Introducción del

Secretario General

Las Naciones Unidas, que son el principal instrumento con que cuenta el mundo para lograr progresos compartidos, pronto celebrarán su 75o aniversario, sin que nuestros propósitos y principios comunes hayan perdido ni un ápice de su importancia. La Organización y su espíritu de cooperación internacional han reportado a la humanidad grandes y muy diversos beneficios, salvando a millones de personas de la pobreza, defendiendo los derechos humanos y ayudando a forjar la paz en zonas con problemas. Pese a los rápidos cambios que experimenta el mundo actual, la Carta nos impone el deber imperecedero de mantener esos logros y garantizar que todas las personas puedan gozar de seguridad, prosperidad y dignidad. Y precisamente con ese espíritu presento mi tercera memoria sobre la labor de la Organización, preocupado por la situación de nuestro mundo, pero también convencido de que podemos ayudar a las personas a quienes servimos.
El Presidente de la CP24, Michael Kurtyka, Secretario de Estado del Ministerio de Energía de Polonia, celebra la aprobación del Programa de Trabajo del Acuerdo de París en la conferencia de Katowice de 2018.
El Presidente de la CP24, Michael Kurtyka, Secretario de Estado del Ministerio de Energía de Polonia, celebra la aprobación del Programa de Trabajo del Acuerdo de París en la conferencia de Katowice de 2018..

Desafíos que trascienden fronteras

El mundo sigue enfrentándose a graves problemas que ningún Estado Miembro ni organización pueden abordar en solitario, el más peligroso de los cuales es la amenaza que para su existencia supone el cambio climático. Los desastres relacionados con el cambio climático afectan cada año a una media de 350 millones de personas, el calentamiento global destruye a diario los logros del Desarrollo que tanto costó alcanzar y exacerba la pobreza, y la pérdida de biodiversidad avanza a un ritmo alarmante.

En 2019 necesitarán asistencia humanitaria casi 142 millones de personas. Los conflictos armados y la violencia siguen destruyendo vidas y comunidades, la complejidad y la interrelación de los conflictos van en aumento, y el extremismo violento y el terrorismo siguen desestabilizando países y regiones enteras.

La pobreza generalizada y las crecientes desigualdades entre los países, y especialmente dentro de ellos, también son motivo de gran preocupación, al igual que la inquietante tendencia del espacio democrático y cívico a reducirse, que suele afectar primero a quienes defienden los derechos humanos, trabajan en el ámbito sanitario o ejercen el periodismo. En muchas partes del mundo sigue siendo habitual la violencia contra las mujeres y las niñas y se observa una nueva ofensiva contra los derechos de la mujer y la igualdad de género.

Factores como estos han contribuido a aumentar los desplazamientos, que exponen a las poblaciones vulnerables a sufrir violaciones de los derechos humanos y crean complejas dificultades en los países de tránsito y destino. La persistencia y proliferación de estos y otros problemas fomentan el temor, la incertidumbre y la frustración, que a su vez van minando la confianza de la opinión pública en las instituciones y el estamento político, y son caldo de cultivo para el discurso de odio, la xenofobia y otros peligrosos relatos que generan disensión.

Mi profunda preocupación por esta alarmante tendencia, que incluye actos violentos motivados por el odio y atroces atentados contra lugares de culto, me indujo a formular una estrategia para combatir el discurso de odio y buscar maneras de que las Naciones Unidas puedan ayudar a proteger los lugares sagrados en todo el mundo.

”Los desafíos mundiales requieren soluciones mundiales. Pero no basta con proclamar las virtudes del multilateralismo, sino que hay que demostrar su valor añadido.” António Guterres

Secretario General

”La cooperación internacional es clave para impulsar el decenio de acción y alcanzar los ODS en 2030. Necesitamos transformaciones que no dejen a nadie atrás.” Amina J. Mohammed

Vicesecretaria General

Importancia del multilateralismo

En 2018, el sistema de las Naciones Unidas demostró lo que podíamos conseguir trabajando juntos y lo que teníamos que hacer para impulsar nuevos progresos.

La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, condensada en los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible, sigue siendo una hoja de ruta clara y universal para crear una globalización justa y transformar las economías y las sociedades sin dejar a nadie atrás. Se han logrado grandes avances, pero a este ritmo no alcanzaremos nuestros objetivos. Debemos emprender esta tarea con mucha más urgencia y ambición, mejorando la cooperación internacional y las alianzas público-privadas, consiguiendo una financiación adecuada y adoptando soluciones innovadoras. También es necesario empoderar a los jóvenes como asociados y líderes, según lo previsto en la Estrategia de las Naciones Unidas para la Juventud (Juventud 2030).

El Secretario General António Guterres y la Vicesecretaria General Amina J. Mohamed durante una reunión en Nueva York.

El Secretario General António Guterres y la Vicesecretaria General Amina J. Mohamed durante una reunión en Nueva York.

En diciembre se dio un gran paso adelante cuando la conferencia sobre el clima celebrada en Katowice (Polonia) acordó, tras superar diversos impedimentos, un programa de trabajo para aplicar el Acuerdo de París de 2015 sobre el cambio climático. La cumbre sobre el clima que se celebrará en septiembre de 2019 ofrecerá la oportunidad de acelerar la respuesta mundial para alcanzar el objetivo de limitar el aumento de la temperatura a 1,5 °C, así como otras metas climáticas previstas para 2020 y después de ese año.

En diciembre de 2018, el consenso de los Estados Miembros sobre el histórico Pacto Mundial para la Migración Segura, Ordenada y Regular generó una plataforma voluntaria que permitirá a los países de origen, tránsito y destino aprovechar al máximo los beneficios de la migración y abordar los problemas que conlleva. Ese mismo mes se afirmó el pacto mundial sobre los refugiados, y ambos instrumentos han abierto una amplia vía para asegurar a nivel mundial que la movilidad humana funcione para todos.

Nuestras operaciones de paz siguen teniendo una importancia crucial. Por ello emprendimos la iniciativa Acción para el Mantenimiento de la Paz, que ha servido para consolidar nuestra alianza con los países que aportan contingentes y fuerzas de policía, los miembros del Consejo de Seguridad y los países receptores. Desde que se puso en marcha la iniciativa en marzo de 2018, más de 150 Estados Miembros y 4 organizaciones internacionales y regionales han suscrito la Declaración de Compromisos Compartidos sobre las Operaciones de Mantenimiento de la Paz de las Naciones Unidas.

Hemos realizado exámenes independientes de nuestras operaciones para determinar la mejor manera de cumplir los mandatos y hemos dado prioridad al aumento del número de mujeres entre el personal uniformado. También estamos promoviendo la inclusión significativa de las mujeres en los procesos de paz, ya que sabemos por experiencia que así se consiguen acuerdos más sólidos y sostenibles.

El Secretario General António Guterres interviene durante la sesión del Consejo de Seguridad sobre el mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales, concretamente, sobre el examen amplio de la situación en Oriente Medio y África del Norte.
El Secretario General António Guterres interviene durante la sesión del Consejo de Seguridad sobre el mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales, concretamente, sobre el examen amplio de la situación en Oriente Medio y África del Norte.
He propuesto una nueva agenda de desarme para abordar el tema de las armas de destrucción masiva y las armas convencionales, y para garantizar que las asombrosas novedades tecnológicas no desencadenen una nueva y terrible carrera de armamentos. A este respecto nos hemos fijado un triple objetivo: el desarme para salvar a la humanidad, el desarme para salvar vidas y el desarme para salvaguardar nuestro futuro.

Las Naciones Unidas continúan prestando una asistencia humanitaria vital y fortaleciendo las operaciones de paz, pero, como bien sabemos, la única solución posible a largo plazo para evitar la destrucción y el sufrimiento que causan las guerras y la violencia es ponerles fin. Por este motivo, desde que asumí el cargo vengo insistiendo en la prevención, la mediación y el aumento de las actividades de establecimiento de la paz y diplomacia.

Durante los últimos meses se ha avanzado para atajar situaciones volátiles, resolver conflictos y devolver la esperanza a muchas personas afectadas por años de guerra, violencia e inestabilidad, por ejemplo, en Madagascar, donde se garantizó la celebración de elecciones pacíficas y democráticas. En febrero de 2019, Grecia y Macedonia del Norte zanjaron su antigua controversia sobre el “nombre”, lo que demuestra que hasta las cuestiones que parecen insolubles pueden resolverse si hay diálogo y voluntad política. Un factor esencial ha sido la estrecha cooperación con las organizaciones regionales. Sin embargo, cuando se trata de conflictos complejos, esta labor resulta difícil y exige paciencia y perseverancia, como ha ocurrido en la República Árabe República Árabe Siria, la República Centroafricana y Sudán del Sur. En el Yemen, el Acuerdo de Estocolmo negociado por las Naciones Unidas y concluido en diciembre de 2018 fue un avance positivo, aunque todavía quedan muchos obstáculos que superar y mucho por hacer para conseguir que las partes cumplan sus compromisos y que un verdadero proceso político permita por fin lograr la paz. En estas y otras situaciones sigo ofreciendo mis buenos oficios y mi intervención personal dondequiera que puedan ser de utilidad, junto con mis enviados, enviadas y representantes especiales y aprovechando la experiencia de las Naciones Unidas y de toda la comunidad de mediación.

Al mismo tiempo, hemos decidido adoptar un enfoque colectivo de todo el sistema para hacer frente a problemas como el brote del virus del Ébola en la República Democrática del Congo, que sigue desarrollándose en un entorno difícil caracterizado por el conflicto y la inseguridad. Insto por ello a los Estados Miembros y a las organizaciones asociadas a procurar que los organismos de respuesta cuenten con los recursos necesarios para que su labor surta efecto.

Miroslav Lajčák (centro), Presidente del 72.o período de sesiones de la Asamblea General, y los Cofacilitadores del proceso del Pacto Mundial sobre la Migración, Juan José Gómez Camacho (segundo por la derecha), Representante Permanente de México ante las Naciones Unidas, y Jürg Lauber (derecha), Representante Permanente de Suiza ante las Naciones Unidas, levantan el mazo al final de la reunión en la que se finalizó el borrador del documento.
Miroslav Lajčák (centro), Presidente del 72.o período de sesiones de la Asamblea General, y los Cofacilitadores del proceso del Pacto Mundial sobre la Migración, Juan José Gómez Camacho (segundo por la derecha), Representante Permanente de México ante las Naciones Unidas, y Jürg Lauber (derecha), Representante Permanente de Suiza ante las Naciones Unidas, levantan el mazo al final de la reunión en la que se finalizó el borrador del documento.
“Los propósitos y principios de las Naciones Unidas tienen más pertinencia que nunca y siguen siendo la brújula que nos marca el rumbo hacia un mundo más pacífico y sostenible, que lograremos trabajando juntos.” Maria Luiza Ribeiro Viotti

Jefa de Gabinete

“En última instancia, el éxito de nuestro trabajo se mide por los resultados que conseguimos para las personas a quienes servimos.” Volker Türk

Subsecretario General de Coordinación Estratégica

Ganar en idoneidad

Para hacer frente a los Desafíos mundiales presentes y futuros, hemos emprendido una serie de grandes reformas en la Organización. Hemos transformado el sistema de las Naciones Unidas para el Desarrollo y puesto en marcha una nueva generación de equipos en los países y coordinadores residentes. Hemos reforzado y racionalizado nuestra arquitectura de paz y seguridad para integrar mejor las actividades de prevención y de establecimiento, mantenimiento y consolidación de la paz. Hemos creado nuevas estructuras de gestión en la Sede para mejorar el asesoramiento normativo y el apoyo operacional que prestamos al resto de la Secretaría, especialmente sobre el terreno. Hemos descentralizado la autoridad decisoria a fin de que los administradores dispongan de los medios necesarios para ejecutar sus programas y, al mismo tiempo, rindan cuentas del uso de los recursos y el desempeño de sus entidades. Y hemos adoptado nuevas prácticas de gestión y desarrollado nuevas capacidades.

En última instancia, la reforma aspira a garantizar que estemos en una posición óptima para servir a quienes sufren pobreza o exclusión, a quienes son víctimas de conflictos, a quienes ven como se niegan sus derechos y su dignidad, y a tantos millones de personas con ideas y sueños propios que necesitan una mano amiga.

Para cumplir los mandatos de manera más eficiente y eficaz, nuestras actividades deben basarse en la transparencia, la coordinación y la rendición de cuentas. Debemos eliminar la compartimentalización y aunar los pilares de nuestra labor para que los esfuerzos por promover la paz, el Desarrollo sostenible y los derechos humanos se refuercen mutuamente.

Estudiantes con pancartas en favor de la acción climática en el parque Albert de Suva (Fiji).
Estudiantes con pancartas en favor de la acción climática en el parque Albert de Suva (Fiji).
“No dejar a nadie atrás significa centrar nuestro trabajo en la inclusión.” Ana Maria Menéndez

Asesora Superior sobre Políticas

En cuanto a la paridad de género, seguimos avanzando y, por primera vez en la historia de la Organización, hemos logrado la paridad en el Grupo Superior de Gestión y entre los coordinadores residentes, y casi la hemos alcanzado en todo el personal directivo superior, mucho antes del plazo de 2021 que me había fijado; y no es una simple cuestión de números, sino de crear una fuerza de trabajo inclusiva. Con respecto al acoso, la explotación y los abusos sexuales, seguimos centrándonos en prevenirlos, responder lo antes posible a las denuncias, ayudar a las víctimas a superar el trauma y asegurar la rendición de cuentas. Para ello hemos establecido un teléfono de asistencia al personal, reforzado la capacidad de investigación y creado una base de datos con antecedentes para evitar que los perpetradores pasen desapercibidos si se trasladan de una parte del sistema de las Naciones Unidas a otra. En conjunto, estos tres retos —lograr la paridad de género, prevenir el acoso sexual y prevenir la explotación y los abusos sexuales— revisten una importancia crucial para mis iniciativas generales de reforma y para hacer avanzar a la Organización.
Ismat, rohinyá de 15 años refugiada en Bangladesh, habla sobre su aspiración en la vida: “Algún día me gustaría ser médico, para tratar a todo tipo de personas. A los 10 años tuve que dejar la escuela, pero algún día espero poder seguir estudiando.”
Ismat, rohinyá de 15 años refugiada en Bangladesh, habla sobre su aspiración en la vida: “Algún día me gustaría ser médico, para tratar a todo tipo de personas. A los 10 años tuve que dejar la escuela, pero algún día espero poder seguir estudiando.”

Abordar la crisis presupuestaria

El éxito de la reforma depende también de que las contribuciones financieras de los Estados Miembros sean suficientes y previsibles. Sin embargo, las operaciones con cargo al presupuesto ordinario sufren una grave escasez de efectivo y grandes déficits que cada vez surgen antes, son más acentuados y duran más tiempo. Además, ciertas deficiencias estructurales de la metodología presupuestaria pueden hacer que los gastos superen la cuantía del presupuesto aprobado y las contribuciones recaudadas. Un problema parecido afecta al presupuesto de mantenimiento de la paz: más de una tercera parte de nuestras misiones de paz no disponen de recursos en efectivo para sufragar sus gastos, lo que retrasa los pagos a los países que aportan contingentes y fuerzas de policía. He hecho todo cuanto estaba en mi mano para convencer a los Gobiernos de que paguen a tiempo y doy las gracias a los que ya lo han hecho, que son la gran mayoría. No obstante, nuestra posición todavía dista mucho de ser óptima; de hecho, nos encontramos en un momento decisivo y las medidas que tomemos ahora serán determinantes para los próximos años. Por esta razón presenté una serie de propuestas concretas y razonables para abordar de una vez por todas una situación financiera que ha empeorado hasta volverse insostenible. El objetivo de mis propuestas era evitar que se interrumpieran nuestras actividades y garantizar que nuestra labor se basara en mandatos priorizados.

Me complace señalar que en julio la Asamblea General respondió positivamente a algunas de esas propuestas. Son medidas que, aunque no resuelvan por completo el problema, nos permitirán al menos agilizar los reembolsos a los países que aportan contingentes y fuerzas de policía. Lamentablemente, las operaciones con cargo al presupuesto ordinario siguen padeciendo una crisis que, de no abordarse, reducirá nuestra capacidad para ejecutar los mandatos y el programa de trabajo aprobado. Por ello insto a los Gobiernos a que alcancen un consenso que permita hacer frente a la crisis y dotar a la Organización de una sólida base financiera.

Aprovechar las nuevas tecnologías

El potencial transformador de las tecnologías y los avances científicos seguirá generando cambios cuyo ritmo superará la capacidad de los Gobiernos y las instituciones multilaterales para responder adecuadamente. De ahí que sea imprescindible contar con una sólida cooperación internacional y con procesos inclusivos abiertos a todas las partes interesadas para aprovechar la ocasión que ofrecen las nuevas tecnologías de reducir la pobreza, remediar el cambio climático, luchar contra el discurso de odio, ampliar las oportunidades de la juventud y abordar otros problemas mundiales urgentes. Durante los próximos meses proseguirá el debate a que dio lugar el informe independiente del Panel de Alto Nivel sobre la Cooperación Digital, y las Naciones Unidas están dispuestas a servir de plataforma para discutir la manera de convertir las nuevas tecnologías en una fuerza positiva que ayude a alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
El Secretario General António Guterres (centro) con el Panel de Alto Nivel sobre la Cooperación Digital. A su izquierda, Melinda Gates, copresidenta de la Fundación Bill y Melinda Gates, y a su derecha, Jack Ma, fundador y presidente ejecutivo del Grupo Alibaba.
El Secretario General António Guterres (centro) con el Panel de Alto Nivel sobre la Cooperación Digital. A su izquierda, Melinda Gates, copresidenta de la Fundación Bill y Melinda Gates, y a su derecha, Jack Ma, fundador y presidente ejecutivo del Grupo Alibaba.

De cara al futuro

Durante la primera mitad de mi mandato he tenido numerosos encuentros memorables y he presenciado y escuchado el vívido testimonio de muchas personas que confían en que las ayudemos, como las familias del Pacífico que temen que se inunden sus países al subir el nivel del mar, los refugiados rohinyás que tratan de que se reconozcan sus derechos o los activistas de la sociedad civil que, desde comunidades y salas de conferencias, se movilizan para respaldar nuestra tarea común.

Durante mi visita a la República Centroafricana, rendí homenaje en Bangasú a los miembros del personal de mantenimiento de la paz que lo dieron todo por la causa de la paz; en Colombia y otros lugares me reuní con valientes defensores de los derechos humanos; en las escuelas que administra el Organismo de Obras Públicas y Socorro de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en el Cercano Oriente me admiró la pasión por aprender de los jóvenes estudiantes; viajé al centro de Malí y escuché a los líderes locales manifestar su firme determinación de luchar por la paz y la reconciliación; y me desplacé a la primera línea de la emergencia climática mundial, donde presencié los efectos devastadores de los
desastres causados por fenómenos meteorológicos extremos como los ocurridos en Mozambique y el Caribe, lugares que apenas han contribuido a la crisis climática, pero que a menudo son los primeros en sufrir sus consecuencias.

Bertine Bahige, exrefugiado congolés que ahora es director de una escuela primaria en los Estados Unidos de América, habla ante representantes de los Estados Miembros antes de la aprobación del pacto mundial sobre los refugiados, que transformará la respuesta mundial a los desplazamientos masivos y las crisis de refugiados.
Bertine Bahige, exrefugiado congolés que ahora es director de una escuela primaria en los Estados Unidos de América, habla ante representantes de los Estados Miembros antes de la aprobación del pacto mundial sobre los refugiados, que transformará la respuesta mundial a los desplazamientos masivos y las crisis de refugiados.
En todas estas circunstancias y en muchas otras más, siempre he percibido un rasgo común: en el mundo entero hay personas totalmente convencidas de que las Naciones Unidas deben estar a la altura de los ideales que propugnan. Para mí, este es un deber sagrado y tengo el firme propósito de presionar a los Estados Miembros para que cumplan con su obligación mientras yo cumplo con la mía, que es construir una instancia eficaz y receptiva que impulse el progreso para todos.

La única manera de afrontar los Desafíos mundiales es la acción colectiva, pero el contexto actual es tan difícil que no basta con proclamar las virtudes del multilateralismo, sino que hay que demostrar su valor añadido. En vísperas del 75o aniversario de la Organización, la Carta de las Naciones Unidas nos indica el camino con su mensaje de esperanza en un futuro de convivencia y buena vecindad entre personas y países que defiendan los valores universales, configurando así nuestro porvenir común. El compromiso con este ideal de futuro es hoy más necesario que nunca.