Hemos progresado en algunos ámbitos, pero en otros existen crisis complejas que seguimos sin poder resolver.
La globalización se ha consolidado, generando notables avances, pero aún hay demasiadas personas que no están en condiciones de aprovechar sus beneficios, y millones de ellas siguen viviendo en la pobreza extrema. Con el marco integrado y universal que representa la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible hemos contribuido a lograr una globalización justa que no deje a nadie atrás. A raíz del anuncio de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, los Estados Miembros y la sociedad civil han coordinado esfuerzos para aliviar la pobreza y construir sociedades pacíficas, prósperas e inclusivas. Con la reforma del sistema de las Naciones Unidas para el desarrollo, que es la iniciativa más amplia emprendida en decenios, se pretende dotar a la Organización de una mayor capacidad para ayudar a los Estados Miembros a alcanzar los Objetivos.
La igualdad entre los géneros es fundamental para no dejar a nadie atrás, pero, en general, se avanza con lentitud en este respecto, y la protección jurídica y los derechos están cediendo terreno en algunas zonas del mundo. La disparidad salarial entre mujeres y hombres es del 23%, lo que pone de relieve las persistentes desigualdades.Las mujeres constituyen más de la mitad de la población mundial y todos salimos perdiendo cuando se infrautiliza o ignora su inmenso potencial.