II. Libertad para vivir sin miseria
25. En los últimos 25 años ha tenido lugar la reducción más espectacular de la
pobreza extrema que jamás haya experimentado el mundo. Con China y la India a la
vanguardia de estos progresos, son literalmente cientos de millones los hombres,
mujeres y niños de todo el mundo que han podido escapar de las penalidades de
la pobreza extrema y han empezado a gozar de un mejor acceso a los alimentos,
la atención de la salud, la educación y la vivienda.
26. Pero al mismo tiempo docenas de países se han empobrecido, crisis económicas
devastadoras han sumido en la pobreza a millones de familias y el aumento de la
desigualdad en muchas partes del mundo demuestra que los beneficios del crecimiento
económico no se han distribuido en forma pareja. Hoy, más de 1.000 millones
de personas —uno de cada seis seres humanos— todavía viven con menos de
1 dólar al día y carecen de los medios para sobrevivir frente al hambre crónica, las
enfermedades y los riesgos ambientales. Dicho de otro modo, ésta es una pobreza
letal. Una sola picadura de un mosquito portador del paludismo basta para poner fin
a la vida de un niño que no tiene un mosquitero sobre su cama o no tiene acceso a
un tratamiento que cuesta 1 dólar. Una sequía o una plaga que destruye una cosecha
es lo que separa la subsistencia del hambre. Un mundo en que todos los años 11 millones
de niños mueren antes de cumplir los 5 años y en que 3 millones de personas
mueren a causa del SIDA no es un mundo más libre.
27. Durante siglos este tipo de pobreza se ha considerado un aspecto lamentable,
pero inevitable, de la condición humana. Hoy en día esta opinión es intelectualmente
y moralmente indefendible. La magnitud y el alcance de los progresos hechos
por países de todas las regiones del mundo han demostrado que, en un período muy
breve, la pobreza y la mortalidad de las madres y los niños pueden reducirse en forma
drástica, al tiempo que se avanza espectacularmente en la educación, la igualdad
entre los géneros y otros aspectos del desarrollo. La combinación sin precedentes de
recursos y tecnología de que disponemos hoy día significa que ésta es realmente la
primera generación que cuenta con los instrumentos, los conocimientos y los recursos
necesarios para cumplir el compromiso asumido por todos los Estados en la
Declaración del Milenio de “hacer realidad para todos ellos el derecho al desarrollo
y poner a toda la especie humana al abrigo de la necesidad”.
A. Una visión común del desarrollo
28. El desafío múltiple del desarrollo abarca una gran variedad de cuestiones interrelacionadas,
que van desde la igualdad entre los géneros, pasando por la salud y la
educación, hasta el medio ambiente. Las históricas conferencias y cumbres de las
Naciones Unidas que se celebraron durante el decenio de 1990 contribuyeron a construir
un marco normativo global en torno a esos vínculos, definiendo por primera vez una amplia visión de prioridades comunes de desarrollo. Así se sentaron las
bases para que en la Cumbre del Milenio se fijaran una serie de objetivos con plazos
concretos en todos esos ámbitos, desde reducir a la mitad la pobreza extrema
hasta lograr que todos los niños acudan a la escuela primaria —todo ello antes del
año 2015— que más tarde cristalizaron en los objetivos de desarrollo del Milenio.
(véase el recuadro 1).
Recuadro 1
Los objetivos de desarrollo del Milenio
|
Objetivo 1
Erradicar la pobreza extrema y el hambre
Meta 1
Reducir a la mitad, entre 1990 y 2015, el porcentaje de personas cuyos ingresos
sean inferiores a 1 dólar por día
Meta 2
Reducir a la mitad, entre 1990 y 2015, el porcentaje de personas que padezcan hambre
Objetivo 2
Lograr la enseñanza primaria universal
Meta 3
Velar por que, para el año 2015, los niños y niñas de todo el mundo puedan terminar
un ciclo completo de enseñanza primaria
Objetivo 3
Promover la igualdad de género y empoderar a la mujer
Meta 4
Eliminar las desigualdades entre los géneros en la enseñanza primaria y secundaria,
preferiblemente para el año 2005, y en todos los niveles de la enseñanza antes del
fin del año 2015
Objetivo 4
Reducir la mortalidad infantil
Meta 5
Reducir en dos terceras partes, entre 1990 y 2015, la mortalidad de los niños menores
de 5 años
Objetivo 5
Mejorar la salud materna
Meta 6
Reducir, entre 1990 y 2015, la mortalidad materna en tres cuartas partes
Objetivo 6
Combatir el VIH/SIDA, el paludismo y otras enfermedades
Meta 7
Haber detenido y comenzado a reducir, para el año 2015, la propagación del
VIH/SIDA
Meta 8
Haber detenido y comenzado a reducir, para el año 2015, la incidencia del paludismo
y otras enfermedades graves
Objetivo 7
Garantizar la sostenibilidad del medio ambiente
Meta 9
Incorporar los principios del desarrollo sostenible en las políticas y los programas
nacionales e invertir la pérdida de recursos del medio ambiente
Meta 10
Reducir a la mitad, para el año 2015, el porcentaje de personas que carezcan
de acceso sostenible a agua potable y servicios de saneamiento básicos
Meta 11
Haber mejorado considerablemente, para el año 2020, la vida de por lo menos 100
millones de habitantes de tugurios
Objetivo 8
Fomentar una alianza mundial para el desarrollo
Meta 12
Desarrollar aún más un sistema comercial y financiero abierto, basado en normas,
previsible y no discriminatorio (se incluye el compromiso de lograr una buena
gobernanza, el desarrollo y la reducción de la pobreza, en cada país y en el plano
internacional)
Meta 13
Atender las necesidades especiales de los países menos adelantados (se incluye el
acceso libre de aranceles y cupos de las exportaciones de los países menos adelantados;
el programa mejorado de alivio de la deuda de los países pobres muy endeudados
y la cancelación de la deuda bilateral oficial, y la concesión de una asistencia
para el desarrollo más generosa a los países que hayan expresado su determinación
de reducir la pobreza)
Meta 14
Atender las necesidades especiales de los países sin litoral y de los pequeños Estados
insulares en desarrollo (mediante el Programa de Acción para el desarrollo sostenible
de los pequeños Estados insulares en desarrollo y los resultados del vigésimo
segundo período extraordinario de sesiones de la Asamblea General)
Meta 15
Encarar de manera general los problemas de la deuda de los países en desarrollo con
medidas nacionales e internacionales a fin de hacer la deuda sostenible a largo plazo
Meta 16
En cooperación con los países en desarrollo, elaborar y aplicar estrategias que proporcionen
a los jóvenes un trabajo digno y productivo
Meta 17
En cooperación con las empresas farmacéuticas, proporcionar acceso a los medicamentos
esenciales, a un costo razonable en los países en desarrollo
Meta 18
En colaboración con el sector privado, velar por que se puedan aprovechar los beneficios
de las nuevas tecnologías, en particular las tecnologías de la información y las
comunicaciones |
29. Los objetivos de desarrollo del Milenio han galvanizado iniciativas sin precedentes
para atender las necesidades de los sectores de población más pobres del
mundo y se han convertido en criterios mundialmente aceptados de progreso general,
adoptados por igual por los donantes, los países en desarrollo, la sociedad civil y
las principales instituciones dedicadas a tareas de desarrollo. Reflejan, por tanto, un
conjunto de prioridades urgentes y universalmente compartidas y respaldadas que
debemos abordar en la cumbre de septiembre de 2005. Gracias a la labor realizada
por los participantes en el Proyecto del Milenio, cuyo informe, titulado Invertir en
el desarrollo: un plan práctico para alcanzar los objetivos de desarrollo del Milenio2,
se me presentó en enero de 2005, ahora existe un plan de acción para alcanzar
esos objetivos. También hay signos alentadores de que se está generando voluntad
política, que es el ingrediente decisivo. Esto se pondrá realmente a prueba cuando se
sepa si las medidas amplias que adopten los países desarrollados y los países en desarrollo
para acometer este programa reciben apoyo mediante la duplicación, o más,
de la asistencia oficial para el desarrollo en los próximos años, porque esto es lo que
se requerirá para ayudar a alcanzar los objetivos.
30. Al mismo tiempo, debemos encarar los objetivos de desarrollo del Milenio
como parte de un programa de desarrollo aún más amplio. A pesar de que han sido
objeto de numerosísimas actividades de seguimiento tanto dentro como fuera de las
Naciones Unidas, es obvio que no representan por sí mismos un programa de desarrollo
completo. No abarcan directamente algunas de las cuestiones más generales
de que trataron las conferencias del decenio de 1990, ni abordan las necesidades
particulares de los países en desarrollo de ingresos medios ni las cuestiones de la
desigualdad creciente o de las dimensiones más amplias del desarrollo humano y la
buena gobernanza, que en conjunto requieren la aplicación efectiva de los resultados
de las conferencias.
31. No obstante, no puede exagerarse la urgencia de lograr los objetivos de desarrollo
del Milenio. Pese a los progresos que se han hecho en muchos ámbitos, en
general el mundo no está a la altura de las necesidades, especialmente en los países más pobres (véase el recuadro 2). Como pone claramente de manifiesto el informe
del Proyecto del Milenio, nuestro programa todavía puede cumplirse tanto a nivel
mundial como en la mayoría de países, o incluso en todos ellos, pero sólo si rompemos
con la rutina y aceleramos e intensificamos espectacularmente nuestra actividad
hasta 2015, empezando en los próximos 12 meses. La condición del éxito es una acción
sostenida a lo largo de todo el decenio que transcurrirá entre el momento actual
y el fin del plazo fijado. Esto se debe a que en materia de desarrollo los éxitos no se
producen de la noche a la mañana y a que en muchos países las limitaciones de la
capacidad son muy considerables. Se necesita tiempo para capacitar a los maestros,
los enfermeros y los ingenieros, para construir carreteras, escuelas y hospitales y para
crear las pequeñas y grandes empresas capaces de generar los empleos y los ingresos
necesarios.
Recuadro 2
Progresos logrados para alcanzar los objetivos de desarrollo
del Milenio
|
Los progresos en el logro de los objetivos de desarrollo del Milenio no han sido
uniformes en todo el mundo, ni mucho menos. Las principales mejoras se han
producido en Asia oriental y meridional, donde tan sólo desde 1990 más de 200 millones
de personas han salido de la pobreza. Sin embargo, todavía hay en Asia casi
700 millones de personas que viven con menos de 1 dólar al día —casi dos tercios
de las personas más pobres del mundo— mientras que incluso en algunos de los países
donde el crecimiento es más rápido no se están cumpliendo los objetivos no relacionados
con los ingresos, como la protección del medio ambiente y la reducción
de la mortalidad materna. El África subsahariana se encuentra en el epicentro de la
crisis y dista mucho de alcanzar la mayoría de objetivos, con una persistente inseguridad
alimentaria, tasas de mortalidad maternoinfantil perturbadoramente elevadas y
un aumento del número de personas que viven en tugurios, además de un aumento
general de la pobreza extrema pese a ciertos progresos importantes en algunos países.
América Latina, las economías en transición, el Oriente Medio y África del
Norte, que a menudo sufren los efectos del aumento de la desigualdad, han obtenido
resultados más dispares y los progresos presentan variaciones significativas, aunque
en general no están a la altura de lo que se requiere para cumplir el plazo de 2015.
Los progresos también han sido distintos en cuanto al logro de los diversos
objetivos. Aunque el África subsahariana y Oceanía quedan atrás en prácticamente
todos los ámbitos, en otros lugares se están haciendo progresos importantes en la
reducción del hambre, el mejoramiento del acceso al agua potable y el aumento del
número de niños que acuden a la escuela primaria. En general también han disminuido
las tasas de mortalidad infantil, pero los progresos se han frenado en muchas
regiones e incluso se han invertido en partes de Asia central. Mientras tanto, a pesar
de los progresos espectaculares de algunos países, no se están cumpliendo las previsiones
en cuanto al acceso global al saneamiento, particularmente en África y Asia,
donde el número de habitantes de tugurios también aumenta con rapidez. La mortalidad
materna permanece a niveles inaceptablemente altos en todo el mundo en desarrollo,
al igual que la incidencia y la prevalencia del VIH/SIDA, la tuberculosis y
el paludismo. Sigue sin cumplirse el objetivo de la igualdad de género, y no se ha
alcanzado en muchos países el objetivo de la paridad en la educación para 2005. La
degradación del medio ambiente es una grave preocupación en todas las regiones en
desarrollo. |
32. En 2005, la creación de una alianza mundial entre los países ricos y pobres
—que constituye en sí misma el octavo objetivo de desarrollo del Milenio, reafirmado
y desarrollado hace tres años en la Conferencia Internacional sobre la Financiación
para el Desarrollo, celebrada en Monterrey (México), y la Cumbre Mundial
sobre el Desarrollo Sostenible, celebrada en Johannesburgo (Sudáfrica)— debe hacerse
realidad. Merece la pena recordar las disposiciones de esa declaración histórica.
Corresponde a cada país en desarrollo la responsabilidad primordial de su
propio desarrollo: fortalecer la buena gobernanza, luchar contra la corrupción
y adoptar políticas y hacer inversiones que permitan un crecimiento impulsado
por el sector privado y aumenten al máximo la disponibilidad de recursos internos
para financiar estrategias nacionales de desarrollo. Por su parte, los países
desarrollados se comprometen a actuar de manera que los países en desarrollo
que adopten estrategias de desarrollo transparentes, fidedignas y adecuadamente
valoradas reciban todo el apoyo que necesitan, en forma de más asistencia
para el desarrollo, un sistema de comercio más orientado al desarrollo y la
ampliación e intensificación del alivio de la deuda. Todo esto se ha prometido,
pero no se ha cumplido. Ese incumplimiento se refleja en la nómina de muertes, a la
cual todos los años se añaden millones de nombres.
B. Estrategias nacionales
33. La pobreza extrema tiene muchas causas, desde condiciones geográficas adversas,
o una gobernanza deficiente o corrupta (incluso el olvido de las comunidades
marginadas), hasta la devastación causada por los conflictos y sus secuelas. Los
casos más terribles son los de los países más pobres que quedan atrapados en un
círculo vicioso de indigencia aun cuando tengan gobiernos rectos y dedicados.
Carentes de infraestructura básica, capital humano y administración pública y agobiados
por las enfermedades, la degradación ambiental y la escasez de recursos
naturales, estos países no pueden hacer las inversiones básicas necesarias para iniciar
la marcha hacia la prosperidad, a menos que reciban del exterior asistencia sostenida
y orientada a fines concretos.
34. Como primera medida para abordar estos problemas, los países deben adoptar
marcos normativos ambicioso, con objetivos definidos, para los próximos 10 años,
con miras a aumentar las inversiones para alcanzar por lo menos las metas cuantitativas
de los objetivos de desarrollo del Milenio. Para tal fin, cada país en desarrollo
en que exista una pobreza extrema debería adoptar y empezar a ejecutar para
el año 2006 una estrategia nacional de desarrollo lo bastante audaz para alcanzar
los objetivos de desarrollo del Milenio fijados para 2015. Esta estrategia debería
basarse en el aumento, en la práctica, de las inversiones públicas, la creación
de capacidad, la movilización de los recursos internos y, en caso necesario, la asistencia
oficial para el desarrollo. Quizá esta recomendación no parezca revolucionaria,
pero vinculando directamente las medidas a las necesidades derivadas de objetivos
ambiciosos y susceptibles de seguimiento, su aplicación constituiría un avance
fundamental hacia un mayor empuje y responsabilidad en la lucha contra la pobreza.
35. Es importante subrayar que esto no exige la creación de ningún instrumento
nuevo. Todo lo que hace falta es un enfoque distinto de su concepción y aplicación.
Los países que ya cuentan con documentos de estrategia de lucha contra la pobreza
—planes trienales de inversiones formulados y ejecutados por ellos mismos y convenidos
con el Banco Mundial y otros asociados internacionales para el desarrollo— deberían armonizarlos con un marco decenal de políticas e inversiones compatible
con la consecución de los objetivos de desarrollo del Milenio. En los países de ingresos
medianos y otros donde los objetivos ya se encuentran a su alcance, los gobiernos
deberían adoptar una estrategia con metas más ambiciosas denominada
“Objetivos de desarrollo del Milenio – y más”.
Marco para la acción
36. Por muy bien que parezcan en teoría, las estrategias de inversión para alcanzar
los objetivos de desarrollo del Milenio no resultarán en la práctica a menos que los
Estados las apoyen con sistemas de gobernanza transparentes y sujetos a la rendición
de cuentas, basados en el imperio de la ley, que abarquen no sólo los derechos
civiles y políticos sino también los económicos y sociales y tengan por cimiento una
administración pública eficiente y responsable de sus actos. Muchos de los países
más pobres necesitarán grandes inversiones en creación de capacidad a fin de levantar
y mantener la infraestructura necesaria y de capacitar y emplear a personal
calificado. Pero sin una buena gobernanza, instituciones sólidas y una clara determinación
de extirpar la corrupción y la mala administración dondequiera se encuentre,
no será fácil hacer mayores progresos.
37. De modo análogo, sin políticas económicas dinámicas, orientadas hacia el crecimiento,
que apuntalen un sector privado sano y capaz de generar empleos, renta e
ingresos tributarios a largo plazo, no se alcanzará un crecimiento económico sostenible.
Ello exige inversiones considerablemente mayores en capital humano y en
una infraestructura orientada hacia el desarrollo, que abarque la energía, el transporte
y las comunicaciones. Además, las empresas pequeñas y medianas necesitan
un entorno jurídico y reglamentario favorable, incluida una legislación comercial
eficaz que defina y proteja los contratos y los derechos de propiedad, una administración
pública racional que limite y combata la corrupción y un acceso ampliado al
capital financiero, incluida la microfinanciación. Como me informaron el año pasado
dos importantes comisiones —la Comisión Mundial sobre la Dimensión Social
de la Globalización[3] y la Comisión sobre el Sector Privado y el Desarrollo[4] ésta
es la clave de la creación de buenos empleos que, a la vez que proporcionan ingresos,
dan poder a los pobres, especialmente a las mujeres y los jóvenes.
38. Las organizaciones de la sociedad civil tienen un papel decisivo que desempeñar
en la tarea de dar impulso a este proceso para erradicar definitivamente la pobreza.
No sólo es la sociedad civil una colaboradora indispensable para prestar servicios
a los pobres en la medida que exigen los objetivos de desarrollo del Milenio,
sino que también puede ser un agente catalizador de medidas a nivel de los países
para hacer frente a problemas apremiantes de desarrollo, movilizando campañas de
base amplia y creando presión popular para que los dirigentes cumplan sus promesas.
A nivel internacional, algunas organizaciones de la sociedad civil pueden ayudar
a crear o galvanizar asociaciones mundiales para ocuparse de cuestiones concretas
o llamar la atención sobre la suerte de los pueblos indígenas y otros grupos
marginados, en tanto que otras pueden colaborar para difundir las prácticas más idóneas
a través de las fronteras mediante intercambios comunitarios y la prestación de
apoyo y asesoramiento técnicos a los gobiernos.
Prioridades de las inversiones y políticas nacionales
39. Toda estrategia nacional debe tener en cuenta los siete grupos temáticos amplios
de inversiones y políticas públicas que guardan una relación directa con los
objetivos de desarrollo del Milenio y constituyen la base del crecimiento impulsado
por el sector privado. Como se dice en el Proyecto del Milenio, todos ellos son
esenciales para alcanzar esos objetivos y para atender a otras necesidades de desarrollo
más amplias
Igualdad entre los géneros: superación de los persistentes
prejuicios basados en el género
40. El empoderamiento de la mujer puede ser uno de los motores más eficaces del
desarrollo. Entre las intervenciones directas para promover la igualdad entre los géneros
cabe mencionar el aumento del número de niñas que terminan la enseñanza
primaria y que reciben instrucción secundaria, la protección de los derechos de propiedad
de la mujer, la garantía del acceso a los servicios de salud reproductiva, la
promoción del acceso a los mercados laborales en condiciones de igualdad, la creación
de oportunidades para aumentar la representación femenina en los órganos ejecutivos
del gobierno y la protección de la mujer contra la violencia.
Medio ambiente: inversión en una mejor ordenación de los recursos
41. Los países deberían fijarse objetivos ambientales con plazos, sobre todo para
establecer prioridades, por ejemplo, en la esfera de la repoblación forestal, la ordenación
integrada de los recursos hídricos, la preservación de los ecosistemas y la reducción
de la contaminación. Para lograr estos objetivos, las mayores inversiones en
ordenación ambiental deben ir acompañadas de amplias reformas normativas. El
progreso depende también de las estrategias sectoriales, incluidas las relativas a la
agricultura, la infraestructura, la silvicultura, la pesca, la energía y el transporte, que
exigen, sin excepción, salvaguardias ambientales. Además, el mejoramiento del
acceso a los servicios modernos de suministro de energía es de importancia crítica
tanto para reducir la pobreza como para proteger el medio ambiente. También es
preciso asegurarse de que el mejoramiento del acceso al agua potable y al saneamiento
forme parte de las estrategias de desarrollo.
Desarrollo rural: aumento de la producción de alimentos y de los ingresos
42. Los pequeños agricultores y otros habitantes de zonas rurales empobrecidas
necesitan fertilizantes, mejores variedades vegetales, una mejor ordenación de los
recursos hídricos y capacitación en prácticas agrícolas modernas y ambientalmente
sostenibles, además de acceso a medios de transporte, al agua, al saneamiento y a
servicios modernos de suministro de energía. En el África subsahariana deben
combinarse estos elementos para que la revolución verde de África del siglo XXI
empiece en 2005.
Desarrollo urbano: creación de empleos, mejoramiento de los barrios de tugurios
y búsqueda de alternativas para evitar la formación de esos barrios
43. Para el gran número, cada vez mayor, de habitantes pobres de las zonas urbanas,
es preciso ofrecer servicios básicos de infraestructura, como suministro de
energía, transporte, lucha contra la contaminación y eliminación de desechos, junto
con una mayor seguridad de la ocupación e iniciativas centradas en la comunidad para construir viviendas aceptables y prestar apoyo a la planificación urbana. Para
tal fin, las autoridades locales deben ser fortalecidas y colaborar estrechamente con
las organizaciones que asisten a la población urbana pobre.
Sistemas de salud: garantía del acceso universal a servicios esenciales
44. Hacen falta sistemas de salud sólidos para asegurar el acceso universal a servicios
básicos de salud, incluidos los destinados a promover la salud de los niños y las
madres, fomentar la salud reproductiva y combatir enfermedades mortales como el
SIDA, la tuberculosis y el paludismo (véase el recuadro 3). Para ello hacen falta inversiones
suficientes, un gran número de trabajadores sanitarios motivados y razonablemente
remunerados, un refuerzo de la infraestructura y de los suministros, sistemas
de gestión sólidos y la eliminación de las tarifas cobradas a los usuarios.
Educación: garantía de la enseñanza primaria universal y ampliación
de la enseñanza secundaria y superior
45. Para fomentar la educación en todos los niveles, los padres y las comunidades
deben estar en condiciones de exigir cuentas a las escuelas, en tanto que las autoridades
deben mejorar los planes de estudios, la calidad de la enseñanza y la forma de
hacerla llegar al alumno; desarrollar los recursos humanos y la infraestructura allí
donde se necesitan y ofrecer incentivos para permitir que asistan a la escuela los
niños vulnerables, incluida la eliminación de los derechos de matrícula.
Ciencia, tecnología e innovación: creación de capacidad nacional
46. Si se quiere aumentar la capacidad endógena de los países para la ciencia y la
tecnología, incluidas las tecnologías de la información y las comunicaciones, los
gobiernos deberían establecer órganos de asesoramiento científico, promover la infraestructura
como oportunidad para el aprendizaje tecnológico, ampliar las facultades
de ciencias e ingeniería y asignar importancia a las aplicaciones comerciales y al
desarrollo en los planes de estudios de ciencias y tecnología.
Recuadro 3
La tragedia del VIH/SIDA
|
La pandemia del VIH/SIDA mata actualmente a más de 3 millones de personas
por año y presenta una amenaza sin precedentes al desarrollo y la seguridad humanos.
La enfermedad ha ocasionado la ruina de millones de familias y ha creado decenas
de millones de huérfanos. Más que una simple crisis de salud pública, el
SIDA socava la estabilidad económica y social, haciendo estragos en los sistemas de
salud, educación, agricultura y de bienestar social. Al tiempo que impone una enorme
carga a la economía, debilita también las estructuras de la gobernanza y la seguridad,
creando una amenaza más.
La epidemia exige una respuesta excepcional. A falta de una cura, sólo la movilización
masiva de todos los sectores de la sociedad —algo inaudito hasta la fecha
en la historia de la salud pública— podrá hacer retroceder el SIDA. Ello exige programas
amplios de prevención, educación, tratamiento y mitigación de las consecuencias,
lo cual, a su vez, no tendrá éxito sin el compromiso personal de los Jefes
de Estado y de Gobierno de fomentar y dirigir iniciativas auténticamente multisectoriales
de lucha contra el SIDA.
Desde el año 2000, el mundo ha empezado a tener algunos éxitos en la lucha
contra el SIDA. Actualmente son más los gobiernos que le dan prioridad estratégica
y que han creado estructuras administrativas integradas para dirigir y coordinar la
lucha. El Fondo Mundial de Lucha contra el SIDA, la Tuberculosis y el Paludismo,
que propuse en 2001, actualmente desempeña un papel rector en la campaña mundial
al tiempo que centra la atención en la lucha contra otras pandemias mortales.
En total, en diciembre de 2004, unas 700.000 personas del mundo en desarrollo recibían
tratamiento antirretroviral, lo cual representa un aumento de casi el 60% en
sólo cinco meses. Esto refleja la prioridad que la comunidad internacional actualmente
otorga a la rápida expansión del tratamiento y demuestra que es posible obtener
resultados tangibles en muy poco tiempo.
Sin embargo, queda mucho por hacer si hemos de abrigar una esperanza realista
de reducir la incidencia del VIH y proporcionar un tratamiento antirretroviral
adecuado a todos los que lo necesitan en la próxima década. Muchos gobiernos no
han abordado todavía públicamente el problema y su estigma o no han asumido un
compromiso lo bastante firme para emprender un diálogo franco y las iniciativas
necesarias respecto de la igualdad de los géneros. En particular, los recursos destinados
al SIDA siguen siendo muy inferiores a lo que se necesita para organizar una
campaña verdaderamente inclusiva. Los gobiernos nacionales así como los donantes
multilaterales y bilaterales deben ahora tomar medidas para sufragar los gastos.
a 10.000 millones de dólares por año para atender las necesidades proyectadas
de la lucha contra el VIH/SIDA en el mundo en desarrollo. Este objetivo no se ha
alcanzado plenamente. Entretanto, la enfermedad sigue propagándose. Como resultado
de ello, cada vez es mayor la disparidad entre lo que se necesita y lo que se
ofrece. Esto no puede seguir así. Necesitamos una estrategia más ambiciosa y equilibrada
de prevención y tratamiento. Por consiguiente, exhorto a la comunidad internacional
a que proporcione urgentemente los recursos necesarios para ampliar
y reforzar la lucha contra el VIH/SIDA, según lo indicado por el Programa
conjunto de las Naciones Unidas sobre el virus de la inmunodeficiencia humana
y el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (ONUSIDA) y sus asociados,
y a que aporten todos los recursos financieros necesarios al Fondo Mundial
de Lucha contra el SIDA, la Tuberculosis y el Paludismo.
|
C. Consecución del objetivo 8: comercio y financiación
para el desarrollo
47. En el caso de muchos países de ingresos medianos y de algunos más pobres,
la mayor parte de los recursos necesarios para financiar estas estrategias pueden y
deben movilizarse internamente a partir de una redistribución de los ingresos públicos,
las aportaciones de los hogares y las inversiones del sector privado, complementados
con préstamos. Pero en la mayoría de los países de bajos ingresos y en
casi todos los menos adelantados, el máximo que pueda recaudarse de este modo
será muy inferior a lo que se necesita para alcanzar los objetivos de desarrollo del
Milenio. Según el Proyecto del Milenio, los gastos de inversión nada más que para
alcanzar los objetivos en un país típico de bajos ingresos serán, aproximadamente,
de 75 dólares per cápita en 2006, y habrán aumentado a unos 140 dólares en 2015
(en dólares constantes). Estas modestas sumas, que equivalen a una tercera parte o hasta la mitad de sus ingresos per cápita anuales, exceden con mucho los recursos
de la mayoría de los países de bajos ingresos. Para crear condiciones que conduzcan a
un aumento de la inversión privada y a una estrategia que en último término permita
que estos países dejen de depender de la ayuda, habrá que dar un fuerte impulso a la
asistencia para el desarrollo.
Asistencia
48. Uno de los acontecimientos más alentadores de los últimos años ha sido el
aumento de la asistencia oficial para el desarrollo (AOD) después de diez años de
disminución constante en la década de 1990. Expresada como porcentaje del ingreso
nacional bruto de los países desarrollados, la AOD mundial representa actualmente
el 0,25%, cifra inferior todavía al 0,33% alcanzado en las postrimerías de la década
de 1980, por no mencionar el objetivo de larga data del 0,7%, que se reafirmó en el
Consenso de Monterrey de 2002[5]. Teniendo en cuenta los compromisos contraídos
recientemente por varios donantes de efectuar nuevos aumentos en el futuro, la
corriente anual de AOD debería aumentar ahora a aproximadamente 100.000 millones
de dólares para 2010, o sea casi el doble de la AOD proporcionada en la época
de la Conferencia de Monterrey. Pero buena parte de esta diferencia refleja cancelaciones
de la deuda y la depreciación del dólar más que un aumento neto de la financiación
a largo plazo y, en todo caso, el total sería todavía 50.000 millones de dólares
inferior a la AOD que se necesitaría, según cálculos del Proyecto del Milenio,
para simplemente alcanzar los objetivos de desarrollo del Milenio, pero no metas de
desarrollo más amplias.
49. Afortunadamente, hay señales de nuevos progresos. Ha aparecido un nuevo
grupo de donantes —nuevos miembros de la Unión Europea y algunos de los países
en desarrollo más ricos, como el Brasil, China y la India— todos los cuales ofrecen
cada vez más servicios de expertos a otros países en desarrollo mediante la cooperación
técnica. Hay cinco países donantes que ya han alcanzado el objetivo del 0,7%,
y otros seis han fijado plazos para lograrlo. Los países desarrollados que todavía
no lo hayan hecho deberían establecer plazos para alcanzar a más tardar en
2015 el objetivo de destinar el 0,7% de su ingreso nacional bruto a la asistencia
oficial para el desarrollo y comenzar a hacer aumentos apreciables a más tardar
en 2006, para llegar al 0,5% en 2009.
50. Si bien es muy cierto que en muchos países en desarrollo la capacidad es
limitada, debemos velar por que aquellos países que ya están listos reciban un
aumento inmediato de la asistencia. A partir de 2005, los países en desarrollo que
formulen estrategias nacionales racionales, transparentes y responsables y que
necesiten mayor asistencia para el desarrollo deberían recibir asistencia en la
cantidad, la calidad y con la rapidez suficientes para que puedan alcanzar los
objetivos de desarrollo del Milenio.
51. La forma más directa de aumentar el volumen de la AOD consiste en asignar
una proporción cada vez más grande de los presupuestos nacionales de los países
donantes a esa asistencia. Sin embargo, puesto que la consecución de los objetivos
de desarrollo del Milenio exigirá un aumento considerable de los gastos generales
en AOD durante los próximos años, vale la pena explorar también nuevas formas de
financiar un marcado aumento de la ayuda a corto y mediano plazo. Se han propuesto
varias ideas originales sobre fuentes de financiación a más largo plazo
que complementen la AOD, y actualmente hay una importante iniciativa propuesta
por Alemania, el Brasil, Chile, España y Francia por la cual se están examinando algunas de esas posibilidades. Con todo, lo que se necesita ahora es un mecanismo
para asegurar el aumento inmediato de la financiación. Se podrían aumentar de inmediato
las corrientes de AOD a través del mecanismo internacional de financiación
propuesto, sin dejar de utilizar, al mismo tiempo, los canales de desembolso existentes. En 2005 la comunidad internacional debería establecer un mecanismo
internacional de financiación para incrementar de inmediato la AOD, basándose
en un aumento de los compromisos para alcanzar el objetivo del 0,7% para
la AOD a más tardar en 2015. A más largo plazo habría que considerar otras
fuentes innovadoras de financiación para el desarrollo a fin de complementar
dicho mecanismo.
52. Estas medidas pueden y deben complementarse con una acción inmediata de
apoyo a una serie de “triunfos rápidos”, es decir, iniciativas relativamente poco
costosas de efectos bien visibles con posibilidad de generar grandes beneficios a
corto plazo y de salvar millones de vidas. Estas medidas van desde la distribución
masiva y gratuita de mosquiteros y medicamentos antipalúdicos hasta la ampliación
de los programas de comidas escolares con alimentos producidos localmente y la
eliminación de los derechos cobrados a los usuarios por los servicios de salud y de
enseñanza primaria. Estas medidas rápidas prestarían un apoyo crítico a las estrategias
nacionales para alcanzar los objetivos de desarrollo del Milenio. Generarían rápidamente
impulso y éxitos en las etapas iniciales, lo cual ampliaría el compromiso con
esos objetivos, pero no reemplazarían las inversiones sostenidas a más largo plazo.
53. Al mismo tiempo, hacen falta medidas urgentes para aumentar la calidad y
la transparencia y reforzar la rendición de cuentas con respecto a la AOD. La asistencia
debería estar vinculada a las necesidades locales señaladas en las estrategias
nacionales de los países así como a la consecución de los objetivos de desarrollo del
Milenio, no a los intereses de los proveedores de los países donantes. Es evidente
que esto beneficiará a los países en desarrollo, pero los propios países desarrollados
también tienen interés en poder demostrar a sus contribuyentes que la asistencia es
eficaz. A manera de seguimiento del Foro de alto nivel sobre la eficacia de la
ayuda convocado en París, en marzo de 2005, los países donantes deberían fijar,
para septiembre de 2005, plazos y metas susceptibles de seguimiento para
armonizar sus mecanismos de prestación de asistencia con las estrategias nacionales
de los países asociados basadas en los objetivos de desarrollo del Milenio.
Esto incluye compromisos de apoyo a los planes de inversión basados en los objetivos
de desarrollo del Milenio, el establecimiento de un plazo que terminaría en 2015,
financiación multianual previsible, procedimientos radicalmente simplificados y
apoyo presupuestario directo a los países que hayan establecido los mecanismos
apropiados.
Deuda
54. Estrechamente relacionada con la AOD está la cuestión de la deuda externa.
Con arreglo a la Iniciativa para la reducción de la deuda de los países pobres muy endeudados,
se ha prometido hasta ahora aportar 54.000 millones de dólares para el alivio
de la deuda de 27 países que han llegado al punto de decisión o de culminación.
Pero si bien existen indicios convincentes de que con ello se liberarán recursos de
importancia crítica para la consecución de los objetivos de desarrollo del Milenio,
esos recursos siguen siendo insuficientes. Para poder avanzar, deberíamos redefinir
la sostenibilidad de la deuda como el nivel de deuda que permite a un país
lograr los objetivos de desarrollo del Milenio y llegar a 2015 sin que aumente su relación de endeudamiento. En el caso de la mayoría de los países comprendidos
en la Iniciativa para la reducción de la deuda de los países pobres muy endeudados,
ello exigirá una financiación basada exclusivamente en donaciones y en la cancelación
del 100% de la deuda, en tanto que en el caso de muchos países no incluidos
en la Iniciativa pero fuertemente endeudados y de muchos países de ingresos
medianos, hará falta una reducción de la deuda mucho mayor de lo que se ha ofrecido
hasta ahora. Debería ser posible obtener cancelaciones adicionales de la deuda
sin reducir los recursos disponibles para otros países en desarrollo y sin comprometer
la viabilidad financiera a largo plazo de las instituciones financieras internacionales.
Comercio
55. Si bien el comercio no elimina la necesidad de fuertes inversiones para el
desarrollo con base en la AOD, un sistema comercial abierto y equitativo puede ser
un potente motor de crecimiento económico y de reducción de la pobreza, especialmente
cuando se combina con ayuda suficiente. Por esta razón, el desarrollo es justificadamente
el tema central de la Ronda de Doha de negociaciones comerciales
multilaterales de la Organización Mundial del Comercio (OMC). Actualmente se
suele negar a los países en desarrollo la igualdad de condiciones para competir en el
comercio mundial, porque los países ricos se sirven de toda una serie de aranceles
aduaneros, contingentes y subvenciones para restringir el acceso a sus propios mercados
y proteger a sus propios productores. La reunión ministerial de la OMC de diciembre
de 2005 ofrece una oportunidad, que no debe desaprovecharse, de elaborar
un acuerdo para corregir estas anomalías. Una prioridad urgente es el establecimiento
de un calendario para que los países desarrollados eliminen los obstáculos
que limitan el acceso a sus mercados y empiecen a suprimir gradualmente las subvenciones
internas, especialmente en la agricultura. A fin de resolver este problema,
la Ronda de Doha de negociaciones comerciales multilaterales debería
cumplir su promesa de desarrollo y terminar en 2006 a más tardar. Como primer
paso, los Estados Miembros deberían proporcionar acceso a los mercados
libre de derechos y de contingentes a todas las exportaciones de los países menos
adelantados.
56. En el Consenso de Monterrey se hace hincapié en que muchos países en desarrollo,
sobre todo los más pobres, que dependen de unos pocos productos básicos,
tropiezan con un problema de oferta, que se manifiesta en la falta de capacidad para
diversificar las exportaciones, vulnerabilidad a las fluctuaciones de los precios y una
declinación constante de la relación de intercambio. Para poder competir en los
mercados comerciales, las estrategias nacionales de consecución de los objetivos de
desarrollo del Milenio deben dar prioridad a las inversiones para aumentar la productividad
agropecuaria y a las inversiones en la infraestructura relacionada con el
comercio y las industrias de exportación competitivas, sobre todo en el caso de los
países menos adelantados, los países en desarrollo sin litoral y los pequeños Estados
insulares en desarrollo. Si bien existen varias iniciativas para abordar estos problemas,
promover la diversificación y reducir la vulnerabilidad a las fluctuaciones de
los precios de los productos básicos, el apoyo que han recibido está muy lejos de ser
suficiente.
D. Garantía de sostenibilidad ambiental
57. Para poder existir y desarrollarnos necesitamos los sistemas y recursos naturales.
Nuestros esfuerzos por vencer la pobreza y lograr el desarrollo sostenible serán en vano
si no se pone coto a la degradación del medio ambiente y al agotamiento de
los recursos naturales. A nivel de los países, las estrategias nacionales deben incluir
inversiones en mejores sistemas de ordenación ambiental y prever los cambios estructurales
necesarios para la sostenibilidad ambiental. En el caso de muchos sectores
ambientales prioritarios, como las vías de navegación compartidas, los bosques,
las pesquerías marinas y la biodiversidad, es preciso intensificar la actividad a nivel
regional y mundial. Ya disponemos de un ejemplo alentador que ilustra la posibilidad
de encontrar soluciones mundiales. Gracias al Protocolo de Montreal relativo a
las sustancias que agotan la capa de ozono[6], el riesgo de quedar expuestos a radiaciones
perjudiciales parece estar disminuyendo, lo cual constituye una clara demostración
de cómo pueden remediarse los problemas ambientales mundiales cuando
todos los países realizan esfuerzos decididos para poner en práctica marcos acordados
internacionalmente. Hoy día hay tres grandes problemas que exigen la acción
urgente de la comunidad internacional, según se explica a continuación.
Desertificación
58. La degradación de más de 1.000 millones de hectáreas de tierra ha tenido un
efecto devastador en el desarrollo de muchas partes del mundo. Millones de personas
se han visto obligadas a abandonar sus tierras puesto que la actividad agrícola y
la vida nómada se han vuelto insostenibles. Otros cientos de millones corren el riesgo
de convertirse en refugiados por causas ambientales. Para combatir la desertificación,
la comunidad internacional debe apoyar y poner en práctica la Convención
de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación en los países afectados
por sequía grave o desertificación, en particular en África[7].
Biodiversidad
59. Otro grave problema es la pérdida de biodiversidad, que ocurre a un ritmo sin
precedentes y en todos los países. Inquietante de suyo, esta tendencia socava profundamente
la salud, los medios de vida, la producción de alimentos y la disponibilidad
de agua potable, al tiempo que hace que aumente la vulnerabilidad de las
poblaciones a los desastres naturales y al cambio del clima. Para que den marcha
atrás estas tendencias, todos los gobiernos deberían tomar medidas, a título individual
y colectivo, para dar cumplimiento al Convenio sobre la Diversidad Biológica[8] y al compromiso, asumido en Johannesburgo, de lograr una reducción apreciable de
la tasa de pérdida de diversidad biológica para 2010[9].
Cambio climático
60. Uno de los mayores problemas para el medio ambiente y el desarrollo en el
siglo XXI será el de controlar y hacer frente al cambio climático. Una abrumadora
mayoría de científicos están ahora de acuerdo en que la actividad humana tiene una
repercusión considerable sobre el clima. Desde la revolución industrial de mediados
del siglo XVIII, las concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera
han aumentado de manera significativa, la Tierra se ha calentado considerablemente
y el nivel del mar se ha elevado en medida apreciable. Los años noventa fueron
el decenio más cálido de que se tiene constancia, produciéndose una disminución
de los glaciares y de la capa de hielo del Ártico. Se prevé que la concentración de gases de efecto invernadero aumentará aún más durante el próximo siglo, por lo
que es probable que el correspondiente aumento de la temperatura media de la superficie
terrestre provoque una mayor variabilidad climática y una mayor incidencia
e intensidad de fenómenos meteorológicos extremos, como los huracanes y las sequías.
Los países más vulnerables a esos cambios: pequeños Estados insulares en
desarrollo, naciones ribereñas con una numerosa población en las tierras bajas, y
países de los trópicos y subtrópicos áridos y semiáridos, son los menos capaces de
protegerse a sí mismos. También son los que menos contribuyen a las emisiones
mundiales de gases de efecto invernadero. Si no se toman medidas, pagarán un alto
precio por las actividades de los demás.
61. La entrada en vigor en febrero de 2005 del Protocolo de Kyoto[10] de 1997 a la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático[11] es un paso
importante para hacer frente al calentamiento de la Tierra, pero sólo es válido hasta
el año 2012. La comunidad internacional ha de acordar objetivos de estabilización
de las concentraciones de gases de efecto invernadero para después de esa fecha.
Los adelantos científicos y las innovaciones tecnológicas tienen un importante papel
que desempeñar para paliar los efectos del cambio climático y facilitar la adaptación
a las nuevas condiciones. Hay que movilizarlos ahora si queremos preparar a tiempo
los instrumentos necesarios. En particular, es preciso aumentar sustancialmente la
financiación de la investigación y el desarrollo de fuentes de energía renovables, la
gestión del carbono y la eficiencia energética. Deben ampliarse mecanismos tales
como los mercados de comercio de carbono. Como se acordó en Johannesburgo, la
responsabilidad primordial de mitigar el cambio climático y otras modalidades insostenibles
de producción y consumo incumbe a los países que más contribuyen a
agravar los problemas. Debemos elaborar un marco internacional más integrador
para después de 2012, con una mayor participación de todos los principales
emisores y de los países desarrollados y en desarrollo, para adoptar medidas
concertadas a nivel mundial, inclusive mediante la innovación tecnológica, que
permitan mitigar el cambio climático, teniendo en cuenta el principio de las
responsabilidades comunes pero diferenciadas.
E. Otras actividades prioritarias a nivel mundial
62. Para abordar las necesidades más generales del desarrollo también es preciso
adoptar medidas en algunos otros ámbitos que se indican a continuación.
Vigilancia y control de las enfermedades infecciosas
63. La reacción internacional a las nuevas pandemias ha sido terriblemente lenta y
los recursos disponibles, escandalosamente insuficientes. El paludismo sigue haciendo
estragos en todas las regiones tropicales, pese a la disponibilidad de medidas
muy eficaces de prevención y tratamiento. Muchas enfermedades infecciosas que
azotan a los países en desarrollo, en particular el VIH/SIDA y la tuberculosis, constituyen
hoy un grave peligro para el mundo entero, sobre todo por la aparición de
cepas resistentes a la medicación. Tanto las enfermedades infecciosas conocidas
como las nuevas requieren una respuesta internacional concertada. El brote del síndrome
respiratorio agudo y grave (SARS) en 2003 hizo que se prestara atención al
hecho de que incluso los vuelos de largo recorrido son más breves que los períodos
de incubación de muchas enfermedades infecciosas, de manera que cualquiera de los
700 millones de pasajeros que viajan cada año en vuelos internacionales puede ser
portador de la enfermedad sin saberlo.
64. La rápida respuesta al SARS también demostró que la propagación de las enfermedades
infecciosas puede contenerse cuando instituciones mundiales eficaces
como la Organización Mundial de la Salud (OMS) trabajan en estrecha colaboración
con organismos sanitarios nacionales adecuados e instituciones técnicas experimentadas.
Ningún Estado podría haber realizado esa labor de contención por sí solo. A
fin de reforzar los mecanismos existentes para una cooperación internacional
rápida y eficaz, pido a los Estados Miembros que acuerden revisar el Reglamento
Sanitario Internacional en la Asamblea Mundial de la Salud que va a
celebrarse en mayo del presente año. Para prevenir nuevos brotes, deberían proporcionarse
también más recursos a la Red Mundial de Alerta y Respuesta ante
Brotes Epidémicos de la OMS, de manera que pueda coordinar la acción de una amplia
alianza internacional de apoyo a los sistemas nacionales de vigilancia y respuesta
sanitaria
Desastres naturales
65. Los efectos devastadores del tsunami del Océano Índico nos ha recordado a
todos cuán vulnerable es la vida humana a las catástrofes naturales y también las
consecuencias desproporcionadas que éstas tienen para las poblaciones pobres. Si no
se toman medidas más enérgicas para hacer frente a la pérdida de vidas humanas,
medios de subsistencia e infraestructuras, los desastres naturales serán un obstáculo
cada vez más grave para el logro de los objetivos de desarrollo del Milenio. En la
Conferencia Mundial sobre la Reducción de los Desastres Naturales, celebrada a
principios de 2005, se aprobó el Marco de Acción de Hyogo para 2005-2015, en el
que se indican objetivos estratégicos y prioridades para reducir el riesgo de desastres
naturales en los diez próximos años. Debemos proceder ahora a su aplicación.
66. Los países de la región del Océano Índico, con la ayuda de las Naciones Unidas
y otras entidades, están adoptando medidas para establecer un sistema regional
de alerta en caso de tsunamis. No olvidemos, sin embargo, los demás peligros a que
están expuestas las poblaciones de todas las regiones del mundo: tormentas, inundaciones,
sequías, desprendimientos de tierras, olas de calor y erupciones volcánicas.
Para complementar las iniciativas generales de preparación en caso de desastre y
mitigación de sus efectos, recomiendo el establecimiento de un sistema mundial
de alerta para las catástrofes naturales de toda índole, basado en la capacidad
nacional y regional existente. Para contribuir a esta tarea, solicitaré a la secretaría
de la Estrategia Internacional para la Reducción de los Desastres que coordine un
estudio de las capacidades y deficiencias existentes, en cooperación con todas las entidades
interesadas del sistema de las Naciones Unidas, y espero con interés
sus conclusiones y recomendaciones. Cuando se produce un desastre necesitamos
también mejores sistemas para dar una respuesta rápida y proporcionar socorro
humanitario inmediato, que se examinan en la sección V infra.
Ciencia y tecnología para el desarrollo
67. Para impulsar el crecimiento económico y permitir que los países en desarrollo
solucionen a sus propios problemas, se requiere una considerable intensificación
de los esfuerzos mundiales en apoyo de la investigación y el desarrollo a
fin de atender a las necesidades especiales de las poblaciones pobres en los sectores
de la salud, la agricultura, la ordenación de los recursos naturales y el medio
ambiente, la energía y el clima. Debería haber dos prioridades especiales: organizar
una importante iniciativa mundial de investigación de las enfermedades tropicales y prestar mayor apoyo al Grupo Consultivo sobre Investigaciones Agrícolas Internacionales
(GCIAI) para que realice investigaciones sobre la agricultura tropical.
68. Las tecnologías de la información y las comunicaciones pueden contribuir de
manera significativa al logro de los objetivos de desarrollo del Milenio. Para aprovechar
plenamente el potencial de esas tecnologías tenemos que cerrar la brecha digital,
por ejemplo mediante mecanismos voluntarios de financiación, como el Fondo
de Solidaridad Digital creado recientemente.
Infraestructura e instituciones regionales
69. La infraestructura regional y la cooperación para la formulación de políticas
son fundamentales para apoyar el desarrollo económico, en particular cuando se
trata de ayudar a países en desarrollo sin litoral o pequeños Estados insulares, que
necesitan una asistencia especial. Pero también necesitan asistencia otros países que
simplemente están poco poblados, o dependen de sus vecinos para el transporte, la
alimentación y el abastecimiento de agua o energía. Los donantes internacionales
deben apoyar la cooperación regional para abordar estos problemas y los países en
desarrollo deben convertir esa cooperación en parte integrante de sus estrategias nacionales.
Esto no sólo debería abarcar la cooperación económica sino también incluir
mecanismos para dialogar y llegar a un consenso sobre las políticas regionales,
como por ejemplo el Mecanismo de Examen entre los Propios Países Africanos y la
Nueva Alianza para el Desarrollo de África (NEPAD).
Instituciones mundiales
70. Las instituciones financieras internacionales son fundamentales para fomentar
el desarrollo en todo el mundo y lograr los objetivos de desarrollo del Milenio. Las
aliento a que procuren que los programas nacionales a los que prestan apoyo sean
suficientemente ambiciosos para alcanzar dichos objetivos. Además, estas instituciones
y quienes las integran deberían considerar qué cambios podrían introducir
para reflejar mejor las transformaciones que se han producido en la economía política
mundial desde 1945. Eso debería hacerse en el contexto del Consenso de Monterrey
para ampliar y reforzar la participación de los países en desarrollo y los países
en transición en la adopción de decisiones y normas económicas internacionales.
Las instituciones de Bretton Woods han tomado ya algunas medidas para dar mayor
voz y participación a los países en desarrollo. Pero se necesitan iniciativas más ambiciosas
para superar el punto de vista muy extendido entre los países en desarrollo
de que están menos representados de lo que debieran en ambos órganos, lo que a su
vez tiende a poner en duda su legitimidad.
Migraciones
71. Hoy en día, el número de personas que viven fuera de sus países de origen es
mayor que en ningún otro momento de la historia y se prevé que en el futuro ese
número irá en aumento. Las migraciones ofrecen muchas oportunidades: para los
propios migrantes, para los países que reciben una mano de obra más joven y también
—sobre todo gracias a las remesas de fondos, que han registrado un aumento
espectacular en los últimos años— para sus países de origen. Pero también plantean
muchos y complejos problemas. Pueden contribuir al mismo tiempo a que haya desempleo
en una determinada región o sector y escasez de mano de obra y “fuga de
cerebros” en otra. Si no se regulan con cuidado, pueden provocar también fuertes tensiones sociales y políticas. Todavía no se comprenden bien las repercusiones de
esas tendencias, pero creo que el informe de la Comisión Mundial sobre las Migraciones
Internacionales, que he de recibir este mismo año 2005, nos dará alguna orientación
útil. El diálogo de alto nivel que va a celebrar sobre este tema la Asamblea
General en 2006 ofrecerá una importante oportunidad para abordar las difíciles
cuestiones planteadas.
F. El desafío de la ejecución
72. En 2005 la tarea urgente es cumplir plenamente los compromisos ya contraídos
y hacer funcionar debidamente la estructura ya establecida. Los principios de responsabilidad
mutua y rendición mutua de cuentas en que se basaba el Consenso de
Monterrey son válidos y deben traducirse en hechos. La cumbre de septiembre debe
producir un pacto para la acción, suscrito por todas las naciones y por el que todas
puedan ser juzgadas. Los objetivos de desarrollo del Milenio deben dejar de ser
blancos móviles a los que se hace referencia ocasionalmente para medir los progresos
realizados. Antes bien, deben configurar cada día tanto las estrategias nacionales
como la asistencia internacional. Si no logramos un avance decisivo y audaz
en 2005 que siente las bases de una rápida progresión en los próximos años, no alcanzaremos
los objetivos fijados. No debemos llamarnos a engaño acerca del costo
de dejar pasar esta oportunidad: se perderán millones de vidas humanas que podrían
haberse salvado, se negarán muchas libertades que podrían haberse conseguido, y
viviremos en un mundo más peligroso e inestable.
73. De igual modo, el desarrollo se verá en el mejor de los casos obstaculizado y
en el peor anulado en un mundo desgarrado por conflictos violentos o paralizado por
el temor al terrorismo y a las armas de destrucción en masa, o en el que los derechos
humanos serán pisoteados, el imperio de la ley menospreciado y las opiniones y necesidades
de los ciudadanos ignoradas por gobiernos insensibles y nada representativos.
Por consiguiente, es fundamental realizar progresos en las cuestiones tratadas
en las secciones III y IV que figuran a continuación, a fin de lograr los objetivos
que acabamos de exponer, de la misma manera que el desarrollo es en sí mismo un
soporte indispensable para la seguridad a largo plazo, los derechos humanos y el
imperio de la ley.
Recuadro 4
Las necesidades especiales de África
|
Los problemas examinados en este informe tienen una dimensión mundial y
las soluciones también deben buscarse a nivel mundial. Sin embargo, todos ellos
afectan a África de una manera desproporcionada. Si queremos lograr soluciones
realmente globales, debemos reconocer las necesidades especiales de África, como
hicieron los dirigentes mundiales en la Declaración del Milenio. Desde las medidas
para alcanzar los objetivos de desarrollo del Milenio hasta el fomento de la capacidad
colectiva para consolidar la paz y reforzar a los Estados, las necesidades especiales
de África ocupan un lugar central en cada una de las partes del presente
informe.
Se han registrado algunos acontecimientos positivos en África durante los cinco
últimos años. Actualmente, son más los Estados africanos con gobiernos democráticamente
elegidos que en ningún otro momento de la historia y el número de
golpes militares en el continente ha disminuido de manera significativa. Se han resuelto
algunos conflictos de larga data, como los de Angola y Sierra Leona. Desde
Uganda hasta Mozambique, muchos países experimentan una recuperación económica
y social rápida y sostenida. Y en todo el continente la gente normal y corriente
se organiza y deja oír su voz.
Y sin embargo gran parte de África, sobre todo al sur del Sáhara, sigue sufriendo
los trágicos efectos de conflictos violentos y persistentes, la extrema pobreza
y las enfermedades. Unos 2,8 millones de refugiados, y la mitad de los 24,6 millones
de personas internamente desplazadas que hay en el mundo, son víctimas de
los conflictos y los trastornos de África. África sigue yendo a la zaga del resto de
los países en desarrollo en el logro de los objetivos de desarrollo del Milenio. Unas
tres cuartas partes de las muertes por SIDA que se producen cada año en el mundo
tienen lugar en África, donde las mujeres son las más afectadas. La elevada prevalencia
del VIH/SIDA en muchos países africanos no sólo es una tragedia humana sino
también un importante obstáculo para el desarrollo. Del millón o más de personas
que el paludismo mata cada año en todo el mundo, alrededor del 90%, en su
mayor parte niños menores de 5 años, mueren en el África subsahariana. Gran parte
del África subsahariana sigue haciendo frente a una combinación de elevados gastos
de transporte y mercados pequeños, una escasa productividad agrícola, el enorme
peso de las enfermedades y la lenta difusión de la tecnología procedente del extranjero.
Por todo ello está especialmente expuesta a la pobreza persistente.
Hoy en día los Estados africanos abordan estos problemas con renovada energía
y determinación. Están adoptando estrategias de desarrollo más sólidas para alcanzar
los objetivos de desarrollo del Milenio para el año 2015. África está construyendo
una nueva estructura institucional, de la que forman parte la Unión Africana
y la Nueva Alianza para el Desarrollo de África, que sirva para prevenir, contener y
resolver los conflictos violentos, promover el buen gobierno y la democracia y crear
las condiciones adecuadas para que las economías africanas crezcan y prosperen de
manera sostenible.
Como la Comisión para África establecida por el Reino Unido informó en
marzo de 2005, los dirigentes y los pueblos africanos necesitarán un apoyo especial
del resto del mundo para que esas iniciativas pioneras tengan éxito. La comunidad
internacional debe responder a esta necesidad. Debe prestar apoyo tangible y sostenido
a los países africanos y a sus organizaciones regionales y subregionales, en
un espíritu de colaboración y solidaridad. Esto significa cumplir los compromisos
existentes y necesarios con respecto al alivio de la deuda, la apertura de mercados
y el incremento sustancial de la asistencia oficial para el desarrollo. También significa
aportar tropas para las operaciones de mantenimiento de la paz y reforzar la
capacidad de los Estados africanos para garantizar la seguridad de sus ciudadanos
y satisfacer sus necesidades. |
Notas:
2. Investing in Development: A Practical Plan to Achieve the Millennium Development Goals
(publicación de las Naciones Unidas, número de venta: 05.III.B.4); véase también
http://www.unmillenniumproject.org. [Volver al texto]
3. Por una globalización justa: crear oportunidades para todos (Ginebra, Organización
Internacional del Trabajo, 2004). [Volver al texto]
4. El impulso del empresariado: el potencial de las empresas al servicio de los pobres (publicación
de las Naciones Unidas, número de venta: 04.III.B.4). [Volver al texto]
5. Véase Informe de la Conferencia Internacional sobre la Financiación para el Desarrollo,
Monterrey (México), 18 a 22 de marzo de 2002 (publicación de las Naciones Unidas, número de
venta: S.02.II.A.7), cap. I, resolución 1, anexo. [Volver al texto]
6. Naciones Unidas, Treaty Series, vol. 1522, No. 26369. [Volver al texto]
7. Naciones Unidas, Treaty Series, vol. 1954, No. 33480. [Volver al texto]
8. Véase Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, Convenio sobre la Diversidad
Biológica (Centro de Actividades del Programa de Derecho e Instituciones Relacionados con el
Medio Ambiente), junio de 1992. [Volver al texto]
9. Véase Informe de la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible, Johannesburgo
(Sudáfrica), 26 de agosto a 4 de septiembre de 2002 (publicación de las Naciones Unidas,
número de venta: S.03.II.A.1), cap. I, resolución 2, anexo, párr. 44. [Volver al texto]
10. FCCC/CP/1997/7/Add.1, decisión 1/CP.3, anexo. [Volver al texto]
11. A/AC.237/18 (Part II)/Add.1 y Corr.1, anexo I. [Volver al texto]
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