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Mensaje del Presidente de la Asamblea General

En ocasión de la primera celebración del Día Internacional de la No Violencia
(2 de octobre de 2007)

Señor Secretario General,
Excelencias,
Señoras y señores,

Nos hemos reunido hoy, en este gran anfiteatro del mundo, para entregar la antorcha de la no violencia a todas las naciones y pueblos amantes de la paz en el mundo.

Quisiera felicitar al Secretario General, Sr. Ban Ki-Moon, al Ministro de Relaciones Exteriores de Sudáfrica, Dr. Nkosazana Dlamini Zuma y a la Sra. Sonia Gandhi, Presidenta de la Alianza Progresista Unida, por ser los primeros en levantar la antorcha que hace muchos años encendió el Mahatma Gandhi, el gran profeta de la verdad y de la no violencia.

En junio de este año la Asamblea General aprobó por consenso una resolución para proclamar el día 2 de octubre, cumpleaños del Mahatma Gandhi, el Día Internacional de la No Violencia.

Hoy nuestro objetivo es difundir el mensaje de que la no violencia, la tolerancia, el respeto a los derechos humanos, la democracia, el desarrollo y la diversidad cultural están relacionados entre sí y se refuerzan mutuamente.

¿Quién mejor que Sonia Gandhi puede ayudar a levantar esa antorcha? Epitomiza esos conceptos intervinculados mezclando sin esfuerzo alguno su herencia italiana con la dinastía Nehru en la mayor democracia del mundo: más de 1.000 millones de personas, 16 idiomas oficiales y más de 1.000 dialectos.

Excelencias,

Señoras y señores,

Invito a todos los Estados Miembros, las organizaciones de las Naciones Unidas, las organizaciones regionales y no gubernamentales y los particulares a celebrar el Día Internacional de la No Violencia difundiendo ese mensaje. Para el Mahatma Gandhi, la persecución de objetivos políticos mediante la no violencia era un imperativo moral. Según sus propias palabras:

"La no violencia es la mayor fuerza de que dispone la humanidad. Es más fuerte que el arma más fuerte de destrucción que haya concebido la inteligencia del hombre."

El mensaje de Gandhi, el rechazo a la violencia, es hoy tan relevante como lo era cuando él vivía. Su filosofía política se basa en principios humanos universales que trascienden la historia, las naciones y las culturas.

Creía que la intolerancia era la peor forma de violencia: que sin una verdadera tolerancia, —que sale de dentro— ningún diálogo puede tener efectos duraderos.

Este mensaje pone de relieve la importancia de las muchas iniciativas adoptadas dentro de esta organización para promover el diálogo entre culturas, religiones y creencias y para reforzar el entendimiento entre las naciones.

Muchas personas valientes y sabias han sabido seguir la senda de la no violencia en la lucha por la paz, el cambio social, la libertad y los derechos humanos: Nelson Mandela, Wangari Maathai, Rigoberta Menchu Tum, Alva Myrdal, Alfonso García Robles y la Madre Teresa, por no citar más que a unos pocos.

Cuando otro paladín de la no violencia, Martin Luther King Jr. aceptó el Premio Nobel de la Paz recordó a los presentes que los valores básicos consagrados en la Carta de las Naciones Unidas se basan en la noción de que el único medio de hallar soluciones sostenibles para los problemas políticos y sociales es seguir el camino de la no violencia.

Que el mundo sepa que hay hombres y mujeres en toda la tierra que dan su apoyo incondicional al Día Internacional de la No Violencia.

Que esta organización sea un rayo de esperanza para la paz a través de la no violencia.

Como el Mahatma Gandhi, también tenemos que reconocer que la no violencia y la verdad —satya— son inseparables y la una presupone la otra. El Mahatma Gandhi no solo era un gran líder sino que también era la encarnación de la no violencia y la compasión.

Siguiendo su ejemplo, tenemos el deber de utilizar todo nuestro potencial humano y nuestro pensamiento más creativo —basado en los valores de la verdad, la justicia y los derechos humanos para todos— para forjar unas relaciones más pacíficas entre las naciones.

Espero que este espíritu nos guíe en nuestros esfuerzos comunes no sólo durante el sexagésimo segundo período de sesiones de la Asamblea General, sino también en la labor futura de las Naciones Unidas.

Por experiencia propia y por mis antecedentes personales tengo el convencimiento de que la no violencia es el único medio de lograr una paz duradera entre las naciones y los pueblos. Incluso si los objetivos políticos son legítimos nunca puede utilizarse la violencia como medio justificado para lograrlos.

Muchísimas gracias.