Contexto

El desafío

Hoy en día, se accede a la información y se comparte desde una compleja red interconectada de plataformas en línea y externas, a menudo denominada «ecosistema de la información».

Entre los riesgos para la integridad de este ecosistema de la información figuran la divulgación de información errónea, la desinformación y el discurso de odio, y comprenden toda una serie de amenazas actuales, emergentes y futuras en pleno salto tecnológico de la inteligencia artificial.

Estas amenazas pueden atentar contra los derechos humanos y obstaculizar los esfuerzos por lograr la paz, la prosperidad y un futuro habitable en nuestro planeta.

Las consecuencias

Es posible observar las repercusiones en todo el mundo, incluidos los ámbitos de la salud, la acción por el clima, la democracia y las elecciones, la igualdad de género, la paz y la seguridad y la respuesta humanitaria.

Los grupos en situación de vulnerabilidad y marginación están expuestos de forma desproporcionada a posibles daños.

El discurso de odio y la desinformación por razón de género, por ejemplo, pretenden someter sistemáticamente a las mujeres y apartarlas de la vida pública. Esto puede tener consecuencias devastadoras y duraderas al suprimir la voz de las mujeres, causar daños profesionales y de reputación e incitar a la violencia física.

Muchos jóvenes y niños pasan gran parte de su vida en internet y acceden a gran cantidad de información. A menudo son también los más afectados por los contenidos y comportamientos nocivos que se producen en espacios digitales.

Los esfuerzos por socavar la acción por el clima ponen aún más de relieve la urgencia del reto. Las campañas coordinadas de desinformación, a menudo impulsadas por intereses comerciales, tratan de negar o sembrar dudas sobre la base científicamente acordada del cambio climático inducido por el ser humano con el fin de retrasar o desbaratar las medidas para alcanzar los objetivos climáticos.

Fortalecimiento de las acciones

Tras la publicación del Informe de Políticas 8 del Secretario General en 2023, las Naciones Unidas emprendieron un proceso de consulta mundial que culminó en los Principios universales para la integridad de la información de las Naciones Unidas.

Las Naciones Unidas recogieron aportaciones de todo el mundo a través de un formulario público en línea y de actos organizados a nivel mundial y nacional. Escuchamos aportaciones de grupos muy diversos, como organizaciones juveniles y de la sociedad civil, representantes del mundo académico, medios de comunicación, anunciantes, Estados y empresas de tecnología, entre otros.

Este enfoque integrador fue crucial para elaborar medidas y recomendaciones que permitan avanzar hacia un ecosistema de la información más sano para todos.