Transcripción del discurso pronunciado

Declaración del Excmo. Sr. Tijjani Muhammad Bande, Presidente del septuagésimo cuarto período de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas

12 de febrero de 2020

Sr. Qu Dongyu, Director General de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación,

Sr. Jorge Chediek, Enviado del Secretario General para la Cooperación Sur-Sur,

Excmo. Sr. Adonai Ayebare, Asesor Especial del Presidente de la Asamblea General sobre la Cooperación Sur-Sur,

Excelencias,

Distinguidas delegaciones:

Es para mí un gran placer darles la bienvenida a todos a este diálogo interactivo sobre “La lucha contra el hambre: la cooperación Sur-Sur y la cooperación triangular para transformar la agricultura”.

Doy las gracias por el apoyo prestado para convocar este importante diálogo a los Estados Miembros y al sistema de las Naciones Unidas, en particular a la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación y a la Oficina de las Naciones Unidas para la Cooperación Sur-Sur.

El diálogo interactivo de hoy nos brinda la oportunidad de reflexionar sobre los logros alcanzados en el Objetivo de Desarrollo Sostenible 2: Hambre cero, y de definir los mejores caminos para lograr un mundo sin hambre para el año 2030. El acceso a una alimentación adecuada es un derecho fundamental de todo hombre, mujer y niño. Sin embargo, por cuarto año consecutivo, el hambre está aumentando.

Debemos redoblar nuestros esfuerzos y crear políticas y condiciones que no solo alivien el sufrimiento de 820 millones de personas que padecen hambre hoy, sino que también eliminen el hambre en nuestro mundo más allá de 2030.

La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible reconoce que el Objetivo 1 (Fin de la pobreza) y el Objetivo 2 (Hambre cero) deben tratarse al mismo tiempo.

Las políticas agrícolas son políticas de desarrollo y se centran en la mitigación del hambre de manera sostenible, la creación de empleos, la generación de ingresos y la contribución a la erradicación de la pobreza.

Excelencias,

Distinguidas delegaciones:

Para tener éxito, esas políticas deben resolver las desigualdades históricas y estructurales que socavan los esfuerzos que hacemos para acabar con el hambre.

Deben tener debidamente en cuenta a los pequeños agricultores y a los agricultores familiares, que producen casi el 70 % de los alimentos del mundo. Estos 500 millones de productores de alimentos suelen estar atrapados en la pobreza e incluso son vulnerables al hambre y la malnutrición.

También debemos poner en contacto a los pequeños agricultores con los compradores, los proveedores de tecnología y las instituciones financieras. Sencillamente no podemos avanzar en la erradicación del hambre o la pobreza si dejamos atrás a los pequeños agricultores.

Tenemos el deber colectivo de asegurar que todos, en todas partes, tengan acceso a una alimentación nutritiva adecuada. Los alimentos deben ser accesibles y asequibles para todos. Esto es particularmente importante para los 48 millones de niños de todo el mundo que en la actualidad se ven afectados por el retraso del crecimiento y la emaciación.

También debemos centrarnos en el rostro femenino de la agricultura. Hoy en día, las mujeres representan el 43 % de la mano de obra agrícola en el mundo en desarrollo. Sin embargo, solo reciben una fracción de la tierra, el crédito, la capacitación agrícola, la información y los insumos como semillas mejoradas y fertilizantes. De hecho, solo el 10 % de la ayuda total para la agricultura, la silvicultura y la pesca se destina a las mujeres en la agricultura.

Esto es claramente contraproducente y también es injusto. Esta situación debe cambiar.

El hambre es un flagelo impropio de nuestra era. Tenemos la capacidad técnica y otros recursos para acabar con ella; reunamos la voluntad política para hacerlo.

Tijjani Muhammad Bande

Presidente del septuagésimo cuarto período de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas

Excelencias:
Al comenzar el decenio de acción y resultados para los Objetivos de Desarrollo Sostenible y prepararnos para conmemorar el septuagésimo quinto aniversario de las Naciones Unidas, debemos centrarnos más en la aplicación de los objetivos relacionados con la naturaleza y, al hacerlo, examinar nuestros sistemas alimentarios. Ningún Objetivo de Desarrollo Sostenible va por libre, están todos interconectados.

Es alentador que se haya adoptado el “enfoque de los sistemas alimentarios” en el marco de la política internacional para la agricultura sostenible. Este cambio de paradigma abarca todas las actividades que ayudan a llevar los alimentos “del campo a la mesa”. Creo que este enfoque aumentará la seguridad alimentaria y catalizará la prosperidad económica de los pequeños agricultores y las comunidades rurales.

Al mismo tiempo, también debería tratar la cuestión del desperdicio de alimentos. En los países en desarrollo, una cuarta parte de los productos agrícolas no llega a los consumidores debido a prácticas deficientes a la hora de cosechar y a la carencia de instalaciones de almacenamiento y refrigeración. A nivel mundial, alrededor de un tercio de los alimentos producidos se desperdician.

Se necesita urgentemente una inversión específica en soluciones para que nuestros sistemas alimentarios funcionen tanto para los productores como para los consumidores. También es fundamental utilizar el marco de los sistemas alimentarios como vehículo para la erradicación de la pobreza y el crecimiento inclusivo de manera más amplia. Debemos asegurarnos de que nuestros sistemas alimentarios respeten los derechos, y sean resistentes al clima y sostenibles.

Excelencias:

Todos tenemos algo que aprender y algo que enseñar. Facilitar esto orientará las acciones transformadoras que son necesarias para terminar con el hambre.

La cooperación Sur-Sur y la cooperación triangular deberían aprovecharse para intercambiar experiencias mediante el diálogo sobre políticas, las visitas in situ, el intercambio en línea y la cooperación técnica.

Es preciso adoptar medidas a todos los niveles e involucrar a todas las partes interesadas para lograr el Objetivo 2. Debemos difundir los conocimientos y ampliar las soluciones locales que a menudo desarrollan las comunidades agrícolas de todo el mundo. También debemos utilizar la cooperación Sur-Sur y la cooperación triangular para seguir mejorando el logro del Objetivo 2, garantizando, entre otras cosas, las cooperaciones que ayuden a gestionar y diversificar racionalmente los bancos de semillas y plantas a nivel nacional, regional e internacional, así como ayudar a asegurar el funcionamiento apropiado de los mercados de productos básicos alimentarios, para limitar la extrema volatilidad de los precios de los alimentos.

Excelencias:

El futuro de la agricultura depende de la juventud. Sin embargo, una cierta tendencia a la urbanización ha provocado una disminución en el número de jóvenes que ven la agricultura como una carrera viable.

Si queremos animar a los jóvenes a que trabajen la tierra, debemos modernizar y promover la agricultura como un campo para emprendedores. Si logramos involucrar a la próxima generación de agricultores, avanzaremos hacia el logro del hambre cero y la erradicación de la pobreza, de forma permanente.

También es importante fortalecer la educación y la capacitación agrícola de los agricultores mediante los servicios de divulgación como medida de transformación. Estas iniciativas fomentan el emprendimiento y se ha demostrado que aumentan tanto la productividad como los ingresos de los agricultores.

Excelencias:

En conclusión, el hambre es un flagelo impropio de nuestra era. Tenemos la capacidad técnica y otros recursos para acabar con ella; reunamos la voluntad política para hacerlo.

Muchas gracias.

 

Puede descargarse la declaración en formato PDF.