El estado de Paraíba está situado en el nordeste del Brasil, una región con una infraestructura educativa precaria y en la que apenas se invierte en ciencia y tecnología. Entre las cinco regiones del país, la nororiental es la que registra un Índice de Desarrollo Humano (IDH) de 0,608, el más bajo de las cinco, y en ella las desigualdades regionales en materia de desarrollo son enormes, y lo son aún más si se tiene en cuenta la perspectiva de género.

En un universo en el que predominan los hombres, las estudiantes de la Universidad Federal de Paraíba - UFPB, institución brasileña miembro de la iniciativa Impacto Académico de las Naciones Unidas (UNAI), decidieron crear un grupo para introducir a las niñas en el mundo de la informática. El grupo se articula en torno a dos esferas de acción que promueven activamente la incorporación de las mujeres a los ámbitos de la ciencia y la tecnología con el objetivo de reducir las desigualdades de género, crear empleo decente y luchar contra la pobreza.

La primera esfera está dirigida a las alumnas de enseñanza secundaria estatal y se centra en la difusión de información sobre cursos y carreras profesionales en el ámbito de la tecnología de la información. La segunda consiste en crear un centro de apoyo en el que las mujeres estudiantes puedan ayudarse mutuamente para no verse obligadas a renunciar a su educación, reduciendo así el abandono escolar. Esta iniciativa cobra una gran importancia en los casos en los que las cifras demuestran que las mujeres en los ámbitos de la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas (CTIM) representan menos de un 25% de todos los estudiantes.

Este grupo de estudiantes universitarias son agentes de transformación que inspiran y empoderan a las alumnas de secundaria. En la UFPB, las mujeres representan solo el 14% de todos los estudiantes del Centro  de Informática, pero las integrantes del grupo que impulsa la iniciativa “niñas en la informática” quieren cambiar esta cifra. Para ello, seleccionan a alumnas de escuelas públicas con edades comprendidas entre los 14 y los 17 años para participar en talleres prácticos específicos en los que aprenden a desenvolverse con la tecnología bajo la tutela de las jóvenes promotoras de la iniciativa.

Los talleres incluyen distintas materias como codificación, desarrollo de aplicaciones y creación de juegos para dispositivos móviles. Cada taller dura dos horas y tiene como finalidad desarrollar un producto, ya sea un juego o una aplicación, con el fin de potenciar la autonomía de las participantes y brindarles la oportunidad de demostrar en la práctica que son capaces de desenvolverse con la tecnología. Además, en caso necesario, se utiliza un autobús escolar que permite conectarse a las alumnas de escuelas que carecen de infraestructura o tecnología.

Este último servicio exige simultáneamente la utilización de recursos de la universidad y la dedicación de estudiantes universitarios. El autobús escolar se adaptó totalmente para convertirlo en un aula móvil con mesas, computadoras portátiles y un monitor de vídeo en el que se presentan los contenidos. Las estudiantes hablan de sus opciones y trayectorias, sus experiencias y dificultades, sus oportunidades profesionales y los retos a los que se enfrenta una mujer en un ámbito en el que predominan los hombres.

Las iniciativas de este grupo, que ha sido financiado en parte por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación del Brasil, se han puesto en marcha en 11 ciudades y 16 escuelas y se han beneficiado de ellas más de 700 niñas. Una vez que las niñas se sienten motivadas para adentrarse más en el estudio de la tecnología, las integrantes del grupo de estudiantes organizan semanalmente talleres a distancia, en los que les introducen paso a paso en el mundo de la tecnología, promoviendo la adquisición de conocimientos con un enfoque más práctico.

En los seminarios se utiliza software gratuito y se organizan competiciones sobre el contenido impartido en cada etapa. Para motivar a las alumnas y ampliar su perspectiva se organizan visitas a los laboratorios de la Universidad y demostraciones de drones y artefactos tecnológicos y de robótica. Al final de cada uno de los módulos se celebran  competiciones. Las actividades se planifican teniendo en cuenta el grupo de edades de las niñas y se otorga prioridad a las actividades lúdicas.

La segunda esfera de acción promueve la integración de las estudiantes universitarias, al tiempo que reduce el abandono escolar. Desde el mes de marzo de 2022, las actividades en el marco de esta esfera se han basado en la interacción entre las alumnas, utilizando para ello varios métodos. Uno de ellos consistió en crear un laboratorio en el que pudieran permanecer durante un tiempo para llegar a conocerse mejor y apoyarse mutuamente. Este laboratorio se ha convertido en un espacio para la socialización y facilita la vida en comunidad entre las estudiantes.

Por ejemplo, algunas alumnas afirman que los mayores obstáculos con los que tropiezan son la timidez, que a veces les impide pedir a los profesores que les aclaren sus dudas ante un gran número de alumnos. El objetivo de esta segunda esfera de acción es hacer frente a este tipo de problemas. El año pasado, el grupo organizó y participó en varios eventos, entre los que cabe señalar ferias y exposiciones de tecnología, “hackathones” y eventos sobre empleabilidad dirigidos a las mujeres.

“Los/las estudiantes que forman parte del grupo promotor de la iniciativa “Niñas en la informática” proceden en muchos casos de escuelas públicas y han tenido muchas dificultades para entrar en una universidad. Son los modelos que inspiran y motivan a las alumnas de enseñanza secundaria a recorrer el mismo camino,” comentaba Josilene Aires, profesora asociada e investigadora de la UFPB, en la que coordina varios proyectos relacionados con el género y la tecnología, incluida la inserción de las mujeres en los ámbitos de las CTIM.

“El grupo está trabajando para ampliar sus alianzas y lograr una mayor inclusión de las estudiantes de municipios alejados de la capital, en los que las condiciones son más difíciles. Sin embargo, la eficacia real de este proyectos solo se comprobará cuando se logre el empoderamiento económico de estas mujeres y ellas puedan optar a profesiones rentables en puestos de trabajo decentes y logren una mayor igualdad de género en el lugar de trabajo y una mejor situación social,” añadió Josilene Aires.