Familiares de desaparecidos sosteniendo sus fotos.

Mensaje del Secretario General 2021

La desaparición forzada —aunque está estrictamente prohibida por el derecho internacional de los derechos humanos en toda circunstancia— sigue utilizándose en todo el mundo como método de represión, terror y sofocación de la disidencia. Paradójicamente, a veces se utiliza con el pretexto de luchar contra la delincuencia o el terrorismo. Los abogados, los testigos, la oposición política y los defensores de los derechos humanos corren un peligro especial.

La desaparición forzada priva a las familias y a las comunidades del derecho a conocer la verdad sobre sus seres queridos, a que se obligue a rendir cuentas, a la justicia y a la reparación. La pandemia de COVID-19 se ha sumado a la agonía y la angustia de la desaparición forzada, al limitar las capacidades de búsqueda de personas desaparecidas y de investigación de presuntas desapariciones forzadas.

La Convención Internacional para la Protección de Todas las Personas contra las Desapariciones Forzadas es indispensable para ayudar a atajar esta cobarde práctica. Sin embargo, su aplicación requiere la voluntad y el compromiso de quienes tienen potestad para ello.

Los Estados deben cumplir sus obligaciones de prevenir las desapariciones forzadas, buscar a las víctimas e investigar, enjuiciar y castigar a los autores.

En este Día Internacional, reitero mi llamamiento a todos los Estados para que ratifiquen la Convención y colaboren con el Comité y el Grupo de Trabajo sobre las Desapariciones Forzadas de las Naciones Unidas.

Juntos, podemos y debemos poner fin a todas las desapariciones forzadas.

 

António Guterres

Secretary-General

La impunidad agrava el sufrimiento y la angustia. En virtud del derecho internacional de los derechos humanos, las familias y las sociedades tienen derecho a conocer la verdad sobre lo ocurrido. Hago un llamamiento a los Estados Miembros a asumir esta responsabilidad.

António Guterres