Excelencias, señoras y señores:
Agradezco al Gobierno y al pueblo de España por su cálida acogida en Sevilla para esta importante conferencia.
Durante décadas, la misión del desarrollo sostenible ha unido a países grandes y pequeños, desarrollados y en desarrollo.
Juntos, hemos logrado avances.
Reduciendo la pobreza y el hambre en el mundo.
Salvando vidas con sistemas sanitarios más sólidos.
Llevando más niños a la escuela.
Ampliando las oportunidades para mujeres y niñas.
Y fortaleciendo las redes de seguridad social.
Pero hoy, el desarrollo y su gran impulsor – la cooperación internacional –enfrentan fortísimos vientos en contra.
Vivimos en un mundo donde la confianza se está desmoronando y el multilateralismo está bajo tensión.
Un mundo con una economía en desaceleración, tensiones comerciales crecientes y presupuestos de ayuda diezmados.
Un mundo sacudido por desigualdades, caos climático y conflictos devastadores.
El vínculo entre paz y desarrollo es evidente.
Nueve de los diez países con los Indicadores de Desarrollo Humano más bajos se encuentran actualmente en situación de conflicto.
Excelencias,
La financiación es el motor del desarrollo.
Y, ahora mismo, ese motor se está ahogando.
Mientras nos reunimos, la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible – nuestra promesa global de transformar nuestro mundo para lograr un futuro mejor y más justo – está en peligro.
Dos tercios de las metas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible están rezagadas.
Alcanzarlos requiere una inversión de más de 4 billones de dólares al año.
Pero no se trata sólo de una crisis de cifras.
Es una crisis de personas.
De familias que pasan hambre.
De niños que no reciben vacunas.
De niñas obligadas a abandonar la escuela.
Estamos aquí en Sevilla para cambiar el rumbo.
Para reparar y poner en marcha el motor del desarrollo y acelerar la inversión a la escala y velocidad necesarias.
Y restaurar equidad y justicia – para todas y todos.
Excellencies,
The Sevilla Commitment is a global promise to fix how the world supports countries as they climb the development ladder.
I see three areas of action.
First — we must get resources flowing. Fast.
Countries must lead by mobilizing domestic resources and investing in areas of greatest impact: schools, health care, social protection, decent work, and renewable energy.
Unlocking these investments requires strengthening tax systems, and tackling illicit financial flows and tax evasion.
And helping developing countries dedicate a greater share of their tax revenues to the systems people need.
The Sevilla Commitment’s call on developed countries to double their aid dedicated to domestic resource mobilization to support this.
Multilateral and national development banks must unite to finance major investments.
This includes tripling the lending capacity of Multilateral Development Banks — and rechanneling Special Drawing Rights that can unlock lending capacity and help developing countries boost investment.
We also need innovative funding solutions to unlock private capital.
Solutions that mitigate currency risks;
That combine public and private finance more effectively, and ensure the risks and rewards of development projects are shared by both the public and the private sectors;
And that ensure financial regulations assess risk appropriately and support investments in frontier markets.
Second — we must fix the global debt system which is unsustainable, unfair and unaffordable.
With annual debt service at $1.4 trillion, countries need — and deserve — a system that lowers borrowing costs, enables fair and timely debt-restructuring, and prevents debt crises in the first place.
The Sevilla Commitment lays the groundwork:
With other aspects, by also creating a single debt registry for transparency, and promoting responsible lending and borrowing;
By lowering the cost of capital through debt swaps and debt management support;
And through debt service pauses in times of emergency.
And third — we must increase the participation of developing countries in the institutions of the global financial architecture. The present major shareholders have a role to play recognizing the importance of correcting injustices and adapting to a changing world.
A new borrowers forum will give voice to borrowers for fairer debt resolution and to foster transparency, shared learning and coordinated debt action.
And we need a fairer global tax system shaped by all, not just by a few.
Excellences, Mesdames et Messieurs,
Cette conférence n'est pas une affaire de charité.
Il s’agit de rétablir la justice – et de permettre à chacun de vivre dans la dignité.
Cette conférence n'est pas une affaire d'argent.
Il s'agit d’investir dans l'avenir que nous voulons construire – ensemble.
Merci – à toutes et à tous – de participer à cet effort essentiel et ambitieux.
CON OCASIÓN DE LA INAUGURACIÓN DE LA CUARTA CONFERENCIA SOBRE LA FINANCIACIÓN PARA EL DESARROLLO
Excelencias, señoras y señores:
Agradezco al Gobierno y al pueblo de España por su cálida acogida en Sevilla para esta importante conferencia.
Durante décadas, la misión del desarrollo sostenible ha unido a países grandes y pequeños, desarrollados y en desarrollo.
Juntos, hemos logrado avances.
Reduciendo la pobreza y el hambre en el mundo.
Salvando vidas con sistemas sanitarios más sólidos.
Llevando más niños a la escuela.
Ampliando las oportunidades para mujeres y niñas.
Y fortaleciendo las redes de seguridad social.
Pero hoy, el desarrollo y su gran impulsor – la cooperación internacional –enfrentan fortísimos vientos en contra.
Vivimos en un mundo donde la confianza se está desmoronando y el multilateralismo está bajo tensión.
Un mundo con una economía en desaceleración, tensiones comerciales crecientes y presupuestos de ayuda diezmados.
Un mundo sacudido por desigualdades, caos climático y conflictos devastadores.
El vínculo entre paz y desarrollo es evidente.
Nueve de los diez países con los Indicadores de Desarrollo Humano más bajos se encuentran actualmente en situación de conflicto.
Excelencias,
La financiación es el motor del desarrollo.
Y, ahora mismo, ese motor se está ahogando.
Mientras nos reunimos, la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible – nuestra promesa global de transformar nuestro mundo para lograr un futuro mejor y más justo – está en peligro.
Dos tercios de las metas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible están rezagadas.
Alcanzarlos requiere una inversión de más de 4 billones de dólares al año.
Pero no se trata sólo de una crisis de cifras.
Es una crisis de personas.
De familias que pasan hambre.
De niños que no reciben vacunas.
De niñas obligadas a abandonar la escuela.
Estamos aquí en Sevilla para cambiar el rumbo.
Para reparar y poner en marcha el motor del desarrollo y acelerar la inversión a la escala y velocidad necesarias.
Y restaurar equidad y justicia – para todas y todos.
Excelencias:
El documento del Compromiso de Sevilla es una clara promesa global de reparar la forma en que el mundo apoya a los países que suben la escalera del desarrollo.
Veo tres esferas de acción.
En primer lugar, tenemos que hacer fluir los recursos. Rápido.
Los países deben dirigir el proceso movilizando recursos nacionales e invirtiendo en las esferas de mayor impacto: escuelas, atención sanitaria, protección social, trabajo decente y energía renovable.
Para favorecer estas inversiones es necesario reforzar los sistemas tributarios y combatir los flujos financieros ilícitos y la evasión fiscal.
Y ayudar a los países en desarrollo a que puedan dedicar una mayor parte de sus ingresos tributarios a los sistemas que necesitan las personas.
El llamamiento del Compromiso de Sevilla a los países desarrollados para que dupliquen la ayuda dedicada a la movilización de recursos nacionales para servir de apoyo.
Los bancos multilaterales y nacionales de desarrollo deben unirse para financiar grandes inversiones.
Para ello, hay que triplicar la capacidad de préstamo de los bancos multilaterales de desarrollo y reorientar los derechos especiales de giro para aumentar la capacidad de préstamo y ayudar a los países en desarrollo a impulsar la inversión.
También necesitamos soluciones de financiación innovadora para facilitar el capital privado:
Que mitiguen los riesgos cambiarios;
Que combinen más eficazmente la financiación pública y privada, y garanticen que los riesgos y las recompensas de los proyectos de desarrollo sean compartidos por el sector público y el sector privado;
Y que garanticen que la reglamentación financiera evalúa los riesgos adecuadamente y apoya las inversiones en mercados frontera.
En segundo lugar, debemos reparar el sistema mundial de la deuda, que es insostenible, injusto e inasequible.
Con un servicio de la deuda que asciende a 1,4 billones de dólares al año, los países necesitan — y merecen — un sistema que abarate el costo del endeudamiento, facilite la reestructuración justa y oportuna de la deuda, y prevenga las crisis de deuda en primer lugar.
El Compromiso de Sevilla sienta las bases:
Con otros factores, creando también un registro único de la deuda en aras de la transparencia, y promoviendo prácticas responsables de préstamo y endeudamiento;
Reduciendo el costo del capital mediante canjes de deuda y el apoyo a la gestión de la deuda;
Y suspendiendo el servicio de la deuda en épocas de emergencia.
Y en tercer lugar debemos incrementar la participación de los países en desarrollo en las instituciones de la arquitectura financiera global. Los principales accionistas tienen un papel que desempeñar al reconocer la importancia de corregir las injusticias y adaptarse a un mundo cambiante.
Las partes principales deben apoyar reformas que les den una voz más potente.
Un foro de prestatarios puede fomentar el aprendizaje común y la acción coordinada en materia de deuda.
Un nuevo foro de prestatarios dará voz a los prestatarios para una resolución de la deuda más justa y puede fomentar el aprendizaje compartido y la acción coordinada en materia de deuda.
Y necesitamos un sistema tributario mundial más justo, conformado por todos, no solo por unos pocos.
Excelencias, señoras y señores:
Esta conferencia no trata de caridad.
Trata de restablecer la justicia y permitir que todos vivan con dignidad.
Esta conferencia no trata de dinero.
Trata de invertir en el futuro que queremos construir, juntos.
Gracias a todos por participar en este importante y ambicioso esfuerzo.
THE SECRETARY-GENERAL
REMARKS AT THE OPENING OF THE 4TH FINANCING FOR DEVELOPMENT CONFERENCE
Excellencies, ladies and gentlemen,
I thank the Government and people of Spain for welcoming us to Sevilla for this important conference.
For decades, the mission of sustainable development has united countries large and small, developed and developing.
Together, we achieved progress.
Reducing global poverty and hunger.
Saving lives with stronger health care systems.
Getting more children into school.
Expanding opportunities for women and girls.
And strengthening social safety nets.
But today, development and its great enabler — international cooperation — are facing massive headwinds.
We are living in a world where trust is fraying and multilateralism is strained.
A world with a slowing economy, rising trade tensions, and decimated aid budgets.
A world shaken by inequalities, climate chaos and raging conflicts.
The link between peace and development is clear.
Nine of the ten countries with the lowest Human Development Indicators are currently in a state of conflict.
Excellencies,
Financing is the engine of development.
And right now, this engine is sputtering.
As we meet, the 2030 Agenda for Sustainable Development — our global promise to transform our world for a better, fairer future — is in danger.
Two-thirds of the Sustainable Development Goals targets are lagging.
Achieving them requires an investment of more than $4 trillion a year.
But this is not just a crisis of numbers.
It’s a crisis of people.
Of families going hungry.
Of children going unvaccinated.
Of girls forced to drop out of school.
We are here in Sevilla to change course.
To repair and rev up the engine of development to accelerate investment at the scale and speed required.
And to restore a measure of fairness and justice for all.
Excellencies,
The Sevilla Commitment document is a global promise to fix how the world supports countries as they climb the development ladder.
I see three areas of action.
First — we must get resources flowing. Fast.
Countries must lead by mobilizing domestic resources and investing in areas of greatest impact: schools, health care, social protection, decent work, and renewable energy.
Unlocking these investments requires strengthening tax systems, and tackling illicit financial flows and tax evasion.
And helping developing countries dedicate a greater share of their tax revenues to the systems people need.
The Sevilla Commitment’s call on developed countries to double their aid dedicated to domestic resource mobilization to support this.
Multilateral and national development banks must unite to finance major investments.
This includes tripling the lending capacity of Multilateral Development Banks — and rechanneling Special Drawing Rights that can unlock lending capacity and help developing countries boost investment.
We also need innovative funding solutions to unlock private capital.
Solutions that mitigate currency risks;
That combine public and private finance more effectively, and ensure the risks and rewards of development projects are shared by both the public and private sectors;
And that ensure financial regulations assess risk appropriately and support investments in frontier markets.
Second — we must fix the global debt system which is unsustainable, unfair and unaffordable.
With annual debt service at $1.4 trillion, countries need — and deserve — a system that lowers borrowing costs, enables fair and timely debt-restructuring, and prevents debt crises in the first place.
The Sevilla Commitment lays the groundwork:
With other aspects, by also creating a single debt registry for transparency, and promoting responsible lending and borrowing;
By lowering the cost of capital through debt swaps and debt management support;
And through debt service pauses in times of emergency.
And third — we must increase the participation of developing countries in the institutions of the global financial architecture. The present major shareholders have a role to play recognizing the importance of correcting injustices and adapting to a changing world.
A new borrowers forum will give voice to borrowers for fairer debt resolution and can foster transparency, shared learning and coordinated debt action.
And we need a fairer global tax system shaped by all, not just a few.
Excellencies, ladies and gentlemen,
This conference is not about charity.
It’s about restoring justice and lives of dignity.
This conference is not about money.
It’s about investing in the future we want to build, together.
Thank you all for being part of this important and ambitious effort.
[all-French]
Je remercie le Gouvernement et le peuple espagnols de nous accueillir à Séville pour cette importante conférence.
Depuis des décennies, l’aspiration au développement durable est le trait d’union entre tous les pays – grands et petits, développés et en développement.
Ensemble, nous avons fait des progrès.
En réduisant la pauvreté et la faim dans le monde.
En sauvant des vies grâce à des systèmes de santé plus solides.
En scolarisant plus d’enfants.
En ouvrant de nouveaux horizons pour les femmes et les filles.
Et en renforçant les filets de sécurité sociale.
Aujourd’hui pourtant, le développement et son principal catalyseur – la coopération internationale – sont freinés par de puissants vents contraires.
Nous vivons dans un monde où la confiance s’effrite et où le multilatéralisme est mis à rude épreuve.
Un monde où l’économie ralentit, où les tensions commerciales s’accentuent et où les budgets consacrés à l’aide sont amputés.
Un monde ébranlé par les inégalités, le chaos climatique et la brutalité des conflits.
Le lien entre la paix et le développement saute aux yeux.
De fait, neuf des dix pays ayant les indicateurs de développement humain les plus faibles sont actuellement en proie à un conflit.
Excellences,
Le financement est le moteur du développement.
Et pour l’instant, ce moteur tousse.
À l’heure où nous nous réunissons, le Programme de développement durable à l’horizon 2030 – notre promesse de transformer le monde et de faire advenir un avenir meilleur et plus juste – vacille.
Deux tiers des cibles associées aux objectifs de développement risquent de ne pas être atteintes.
Pour y remédier, il faudrait investir plus de 4 000 milliards de dollars par an.
Mais la crise que nous traversons n’est pas qu’une affaire de chiffres.
Elle touche aussi les personnes.
Les familles qui ont faim.
Les enfants que l’on ne peut pas vacciner.
Les filles obligées d’abandonner l’école.
Nous sommes ici à Séville pour changer de cap.
Pour réparer le moteur du développement et passer la vitesse supérieure afin d’accélérer les investissements à l’échelle et à la vitesse voulues.
Et pour rétablir un certain degré d’équité et de justice pour toutes et tous.
Excellences,
L’Engagement de Séville est une promesse qui cherche à changer la façon dont le monde aide les pays à gravir les échelons du développement.
Pour moi, il faut agir sur trois fronts.
Premièrement, nous devons dégager des ressources, sans attendre.
Les pays doivent prendre les choses en main et mobiliser les ressources nationales pour les injecter dans les domaines qui ont le plus d’impact : l’éducation, la santé, la protection sociale, le travail décent et les énergies renouvelables.
Pour débloquer ces investissements, il faut renforcer les régimes fiscaux et lutter contre les flux financiers illicites et la fraude fiscale.
Il faut aider les pays en développement à consacrer une plus grande part de leurs recettes fiscales aux systèmes dont les populations ont besoin.
À cette fin, un appel est lancé dans l’Engagement de Séville pour que les pays développés multiplient par deux l’aide qu’ils consacrent à la mobilisation des ressources nationales.
Les banques de développement multilatérales et nationales doivent unir leurs forces pour financer les grands projets d’investissement.
Il s’agit notamment de tripler la capacité de prêt des banques multilatérales de développement et de réaffecter les droits de tirage spéciaux qui peuvent débloquer la capacité de prêt et aider les pays en développement à stimuler l’investissement.
Il nous faut, en outre, des modes de financement novateurs pour débloquer les capitaux privés.
Des solutions qui atténuent les risques de change.
Des solutions qui combinent plus efficacement les financements publics et privés et garantissent que les risques et les avantages des projets de développement se répartissent entre les secteurs public et privé.
Des solutions qui garantissent que les réglementations financières évaluent correctement les risques et appuient l’investissement dans les marchés frontières.
Deuxièmement, nous devons repenser le système mondial de la dette, qui est insoutenable et injuste, et qui coûte trop cher
Le service de la dette atteint 1 400 milliards de dollars par an ; aussi les pays ont-ils besoin – et méritent-ils – un système qui réduise les coûts d’emprunt, qui facilite une restructuration équitable et rapide de la dette et qui s’attache en premier lieu à prévenir les crises de la dette.
L’Engagement de Séville prépare le terrain :
En créant notamment un seul registre de la dette pour plus de transparence et en encourageant les prêts et les emprunts responsables.
En réduisant le coût du capital grâce à des conversions de dettes et à un soutien à l’administration de la dette.
Et en suspendant le service de la dette en cas d’urgence.
Troisièmement, nous devons accroître la participation des pays en développement aux institutions de l'architecture financière mondiale. Les principaux actionnaires actuels ont un rôle à jouer en reconnaissant l'importance de corriger les injustices et de s'adapter à un monde en mutation.
Une nouvelle tribune permettra aux emprunteurs de défendre un règlement plus équitable de la dette et pourra favoriser la transparence, l’apprentissage en commun et une action coordonnée en matière de dette.
Enfin, il nous faut un système fiscal mondial plus équitable, pensé par tous et pas seulement par une minorité.
Excellences, Mesdames et Messieurs,
Cette conférence n’est pas une affaire de charité.
Il s’agit de rétablir la justice – et de permettre à chacun de vivre dans la dignité.
Cette conférence n’est pas une affaire d’argent.
Il s’agit d’investir dans l’avenir que nous voulons construire – ensemble.
Merci – à toutes et à tous – de participer à cet effort essentiel et ambitieux.