Mensaje del Secretario General con ocasión del Día Internacional para Combatir la Islamofobia
    
          Declaraciones | António Guterres, Secretario General
      
        
En este Día Internacional para Combatir la Islamofobia, nos concentramos en la eliminación del veneno que destila el odio antimusulmán -y hacemos un llamamiento a la acción.
En el mundo hay casi 2.000 millones de musulmanes que reflejan la humanidad en toda su magnífica diversidad.
Sin embargo, a menudo se enfrentan a la intolerancia y los prejuicios sin otro motivo que la fe que profesan.
Más allá de la discriminación estructural e institucional y de la estigmatización generalizada de las comunidades musulmanas, los musulmanes sufren ataques personales, son víctimas de la retórica del odio y son utilizados como chivos expiatorios.
Vemos algunas de las peores consecuencias en la triple discriminación que sufren las mujeres musulmanas a causa de su género, su etnia y sus creencias.
El creciente odio al que se enfrentan los musulmanes no es un hecho aislado: forma parte del resurgimiento del etnonacionalismo, las ideologías neonazis de supremacía blanca y la violencia dirigida contra poblaciones vulnerables como los musulmanes, los judíos y ciertas comunidades cristianas minoritarias, entre otras.
La discriminación nos denigra a todos; y todos debemos plantarle cara.
Debemos reforzar nuestras defensas impulsando políticas que respeten plenamente los derechos humanos y protejan las identidades religiosas y culturales.
Debemos reconocer la diversidad como riqueza y aumentar la inversión política, cultural y económica en la cohesión social.
Además, debemos hacer frente a la intolerancia trabajando para atajar el odio que se extiende como un reguero de pólvora por Internet.
Durante más de un milenio, el mensaje de paz, compasión y gracia del Islam ha inspirado a personas de todo el mundo.
Toda gran fe y tradición invoca los imperativos de tolerancia, respeto y comprensión mutua.
En el fondo, se trata de valores universales: dan sentido a la Carta de las Naciones Unidas y están en el centro de nuestra búsqueda de la justicia, los derechos humanos y la paz.
Hoy y siempre, esforcémonos por hacer realidad estos valores y luchemos contra las fuerzas de la división reafirmando nuestra humanidad común.