Capítulo II: G. Desarme

Un soldado está parado sobre las armas incautadas en Mogadishu, Somalia. Foto: ONU/Stuart Price

El desarme y el control de armamentos han formado parte integral de los esfuerzos por aliviar las tensiones internacionales y mantener la paz y la seguridad, y las actividades de la Organización para promover el desarme son ahora más importantes que nunca.

Las armas convencionales son el principal medio utilizado para causar muerte y destrucción

Si bien tememos, con razón, que se utilicen las armas de destrucción en masa, las armas convencionales son el principal medio utilizado para causar muerte y destrucción. El Programa de Acción para Prevenir, Combatir y Eliminar el Tráfico Ilícito de Armas Pequeñas y Ligeras en Todos sus Aspectos sigue siendo el instrumento fundamental para facilitar la cooperación entre los Estados y prevenir el desvío y la proliferación de esas armas. En abril de 2017, la Comisión de Desarme, actuando de manera colectiva tras casi dos decenios de inacción, aprobó recomendaciones sobre medidas prácticas de consolidación de la confianza en la esfera de las armas convencionales.

Por conducto de sus centros regionales para la paz y el desarme, las Naciones Unidas siguen desarrollando la capacidad de los Estados para hacer frente al comercio ilícito de armas mediante medidas prácticas, como la gestión de arsenales y la asistencia jurídica. Desde febrero de 2017, el Centro Regional para la Paz, el Desarme y el Desarrollo en América Latina y el Caribe ha venido prestando asistencia en la planificación técnica y logística del proceso de dejación de las armas en Colombia, incluidos los métodos y las técnicas para su desactivación.

En los últimos meses ha aumentado el uso de las armas contra la población civil
 
 La intensificación del uso de las armas contra la población civil ha ido acompañada de terribles denuncias de ataques con armas químicas. Por intermedio del Mecanismo Conjunto de Investigación, las Naciones Unidas y la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas pudieron llegar a conclusiones sobre cuatro de esos ataques con armas químicas. Acojo con beneplácito la decisión adoptada por el Consejo de Seguridad de renovar el mandato del Mecanismo y apoyo plenamente que prosiga con su labor imparcial, independiente y profesional.

En julio de 2017 se celebraron en la Sede las negociaciones sobre un instrumento jurídicamente vinculante que prohíba las armas nucleares, negociaciones a las que di mi pleno apoyo porque eran un paso de avance en la consecución del objetivo universal de un mundo libre de armas nucleares. El Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares, aprobado el 7 de julio de 2017 (véase A/CONF.229/2017/8), estará abierto a la firma de los Estados desde el 20 de septiembre y deberá ser ratificado por al menos 50 países para que pueda entrar en vigor. El Tratado exige a las partes que mantengan los acuerdos de salvaguardias que hayan celebrado con el Organismo Internacional de Energía Atómica o que, si todavía no lo han hecho, acepten las salvaguardias del Organismo.

Las crecientes tensiones generadas por los ensayos nucleares y las actividades relacionadas con misiles balísticos de la República Popular Democrática de Corea menoscaban la seguridad mundial y regional y ponen de relieve la necesidad de contar con un régimen internacional sólido para el desarme y la no proliferación. Al iniciarse los preparativos de la Conferencia de las Partes de 2020 encargada del Examen del Tratado acojo con beneplácito el compromiso colectivo de fortalecer el Tratado sobre la No Proliferación de las Armas Nucleares.

Las Naciones Unidas se enfrentan actualmente a los nuevos retos que plantean la ciberseguridad, la inteligencia artificial y la posible utilización del espacio ultraterrestre con fines nocivos. En la era de la revolución técnica, es imprescindible que la comunidad internacional se anticipe a los acontecimientos para garantizar que la tecnología no se utilice de manera malintencionada.