Cuando los alimentos se descomponen en estas condiciones, se produce metano como subproducto, un gas de efecto invernadero más potente que el dióxido de carbono. Por otro lado, el compostaje a menudo se traduce en menores emisiones derivadas del transporte porque las estaciones de compostaje están cerca de nuestros vecindarios. Además, el proceso de compostaje incluye voltear el suelo y los restos de alimentos, lo que asegura que el oxígeno está presente en el proceso de descomposición. Como resultado, se produce dióxido de carbono el lugar de metano, lo que es mejor para el planeta. Por último, el compost se convierte en suelo con alta densidad de nutrientes que se puede utilizar después para cultivar o plantar, lo que añade de nuevo nutrientes al suelo y a los alimentos resultantes.

¿Dónde está la estación de compostaje más cercana? ¿Ofrece tu ciudad o distrito recogida de compost? ¿Tu trabajo o tus restaurantes favoritos realizan compostaje?

(Nivel de esfuerzo: medio/alto)

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