Observaciones del Presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas con motivo del Seminario Mundial sobre Diversidad lingüistica, Globalización y Desarrollo, presentadas por el Excmo. Sr. José felipe Moraes Cabral, Vicepresidente de la Asamblea General y Representante de la Misión de Portugal ante las Naciones Unidas

Sede de las Naciones Unidas, Nueva York

17 de diciembre de 2008

Excelencias,
Colegas y amigos,

Me complace estar hoy con ustedes en nombre del Padre Miguel d'Escoto, Presidente de la Asamblea General, y dar lectura a sus observaciones en la apertura de este Seminario mundial sobre diversidad lingüística, globalización y desarrollo. Su mensaje es el siguiente:

Este seminario mundial es un acto adecuado para dar cierre al dinámico programa de iniciativas de educación y actividades de divulgación dirigidas a promover el Año Internacional de los Idiomas que se ha celebrado durante los últimos 12 meses. Como ustedes saben, el Año Internacional fue una iniciativa adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas con el fin de crear conciencia sobre la vulnerabilidad de los diversos idiomas que se hablan en todo el mundo.

Ahora, es un hecho más conocido que más de la mitad de los 7.000 idiomas del mundo están en peligro de extinción inminente. Todos agradecemos a la UNESCO que haya tomado la iniciativa de generar conciencia sobre esta catástrofe cultural que se está desencadenando y que promueva formas de proteger esta parte esencial de todas las culturas, en especial las frágiles culturas de los pueblos indígenas. Esta campaña ha permitido que miles de grupos, entre ellos pueblos indígenas, organizaciones no gubernamentales, educadores, especialistas en ciencias sociales, gobiernos e instituciones culturales, participen en la defensa de la diversidad lingüística. Esta labor continúa hoy aquí.

Agradezco que este seminario se centre en el contexto más amplio que rodea nuestra defensa del idioma. Las amenazas contra nuestra diversidad lingüística mundial son un reflejo de los graves problemas que acompañan al proceso de globalización característico de nuestra era. También ponen de relieve los defectos en la naturaleza misma del proceso de desarrollo que países del Norte y del Sur han impulsado durante las últimas décadas.

La labor educativa, cultural y de promoción inspirada en el Año Internacional y a la que se ha prestado apoyo en el marco de su celebración es esencial para concienciar acerca de la lenta muerte que sufren tantos idiomas y encontrar formas de hacer frente a ese problema. No es casualidad que también estemos presenciando la lenta muerte de nuestros océanos y bosques. Reconocemos que el idioma es un elemento sumamente importante de nuestra gran familia humana y que es esencial para expresar y transmitir nuestras diversas identidades culturales, historias y valores de generación en generación. Al igual que nuestros océanos, son parte de la rica estructura de la vida en este planeta.

Por este motivo, debemos seguir también tomando medidas para garantizar que la globalización y el desarrollo sean procesos que, en lugar de debilitar y destruir nuestras culturas locales y comunidades indígenas y sus idiomas, contribuyan realmente a reforzar la diversidad de nuestro preciado patrimonio cultural.

No podemos esperar que una globalización impulsada por el culto a la codicia y el poder, que no reconoce la importancia de la salud medioambiental y la diversidad biológica, vaya a respetar o valorar la diversidad lingüística. Como observamos cada día, esa globalización conduce a la bancarrota y la devastación y nos deja una cultura dominante cuyos valores de agresividad, afán de adquisición, hiperconsumismo e intolerancia amenazan con volverse la norma. Esto es inaceptable.

El nuevo programa de desarrollo de las Naciones Unidas, que se ha ido articulando durante los últimos 15 años, otorga prioridad al desarrollo local, inclusivo y centrado en las personas. Sólo cuando éstas puedan influir en los cambios que las afecten podrán estos cambios ser sostenidos y beneficiosos. La gente tiene derecho a conservar su identidad cultural, su historia y su religión, todo lo cual se manifiesta a su vez por medio del lenguaje. Se trata de derechos humanos fundamentales, y debemos esforzarnos al máximo por integrarlos en nuestra vida diaria.

Lo mismo debe ocurrir a nivel internacional. Las Naciones Unidas deben representar la maravillosa diversidad de la humanidad y encarnar el anhelo de nuestros pueblos de trabajar juntos para resolver nuestros problemas comunes. Para ello es necesario contar con una visión clara y con la participación de todas las naciones en nuestra labor. La defensa de la diversidad lingüística puede ser considerada parte de una lucha más amplia por erradicar la pobreza, pues con cada idioma que se pierde se empobrece un poco más la cultura humana. La extinción de un idioma supone una merma de nuestra riqueza y diversidad.

Estoy convencido de que hemos alcanzado un momento en nuestra odisea humana en que nuestra supervivencia depende de la participación amplia e inclusiva de todos los pueblos, de todas las culturas y de todos los idiomas. Por esta razón me parece tan importante revitalizar la Asamblea General, el órgano más representativo de la comunidad internacional. Tenemos la enorme responsabilidad de promover la solidaridad entre todos los pueblos y de no defraudar las esperanzas que éstos han puesto en las Naciones Unidas.

Para lograrlo, debemos buscar dentro de nosotros mismos, como personas y como países, hasta encontrar las enormes reservas de coraje que necesitamos para satisfacer esas expectativas. Para ello es necesario que sean escuchadas todas las voces, un coro que se hace oír en una pluralidad de idiomas maravillosos desde todos los rincones del planeta.

Gracias.

Enlaces rápidos

Documentos importantes

Recursos