El representante de la Comisión Europea, Luigi Boselli, se dirige a la Asamblea General de la ONU en Nueva York.
El representante de la Comisión Europea, Luigi Boselli, se dirige a la Asamblea General de la ONU en Nueva York. Foto ONU/Sophie Paris

21° período extraordinario de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas, 30 de junio al 2 de julio de 1999, Nueva York

Antecedentes

Un examen quinquenal

Del 30 de junio al 2 de julio de 1999 en Nueva York, la Asamblea General de las Naciones Unidas se reunió en una sesión especial dedicada al examen y la evaluación generales de la ejecución del Programa de Acción de la Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo (CIPD) acordado en El Cairo en 1994. Al final de su labor, el 21º período extraordinario de sesiones adoptó una serie de propuestas de acciones prioritarias para la ejecución continua del Programa de Acción. Entre las medidas clave recomendadas: se llamó a los gobiernos a tomar medidas enérgicas para promover los derechos humanos de las mujeres y se les alentó a fortalecer la salud reproductiva y sexual, al igual que la atención prestada a los derechos de procreación en las políticas y los programas sobre población y desarrollo. Deben observarse atentamente las diferentes repercusiones, sobre hombres y mujeres, de la mundialización de la economía y la privatización de los servicios sociales básicos, en particular los servicios de salud reproductiva. También se exhortó a los gobiernos a que dieran prioridad a la preparación de programas y políticas de fomento de normas y actitudes que no toleren en modo alguno actitudes nocivas y discriminatorias, incluida la preferencia por los niños varones, que pueden redundar en prácticas nocivas y contrarias a la ética como la selección prenatal del sexo, la discriminación y la violencia contra la niña y todas las formas de violencia contra la mujer, inclusive la mutilación genital femenina, la violación, el incesto, la trata de mujeres, la violencia y la explotación sexuales.

Se instó al Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) a que siga consolidando su función rectora dentro del sistema de las Naciones Unidas en la prestación de asistencia a los países para que adopten las medidas estratégicas necesarias a fin de asegurar la disponibilidad de los servicios de salud reproductiva y la posibilidad de elegir productos para la salud reproductiva, incluidos anticonceptivos. El documento final de la Sesión Especial señaló que en ningún caso se debe promover el aborto como método de planificación de la familia. Se instó a todos los gobiernos y a las organizaciones intergubernamentales y no gubernamentales pertinentes a incrementar su compromiso con la salud de la mujer, a ocuparse de los efectos que en la salud tienen los abortos realizados en condiciones no adecuadas como un importante problema de salud pública y a reducir el recurso al aborto mediante la prestación de más amplios y mejores servicios de planificación de la familia.

Además, se alentó a todos los países desarrollados a que fortalezcan su compromiso con las metas y los objetivos del Programa de Acción, en particular sus estimaciones de gastos, y a que hagan todo lo posible por movilizar los recursos financieros necesarios para su ejecución.

Se pidió al sistema de las Naciones Unidas y a los donantes a que apoyen a los gobiernos en la creación de la capacidad nacional para planificar, gestionar, ejecutar, supervisar y evaluar los servicios de salud sexual y reproductiva. Se solicitó que el sistema de las Naciones Unidas, con el apoyo de la comunidad internacional, debe redoblar sus esfuerzos por elaborar indicadores principales comunes sobre programas de salud reproductiva y llegar a un acuerdo sobre ellos, incluidos, entre otras cosas, la planificación de la familia, la salud materna, la salud sexual, las enfermedades de transmisión sexual, el VIH/SIDA. Se invitó a la Organización Mundial de la Salud (OMS) a asumir un papel rector en ese esfera, en coordinación con el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, el Fondo de Población de las Naciones Unidas, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, el Programa conjunto y de copatrocinio de las Naciones Unidas sobre el virus de inmunodeficiencia humana y el síndrome de inmunodeficiencia adquirida, el Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de la Secretaría y otras entidades pertinentes de las Naciones Unidas.

El examen de los progresos realizados en los últimos cinco años demuestra que la aplicación de las recomendaciones del Programa de Acción de El Cairo ha dado resultados positivos. Muchos países han adoptado medidas para integrar las cuestiones de población en sus estrategias de desarrollo, afirma el documento. Sin embargo, en algunos países y regiones los progresos han sido limitados y en algunos casos se ha retrocedido. La mujer y la niña siguen siendo objeto de discriminación. La pandemia del virus de inmunodeficiencia humana y el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (VIH/SIDA) ha provocado el aumento de la tasa de mortalidad en numerosos países. Los adolescentes siguen particularmente vulnerables a los riesgos de la salud reproductiva y de la salud sexual. Millones de parejas e individuos siguen sin acceso a los servicios y a la información en materia de salud reproductiva.