Transcripción del discurso pronunciado

Observaciones del Excmo. Sr. Tijjani Muhammad-Bande, Presidente de la Asamblea General

10 de diciembre de 2019

Excma. Sra. Carolina Schmidt, Ministra de Medio Ambiente de Chile y Presidenta de la CP 25,

Excma. Sra. Teresa Ribera Rodríguez, Ministra de Transición Ecológica,

Excma. Sra. Patricia Espinosa, Secretaria Ejecutiva de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático,

Sr. Petteri Taalas, Director Científico de la Organización Meteorológica Mundial,

Sr. Alejandro Sanz,

Excelencias, Jefes y Jefas de Estado y de Gobierno,

Honorables Ministros y Ministras,

Excelencias,

Distinguidas delegaciones:

Es un honor para mí dirigirme a la 25ª Conferencia de las Partes en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CP 25).

Felicito a la Ministra Schmidt por su hábil liderazgo en la dirección de nuestras deliberaciones. Doy las gracias al Gobierno de España por la magnífica acogida que ha dispensado a la Conferencia con tan poco tiempo de antelación y también doy las gracias a la Secretaría de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático por haberla organizado.

Excelencias:

Hace cuatro años, los líderes mundiales adoptaron el único acuerdo universalmente vinculante para hacer frente a la amenaza climática. Fue una hazaña del multilateralismo cuyo origen se remonta a una resolución de la Asamblea General. El desarrollo normativo de la acción climática llegó a su punto álgido en París. Al adoptar el Acuerdo Climático de París, nos comprometimos a limitar el calentamiento global.

Llegamos a un consenso para limitar el aumento de la temperatura a 2 ºC por encima de los niveles preindustriales y nos comprometimos a seguir esforzándonos para mantenerlo en 1,5 ºC.

Las tendencias actuales de las emisiones mundiales causarán un mayor calentamiento, y los seres humanos se enfrentarán a fenómenos meteorológicos extremos y violentos. Los desastres climáticos recurrentes se están volviendo globales y está claro que no tienen fronteras, y ya están causando costos humanos y socioeconómicos sin precedentes. Los progresos realizados en la reducción de la pobreza mundial y en la mejora de la vida y los medios de subsistencia de las personas se ven amenazados.

Estamos viendo cómo se degradan las tierras y cómo desaparecen bosques y ecosistemas y se pierde diversidad biológica. Nuestros océanos se enfrentan a la contaminación, la acidificación y la pérdida de hábitats costeros.

Excelencias:

Según el informe más reciente de la Organización Meteorológica Mundial, la temperatura media mundial ya ha aumentado en 1,1 °C desde el período preindustrial.

Sabemos que los compromisos contraídos en el contexto de las contribuciones determinadas a nivel nacional no son suficientes para mantener la temperatura mundial en el límite acordado. Si no aumentamos el nivel de expectativas globales, estaremos hablando de un aumento de temperatura de 3 a 4 °C. Esto sería una catástrofe.

Urge que logremos resultados significativos ahora. Las emisiones globales deben alcanzar el pico rápidamente y reducirse de inmediato de manera considerable.

De hecho, la ciencia no deja lugar a dudas en cuanto a la urgencia de actuar, tanto a nivel mundial como nacional.

Según el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), sigue habiendo soluciones si actuamos con rapidez y con decisión. Cualquier retraso tendrá un costo elevado: para todos, en todas partes. En los últimos cinco años, las pérdidas económicas por condiciones climáticas extremas se estimaron en unos 572.000 millones de dólares. Este año, el huracán Dorian causó daños por un valor estimado de 3.400 millones de dólares en las Bahamas.

Debemos adoptar medidas preventivas, ahora. Debemos asociarnos con los dirigentes de las ciudades y las autoridades locales, las empresas, las organizaciones no gubernamentales, los grupos indígenas y la sociedad civil para adoptar medidas sobre el clima a nivel nacional y mundial.

Debemos salvar la brecha de la mitigación y examinar nuestras contribuciones determinadas a nivel nacional individuales y colectivas para asegurarnos de que se integren en las políticas y presupuestos de todos los sectores.

Muchos países demostraron su liderazgo en la Cumbre sobre la Acción Climática al comprometerse a ampliar sus contribuciones determinadas a nivel nacional para el año 2020 y a lograr la neutralidad en carbono para mediados de siglo.

Aliento a todos los demás Estados Miembros a que hagan lo mismo para asegurar un mundo mejor para todos.

Excelencias, distinguidas delegaciones:

Necesitamos un modelo económico que ofrezca prosperidad para todos, al tiempo que desvincule el crecimiento económico de la degradación del medio ambiente.

Para cambiar drásticamente nuestros patrones de consumo y producción, debemos invertir en un cambio estructural en los sistemas mundiales urbanos, de energía, transporte y producción de alimentos.

Las ciudades son el origen de más del 70 % de las emisiones mundiales. En lo que respecta a nuestras ciudades y nuestra infraestructura urbana, debemos tener en cuenta el clima a la hora de tomar decisiones relativas a la planificación, el transporte y la eficiencia energética.

Tenemos que aprovechar las fuentes de energía baja en carbono que se están desarrollando en todo el mundo.

Estoy dedicado a la causa de alcanzar el hambre cero, y es una de las prioridades para el septuagésimo cuarto período de sesiones de la Asamblea General. En ese sentido, hablamos no solo de producción y de consumo, sino también de solidaridad. Me preocupa que el cambio climático afecte significativamente a una de cada cuatro mujeres económicamente activas que trabajan en la agricultura. Sus problemas son nuestros problemas, y debemos incorporarlos en todo lo que hacemos. Los problemas de las mujeres no pueden quedar relegados a un segundo plano.

Necesitamos mejorar nuestros sistemas alimentarios para que sean sostenibles e inclusivos. El punto de partida son los sistemas agrícolas climáticamente inteligentes que puedan soportar crisis climáticas.

La inversión en medidas de resiliencia y adaptación es crucial, en particular para los países y comunidades más vulnerables. Algunas de estas comunidades ya han sufrido los efectos devastadores del cambio climático y sabemos que existe el riesgo inminente de que se repitan.

Debemos actuar ahora, para salvaguardar las vidas, los medios de subsistencia y los hogares de las personas a las que servimos.

Excelencias:

La aplicación del Acuerdo de París y la garantía de una transición hacia economías resilientes con bajas emisiones de carbono requieren la movilización de una amplia gama de recursos financieros e inversiones públicas, privadas, internacionales y nacionales.

Los países desarrollados acordaron apoyar la acción climática en los países en desarrollo movilizando 100.000 millones de dólares anuales para el año 2020.

La fecha límite se acerca rápidamente. Felicito a los que se han comprometido a favor de la financiación para el clima; sin embargo, los fondos siguen siendo escasos. Debemos catalizar todas las corrientes de financiación para satisfacer el aumento de las exigencias tanto de adaptación como de mitigación.

Ha habido tendencias positivas en las inversiones verdes, ya que las energías renovables se están volviendo mucho más baratas y accesibles. Debemos aprovechar ese impulso. La acción climática no es un esfuerzo filantrópico; también es un medio para impulsar el crecimiento económico, crear empleos y mejorar los medios de vida en todo el mundo.

La acción climática puede traducirse en una ganancia económica neta de 26 billones de dólares para 2030. Según el informe de la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA) sobre la transformación de la energía mundial, la transformación de la energía por sí sola daría lugar a 11,6 millones de puestos de trabajo.

Debemos adoptar medidas preventivas, ahora. Debemos asociarnos con los dirigentes de las ciudades y las autoridades locales, las empresas, las organizaciones no gubernamentales, los grupos indígenas y la sociedad civil para adoptar medidas sobre el clima a nivel nacional y mundial.

Tijjani Muhammad Bande

Presidente de la Asamblea General

Excelencias:

La Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático nos brinda la oportunidad de forjar alianzas y afianzarlas y crear impulso en una coyuntura crucial en el camino hacia 2030.

Tanto la Cumbre sobre la Acción Climática de septiembre de 2019 convocada por el Secretario General como la cumbre sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) convocada bajo los auspicios de la Asamblea General de las Naciones Unidas nos ofrecieron la oportunidad de evaluar el nivel de progreso alcanzado y de movilizar el apoyo al más alto nivel político.

También han marcado el ritmo del decenio de acción y resultados. Debemos trabajar juntos para asegurarnos de que nadie se quede atrás, especialmente los más rezagados.

Hago un llamamiento a todos los líderes mundiales para que trabajen a fin de revertir la pérdida de diversidad biológica y para proteger y restaurar la naturaleza.

Según los informes más recientes del IPCC y de la Plataforma Intergubernamental Científico-Normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas, la pérdida de diversidad biológica se está acelerando notablemente; hay un millón de especies en peligro de extinción en las próximas décadas.

Las tendencias actuales en materia de diversidad biológica y ecosistemas socavarán la resiliencia a largo plazo de los pueblos más vulnerables del mundo, ya que no se está avanzando hacia el 80 % de las metas de los ODS evaluadas en relación con la pobreza, el hambre, la salud, el agua, el clima y la tierra.

En 2020, la Asamblea General de las Naciones Unidas convocará una importante Cumbre sobre la Diversidad Biológica, antes de que se celebre en China el 15º período de sesiones de la Conferencia de las Partes en la Convención. Estamos sentando las bases y espero que actuemos.

Excelencias:

Las actividades humanas, como la contaminación, la sobrepesca y la pérdida de hábitats costeros y la acidificación, afectan enormemente a nuestros océanos.

En junio de 2020, la Asamblea General celebrará la segunda Conferencia sobre los Océanos en Lisboa, con el objeto de impulsar la acción multilateral para invertir las actuales tendencias negativas y proteger la salud de nuestros océanos y medios de vida.

Convocaré un diálogo de alto nivel para evaluar los avances en la lucha contra la desertificación, la degradación de las tierras y la sequía. Es alarmante que cada año el mundo pierda 24.000 millones de toneladas de suelo fértil. Debemos tomar medidas para rehabilitar las tierras degradadas.

Estos actos serán el germen para que sus países inviertan en soluciones basadas en la naturaleza que contribuyan a reducir las emisiones, aumentar la resistencia y mejorar los medios de vida. Estas acciones ofrecen beneficios secundarios cruciales dentro de la estrategia general para alcanzar la Agenda 2030.

Excelencias:

Las Naciones Unidas celebrarán su septuagésimo quinto aniversario en 2020. Como siempre, la Organización sigue comprometida con la tarea de asegurar la paz y el desarrollo, y la protección de los derechos humanos en todo el mundo.

Tenemos el deber de erradicar la pobreza, reducir las desigualdades, hacer frente al cambio climático, prevenir los conflictos, mantener la paz y defender los derechos humanos en nombre de las personas a las que servimos.

Al celebrar el septuagésimo quinto aniversario de las Naciones Unidas debemos fortalecer nuestro orden internacional regido por unas normas. Es evidente que las soluciones a los desafíos actuales, incluida la emergencia climática, solo se encontrarán a través de la acción colectiva y la participación equitativa.

Excelencias:

La responsabilidad de encontrar soluciones recae en todos y cada uno de nosotros. Ignorar los impactos del cambio climático sería fallar a los pueblos del mundo, y a las futuras generaciones.

Ni un pequeño Estado insular en desarrollo ni un gran Estado Miembro pueden contener la ola del cambio climático por sí solos. Debemos actuar colectivamente.

Las medidas de reducción de riesgos pueden proteger a 280 millones de personas en riesgo de desplazamiento debido al aumento del nivel del mar. Es nuestra decisión: hundirnos con esta nave o cambiar de rumbo inmediatamente. Ha llegado el momento de actuar.

Nuestras acciones nos definen, y cada día tenemos la obligación moral de actuar en favor de la próxima generación y las que vengan después. Estoy convencido de que estaremos a la altura de este desafío.

Muchas gracias.

Puede descargarse la declaración en formato PDF.