2015 se recordará como un año de sufrimiento humano y tragedias migratorias. En los 12 meses pasados, más de 5.000 mujeres, hombres y niños han perdido la vida en busca de protección y de una vida mejor. Decenas de millares más han sido objeto de explotación y de abusos cometidos por traficantes de personas. Y se cuentan por millares los que han sido tomados como chivos expiatorios y se han convertido en blanco de políticas xenófobas y de discursos alarmistas.
Pero 2015 fue también un año en que la comunidad mundial subrayó la importante contribución de los migrantes al desarrollo sostenible. Con la aprobación de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, los líderes mundiales se comprometieron a proteger los derechos laborales de los trabajadores migrantes, combatir las redes delictivas transnacionales de trata de personas y promover la migración y la movilidad bien reguladas. Acometiendo las causas profundas, con la Agenda 2030 también se pretende hacer frente a los problemas de desarrollo, gobernanza y derechos humanos que impulsan al principio a las personas a huir de sus hogares.
Es urgente que el mundo amplíe esa labor con un nuevo pacto global sobre movilidad humana basado en una mejor cooperación entre los países de origen, tránsito y destino, en que se comparta más la responsabilidad y se incorpore el respeto pleno de los derechos humanos de los migrantes, independientemente de su situación jurídica.
Debemos ampliar las vías seguras para la migración regularizada, incluida la reunificación familiar, la movilidad de la mano de obra de todos niveles de especialización, mayores posibilidades de reasentamiento y oportunidades de educación para niños y adultos. También insto a todos los países a que firmen y ratifiquen la Convención Internacional sobre la Protección de los Derechos de Todos los Trabajadores Migratorios y de sus Familiares, ya que solo lo ha hecho una cuarta parte de los Estados Miembros de las Naciones Unidas.
Estos principios e ideas se integrarán en la aplicación de la hoja de ruta para hacer frente a los grandes movimientos migratorios y de refugiados que he presentado a la Asamblea General.
En este Día Internacional del Migrante, comprometámonos a dar respuestas coherentes, amplias y basadas en los derechos humanos, guiándonos por la legislación y las normas internacionales y un empeño compartido en no dejar a nadie atrás.