General Assembly

19/09/2017

Discurso ante la Asamblea General

António Guterres

Secretary-General António Guterres presents his annual report on the work of the Organization ahead of the opening of the General Assembly’s seventy-second general debate. UN Photo/Cia Pak

Nos damos el nombre de comunidad internacional. Debemos actuar unidos. Solo juntos, como naciones unidas, podremos cumplir la promesa de la Carta y promover la dignidad humana para todos.

[COTÉJESE CON LA INTERVENCIÓN DEL ORADOR]

Sr. Presidente de la Asamblea General
Distinguidos Jefes de Estado y de Gobierno,
Excelencias:
Señoras y señores:

Comparezco ante ustedes con un espíritu de gratitud y humildad por la confianza que han depositado en mí para servir a los pueblos del mundo.

“Nosotros los pueblos”, y nuestras Naciones Unidas, se enfrentan a graves retos. Nuestro mundo se encuentra en una situación difícil. Muchos están sufriendo y sienten rabia, mientras ven cómo aumentan la inseguridad y la desigualdad, se propagan los conflictos y cambia el clima. La economía mundial está cada vez más integrada, pero el sentimiento de pertenencia a una comunidad mundial podría estar desintegrándose.

Las sociedades están fragmentadas. El discurso político está polarizado. La confianza en el seno de cada país y entre los países se ve socavada por quienes demonizan y dividen.

Somos un mundo en pedazos. Es necesario que seamos un mundo en paz.

Y creo firmemente que, juntos, podemos construir la paz, restablecer la confianza y crear un mundo mejor para todos.

Excelencias:

Me centraré hoy en siete amenazas y pruebas que se interponen en nuestro camino.

En cada caso, son muy claros los peligros. Sin embargo, si ante cada una de esas amenazas y pruebas actuamos como naciones verdaderamente unidas, podremos encontrar respuestas.

En primer lugar, refirámonos al peligro nuclear.

El uso de armas nucleares debería ser inconcebible. Ni siquiera debería consentirse nunca la amenaza de su uso.

Sin embargo, la ansiedad que provocan en todo el mundo las bombas atómicas no había llegado a un punto tan alto desde el fin de la Guerra Fría.

No se trata de un temor abstracto. Millones de personas viven bajo la sombra del temor que proyectan los provocadores ensayos nucleares y de misiles realizados por la República Popular Democrática de Corea.

Dentro de la propia República Popular Democrática de Corea, esos ensayos no hacen nada para aliviar la desesperada situación de quienes sufren hambre y graves violaciones de sus derechos humanos.

Condeno inequívocamente esos ensayos.

Exhorto a la República Popular Democrática de Corea y a todos los Estados Miembros a que cumplan plenamente las resoluciones del Consejo de Seguridad.

La resolución 2375, aprobada por unanimidad la semana pasada, endurece las sanciones contra ese país y envía un claro mensaje sobre sus obligaciones internacionales.

Apelo al Consejo para que mantenga su unidad.

Solo esa unidad puede conducir a la desnuclearización de la península de Corea y —como se reconoce en la resolución— crear la oportunidad de emprender gestiones diplomáticas para resolver la crisis.

Cuando las tensiones aumentan, también lo hace la posibilidad de cometer errores de cálculo. El lenguaje inflamatorio puede dar lugar a malentendidos fatales.

La solución debe ser política. El momento exige liderazgo político.

No debemos dejarnos arrastrar sin darnos cuenta hacia la guerra.

En términos más generales, todos los países deben dar muestras de un mayor compromiso con el objetivo universal de un mundo libre de armas nucleares. Los Estados poseedores de armas nucleares tienen la responsabilidad especial de encabezar ese esfuerzo.

Hoy la proliferación crea un peligro inimaginable y el desarme está paralizado.

Es urgente la necesidad de prevenir la proliferación y promover el desarme.

Esos objetivos están vinculados entre sí. Los progresos en la consecución de uno generarán progresos en la consecución del otro.

Excelencias:

En segundo lugar, permítaseme referirme ahora a la amenaza mundial del terrorismo.

Nada justifica el terrorismo: ninguna causa, ningún agravio.

El terrorismo sigue cobrándose cada vez más vidas y dejando un creciente saldo de devastación. Está destruyendo sociedades, desestabilizando regiones y desviando energía de actividades más productivas.

Las iniciativas nacionales y multilaterales de lucha contra el terrorismo han perturbado redes, recuperado territorio, impedido ataques y salvado vidas.

Es necesario intensificar esa labor. El fortalecimiento de la cooperación internacional sigue siendo crucial.

Doy las gracias a la Asamblea General por haber aprobado una de mis primeras iniciativas de reforma: el establecimiento de la Oficina de las Naciones Unidas de Lucha contra el Terrorismo.

El próximo año, tengo la intención de convocar la primera reunión de jefes de organismos de lucha contra el terrorismo de los Estados Miembros con el fin forjar una nueva Alianza Internacional contra el Terrorismo.

Sin embargo, no es suficiente luchar contra los terroristas en el campo de batalla o negarles fondos.

Tenemos que hacer más para abordar las causas profundas de la radicalización, entre ellas las injusticias reales y percibidas y los altos niveles de desempleo y agravio entre los jóvenes.

Los dirigentes políticos, religiosos y comunitarios tienen el deber de luchar contra el odio y servir de modelo de tolerancia y moderación.

Juntos, debemos hacer pleno uso de los instrumentos de las Naciones Unidas y ampliar nuestros esfuerzos para apoyar a los supervivientes.

La experiencia también ha demostrado que la aplicación de severas represalias y enfoques de mano dura es contraproducente.

En cuanto creamos que para ganar la batalla son necesarias las violaciones de los derechos humanos y las libertades democráticas, habremos perdido la guerra.

Excelencias:

En tercer lugar, hacemos frente a conflictos no resueltos y violaciones sistemáticas del derecho internacional humanitario.

Todos estamos conmocionados por el drástico recrudecimiento de las tensiones sectarias en el estado de Rakhine en Myanmar. Un círculo vicioso de persecución, discriminación, radicalización y represión violenta ha provocado la huida de más de 400.000 personas desesperadas, lo que pone en peligro la estabilidad regional.

Las autoridades de Myanmar deben poner fin a las operaciones militares y permitir el acceso humanitario sin trabas. También deben atender los reclamos de los rohinyás, cuyo estatuto lleva demasiado tiempo sin resolverse.

Excelencias:

En las guerras de hoy no hay vencedores.

De Siria al Yemen, de Sudán del Sur al Sahel, el Afganistán y otros lugares, la paz solo podrá lograrse mediante soluciones políticas.

No debemos hacernos ilusiones. No podremos erradicar el terrorismo si no logramos resolver los conflictos que crean el desorden en el que florecen los extremistas violentos.

La semana pasada, anuncié la creación de una Junta Consultiva de Alto Nivel sobre la Mediación. Sus miembros, personas eminentes, nos permitirán ser más eficaces en la negociación de la paz en todo el mundo.

Las Naciones Unidas están forjando alianzas más estrechas con organizaciones regionales claves, como la Unión Africana, la Unión Europea, la Liga de los Estados Árabes y la Organización de Cooperación Islámica.

Seguimos fortaleciendo y modernizando el mantenimiento de la paz, protegiendo a los civiles y salvando vidas en todo el mundo.

Desde que asumí el cargo, he tratado de reunir a las partes en conflicto, así como a los que tienen influencia sobre ellas.

Cabe citar como ejemplo la reunión de mañana sobre Libia, en relación con la cual albergo grandes esperanzas.

A principios de este mes visité Israel y Palestina. No debemos permitir que el estancamiento del proceso de paz hoy conduzca a la escalada de mañana. Tenemos que devolver la esperanza a la gente. La solución biestatal sigue siendo el único camino a seguir. Es urgente emprender ese camino.

Excelencias:

Pero debo ser franco: en demasiados casos, las partes beligerantes están convencidas de que la respuesta está en la guerra.

Podrán hablar de su voluntad de compromiso.

Pero con demasiada frecuencia lo que sus acciones delatan es la sed de una victoria militar rotunda, a cualquier costo.

Se cometen violaciones del derecho internacional humanitario a un ritmo desenfrenado y prevalece la impunidad.

La población civil está pagando el precio más alto y las mujeres y las niñas están expuestas a la violencia y la opresión sistemáticas.

He sido testigo en mi país y en mis años de servicio en las Naciones Unidas de que es posible pasar de la guerra a la paz y de la dictadura a la democracia. Sigamos adelante intensificando hoy las gestiones diplomáticas y avanzando mañana en la prevención de conflictos.

Excelencias:

En cuarto lugar, el cambio climático pone en peligro nuestras esperanzas.

El año pasado fue el de más calor de la historia. El último decenio ha sido el más caluroso del que se tenga noticia.

La temperatura media mundial sigue elevándose, los glaciares están menguando y el permafrost está disminuyendo.

Millones de personas y billones de activos están en peligro por el aumento del nivel del mar y otras perturbaciones del clima.

El número de desastres naturales se ha cuadruplicado desde 1970.

Los Estados Unidos, seguidos por China, la India, Filipinas e Indonesia, han sido escenario de la mayoría de los desastres desde 1995: más de 1.600, o uno cada cinco días.

Me solidarizo con los pueblos del Caribe y los Estados Unidos, que acaban de sufrir el huracán Irma, la tormenta de categoría 5 de mayor duración jamás registrada.

No debemos vincular cada fenómeno meteorológico con el cambio climático. Pero los científicos tienen claro que esas condiciones meteorológicas extremas son precisamente lo que sus modelos predicen que será la nueva norma en un mundo que se está calentando.

Hemos tenido que actualizar nuestro lenguaje para describir lo que ocurre: en la actualidad hablamos de megahuracanes, supertormentas y bombas de lluvia.

Ya es hora de abandonar la senda de las emisiones suicidas. Sabemos hoy lo suficiente para actuar.

Las pruebas científicas son irrefutables.

Insto a los Gobiernos a que apliquen el histórico Acuerdo de París cada vez con mayor ambición. Encomio a las ciudades que están estableciendo metas audaces.

Acojo con beneplácito las iniciativas de miles de empresas privadas, entre ellas grandes empresas petroleras y de gas, que están apostando por un futuro limpio y verde.

Los mercados energéticos nos dicen que las empresas verdes son un buen negocio.

La disminución del costo de las fuentes de energía renovables es uno de los acontecimientos más alentadores que están teniendo lugar en nuestro planeta.

También lo es la creciente evidencia de que las economías pueden crecer a medida que disminuyen las emisiones.

Nuevos mercados, más puestos de trabajo, oportunidades para generar billones en producción económica.

Los hechos están claros. Las soluciones las tenemos delante de nosotros. Quienes dirigen deben ponerse al día.

Excelencias:

En quinto lugar, el aumento de la desigualdad está socavando los cimientos de la sociedad y el pacto social.

La integración de las economías del mundo, la ampliación del comercio y los asombrosos avances tecnológicos han traído beneficios notables.

Más personas que nunca han logrado salir de la pobreza extrema. La clase media mundial es también mayor que nunca. Un mayor número de personas viven vidas más largas y saludables.

Sin embargo, los logros no han sido parejos.

Presenciamos enormes disparidades en los ingresos, las oportunidades y el acceso a los frutos de la investigación y la innovación.

Ocho hombres poseen la misma riqueza que la mitad de la humanidad.

Regiones, países y comunidades enteros siguen estando muy lejos de las oleadas de progreso y crecimiento y han quedado atrás en los Cinturones de Herrumbre de nuestro mundo.

Esa exclusión tiene un precio: frustración, alienación, inestabilidad.

Sin embargo, tenemos un plan para cambiar de rumbo: lograr una globalización justa. Ese plan es la Agenda 2030.

Excelencias:

La mitad de nuestro mundo es mujer.

La mitad de nuestro mundo tiene menos de 25 años.

No podemos alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible sin aprovechar el poder de las mujeres y la enorme energía de los jóvenes.

Sabemos lo rápidamente que pueden producirse las transformaciones en nuestra época.

Sabemos que con unos activos y una riqueza mundiales cuyo valor asciende a billones, no es de fondos de lo que carecemos.

Encontremos la sabiduría para utilizar las herramientas, los planes y los recursos que ya están en nuestras manos con el fin de lograr un desarrollo inclusivo y sostenible, lo cual constituye un objetivo por derecho propio pero también nuestra mejor manera de prevenir conflictos.

Excelencias:

El lado oscuro de la innovación es la sexta amenaza que debemos enfrentar, y esta ha pasado de las fronteras a las puertas de nuestra casa.

La tecnología seguirá ocupando el centro del progreso compartido. Pero la innovación, a pesar de lo esencial que es para la humanidad, puede traer consecuencias imprevistas.

Las amenazas relacionadas con la ciberseguridad están en aumento.

La guerra cibernética es cada vez menos una realidad oculta y es cada vez más capaz de perturbar las relaciones entre los Estados y destruir algunas de las estructuras y los sistemas de la vida moderna.

Los avances en el ciberespacio pueden empoderar a las personas, pero la llamada “red oscura” muestra que algunos utilizan esa capacidad para degradar y esclavizar.

La inteligencia artificial es un punto de inflexión que puede impulsar el desarrollo y mejorar las condiciones de vida de forma espectacular. Sin embargo, también puede tener consecuencias dramáticas en los mercados de trabajo y, de hecho, en la seguridad mundial y el propio tejido social.

La ingeniería genética ha pasado de las páginas de la ciencia ficción al mercado, pero ha generado nuevos dilemas éticos aún sin resolver.

A menos que esos avances se gestionen de manera responsable, podrían causar un daño incalculable.

Señores y señoras:

Los Gobiernos y las organizaciones internacionales sencillamente no están preparados para esta nueva situación.

Las formas tradicionales de regulación simplemente ya no son válidas.

Está claro que este tipo de tendencias y capacidades exigen una nueva generación de pensamiento estratégico, de reflexión ética y de regulación.

Las Naciones Unidas están dispuestas a ser un foro en el que los Estados Miembros, la sociedad civil, las empresas y el mundo académico puedan reunirse y hablar sobre el camino a seguir, en beneficio de todos.

Excelencias:

Por último, quisiera hablar de la movilidad humana, que no percibo como una amenaza, a pesar de que así lo vean algunos. La veo como un desafío que, si se gestiona adecuadamente, puede ayudar a unir al mundo.

Seamos claros: no solo hacemos frente a una crisis de refugiados; también nos enfrentamos a una crisis de solidaridad.

Todos los países tienen derecho a controlar sus propias fronteras. Pero ello debe hacerse de manera que se protejan los derechos de las personas en movimiento.

En lugar de puertas cerradas y hostilidad abierta, debemos restablecer la integridad del régimen de protección de los refugiados y la simple decencia de la compasión humana. Con una distribución de responsabilidades verdaderamente mundial, se podrán gestionar las cifras que tenemos delante.

Sin embargo, demasiados Estados no se han puesto a la altura del momento.

Encomio a los países que han demostrado su admirable hospitalidad a millones de personas desplazadas por la fuerza. Tenemos que hacer más para apoyarlos.

También tenemos que hacer más para enfrentar los retos de la migración. La verdad es que la abrumadora mayoría de los migrantes se desplazan de manera ordenada, haciendo contribuciones positivas a sus países de acogida y países de origen.

Es cuando los migrantes se desplazan en forma no regulada cuando los riesgos se tornan evidentes para los Estados, pero muy especialmente para los propios migrantes que se exponen a peligrosos viajes.

La migración siempre ha sido parte de nuestras vidas.

Debido al cambio climático, la demografía, la inestabilidad, las crecientes desigualdades y las aspiraciones a una vida mejor, así como a las necesidades insatisfechas en el mercado de trabajo, la migración está aquí para quedarse.

La respuesta radica en una cooperación internacional eficaz en la gestión de la migración para asegurar que sus beneficios se distribuyan más ampliamente y que los derechos humanos de todos los interesados sean debidamente protegidos.

Sin embargo, sobre la base de una amplia experiencia, puedo asegurarles que la mayoría de las personas prefieren materializar sus aspiraciones en su lugar de origen.

Tenemos que trabajar juntos para asegurar que así puedan hacerlo.

La migración debe ser una opción, no una necesidad.

También necesitamos un compromiso mucho más firme de la comunidad internacional para castigar a los traficantes y proteger a sus víctimas.

Sin embargo, no pondremos fin a las tragedias en el Mediterráneo, el mar de Andamán u otros lugares si no creamos más oportunidades para la migración ordenada. Esto beneficiará a migrantes y países por igual.

Yo mismo soy un migrante, como muchos de ustedes. Pero nadie esperó nunca que arriesgara mi vida en un bote agujereado o atravesara un desierto en la parte trasera de un camión para encontrar empleo fuera de mi país de nacimiento.

La migración en condiciones de seguridad no puede limitarse a la élite mundial.

Los refugiados, los desplazados internos y los migrantes no son el problema; el problema radica en los conflictos, la persecución y la pobreza desesperada.

Me apena ver la manera en que los refugiados y los migrantes han sido estereotipados y convertidos en chivo expiatorio y el modo en que figuras políticas alimentan el resentimiento con fines electorales.

En el mundo de hoy, todas las sociedades son cada vez más multiculturales, multiétnicas y multirreligiosas.

Esa diversidad debe considerarse una fuente de riqueza y no una amenaza. Pero para que la diversidad sea un éxito, debemos invertir en la cohesión social, a fin de que todas las personas sientan que sus identidades se respetan y que tienen intereses que defender en sus comunidades.

Excelencias:

Debemos reformar nuestro mundo, y yo estoy comprometido con la reforma de nuestras Naciones Unidas.

Juntos, hemos emprendido una iniciativa general de reforma encaminada a:

– Crear un sistema de las Naciones Unidas para el desarrollo que ayude a los Estados a mejorar la vida de sus pueblos;

– Fortalecer nuestra capacidad de salvaguardar la paz, la seguridad y los derechos humanos de las personas;

– Adoptar prácticas de gestión que promuevan esos objetivos en lugar de obstaculizarlos.

Hemos puesto en marcha un nuevo enfoque centrado en las víctimas para prevenir la explotación y los abusos sexuales.

Tenemos una hoja de ruta para lograr la paridad de género en las Naciones Unidas y ya estamos en camino de lograrlo.

Excelencias:

Estamos aquí para servir: para aliviar el sufrimiento de “nosotros los pueblos” y para ayudar a hacer realidad sus sueños.

Venimos de diferentes rincones del mundo.

Nuestras culturas, religiones y tradiciones varían amplia y maravillosamente.

En ocasiones, tenemos intereses contrapuestos.

En otros casos, existen incluso conflictos abiertos.

Precisamente por esa razón necesitamos a las Naciones Unidas.

Esa es la razón por la que el multilateralismo es más importante que nunca.

Nos damos el nombre de comunidad internacional.

Debemos actuar unidos.

Solo juntos, como naciones unidas, podremos cumplir la promesa de la Carta y promover la dignidad humana para todos.

Thank you.  Shokran.  Xie Xie.  Merci.  Spasibo.  Gracias.  Obrigado.