Foto de grupo de los Jefes de Estado y dignatarios de alto nivel que asistieron a la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Social en Copenhague en 1995.

Foto de grupo de los Jefes de Estado y dignatarios de alto nivel que asistieron a la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Social en Copenhague en 1995. Foto ONU

Cumbre Mundial sobre Desarrollo Social - 6 a 12 de marzo de 1995, Copenhague, Dinamarca 
 

Antecedentes

Una cumbre histórica

La Cumbre Mundial sobre Desarrollo Social fue, en su momento, la mayor reunión de líderes mundiales jamás realizada. Asistieron más de 14 000 personas, entre ellas delegados de 186 países, con 117 representados a nivel de Jefes de Estado o de Gobierno. En la Cumbre, los gobiernos se comprometieron a erradicar la pobreza, promover un empleo pleno y productivo y fomentar la integración social, objetivos primordiales del desarrollo. Al concluir la Cumbre, los gobiernos aprobaron una Declaración y un Programa de Acción que representaron un nuevo consenso sobre la necesidad de poner a las personas en el centro del desarrollo, a fin de promover el desarrollo social a través de diez compromisos, entre ellos la erradicación de la pobreza, la reducción de la desigualdad y la promoción de la integración social. En la Declaración, los Estados Miembros acordaron promover la paz y la seguridad internacionales, acelerar el desarrollo en África y los países menos adelantados y movilizar recursos para lograr el progreso social. Presentaron el desarrollo económico, el progreso social y la protección del medio ambiente como elementos interdependientes y componentes del desarrollo sostenible.

La Cumbre Mundial sobre Desarrollo Social fue un momento histórico, porque la Declaración de Copenhague sobre Desarrollo Social y su Programa de Acción han guiado la acción multilateral sobre desarrollo social desde entonces. La Declaración hizo hincapié en la erradicación de la pobreza como un imperativo ético, social, político y económico. La Declaración representó un consenso único sobre tres objetivos clave del desarrollo social, a saber, la erradicación de la pobreza, la promoción del empleo pleno y productivo y el fomento de la inclusión social, y estableció un enfoque holístico para lograrlos. Reconoció que el desarrollo social no se puede lograr solo por los sectores sociales, ni a través de iniciativas parciales. El enfoque requería una orientación de valores, objetivos y prioridades hacia el avance del progreso social y una mejor calidad de vida y bienestar para todos. Aspiraba a “colocar a las personas en el centro del desarrollo garantizando la plena participación de todos”.