– Como Pronunciado –
INTERVENCIÓN DE LA PRESIDENTA DEL 73º PERIODO DE SESIONES DE LA ASAMBLEA GENERAL, S.E. MARIA FERNANDA ESPINOSA
10 de Abril 2019
Estimado Guy Ryder, Director General de la Organización Internacional del Trabajo,
Excelencias,
Distinguidos invitados,
Damas y Caballeros:
Inicio agradeciendo la constructiva participación de los Estados Miembros y Observadores esta mañana, en la sesión plenaria de conmemoración de los 100 años de la Organización Internacional del Trabajo.
Ha sido sumamente gratificante escuchar a los Estados reafirmar su compromiso con el logro del trabajo decente para todas las personas, como uno de los pilares del crecimiento económico inclusivo y, a la vez, como una herramienta esencial para promover mayor justicia social e igualdad al interior de las sociedades. Estoy segura de que mañana, al reanudarse la sesión plenaria, seguiremos oyendo más voces en este mismo sentido.
A continuación, y como parte del evento, tendrán lugar dos paneles interactivos sobre dos cuestiones que considero son centrales para el futuro del trabajo y sobre las que me referiré brevemente.
En primer lugar, los invito a abordar los desafíos y compromisos pendientes para asegurar que todas las personas accedan a un trabajo decente y poder alcanzar el ODS 8.
Por un lado, se trata de establecer las condiciones necesarias para la creación de los 40 millones de empleos anuales que se necesitan, de aquí al 2030, y de asegurar inversiones responsables y de calidad para alcanzar esta meta.
Pero también se trata de mejorar la calidad de los empleos; la mayoría de las personas que trabajan aún lo hacen en condiciones precarias o en el sector informal, con ingresos limitados y seguridad social insuficiente. De esta manera, millones de trabajadores son condenados a la pobreza y ven cómo, día a día, a pesar de los esfuerzos que realizan, sus posibilidades de acceder a mejores condiciones de vida, para ellos y para sus hijos, se esfuman como en un sueño lejano.
Aumentar la participación de las mujeres en el mercado laboral es clave. Al 2018, la tasa de su participación era solo del 48,5%, frente al 75% de los hombres. Otro aspecto central es la diferencia salarial entre mujeres y hombres por el mismo trabajo, que a nivel global se acerca al 20%. Esta brecha debe desaparecer, pues no existe justificación alguna que la sustente.
En segundo lugar, los invito a reflexionar sobre cómo prepararnos para el futuro del trabajo.
El motor de desarrollo de los países -la fuerza laboral, y en particular los jóvenes- requiere de formación y entrenamiento adecuados para aprovechar los beneficios de los rápidos cambios tecnológicos y de la economía del futuro, como las oportunidades que ofrece la lucha contra el cambio climático.
La automatización, si bien podría eliminar 75 millones de empleos para el año 2022, crearía 133 millones de nuevos puestos. Este es un potencial que no podemos dejar pasar.
La inversión en educación es vital, así como la inclusión de los grupos en situación vulnerable, como las personas con discapacidad, los migrantes y refugiados, los Pueblos Indígenas y las personas afrodescendientes.
Tenemos la responsabilidad de hacer que la Cuarta Revolución Industrial abra una nueva era de inclusión, que amplíe las posibilidades reales de un mejor futuro para todos los países y regiones.
Y, por supuesto, es fundamental que las políticas y los marcos regulatorios se adapten a estos nuevos escenarios del mundo laboral.
Tenemos la responsabilidad de hacer que la Cuarta Revolución Industrial abra una nueva era de inclusión, que amplíe las posibilidades reales de un mejor futuro para todos los países y regiones.
Excelencias,
Mientras reflexionamos sobre uno de los aspectos clave para distribuir prosperidad en el mundo, debemos tener muy presente que trabajar es mucho más que “ganar dinero”; como bien lo señaló el Director de la OIT, el trabajo no es una mercancía, es un derecho.
Los invito a pensar y construir un futuro con sociedades que garanticen a todos y todas oportunidades laborales para superar la pobreza y reducir las desigualdades. La justicia social y el desarrollo sostenible van de la mano. El trabajo decente es una condición sine qua non para lograr el desarrollo sostenible. Con empleo decente, hagamos realidad una de las principales promesas de la Agenda 2030, que todas las personas puedan llevar una vida digna y plena.
Muchas gracias.