Havana

27 January 2014

Secretary-General's remarks at UNiTE to End Violence Against Women campaign - as prepared for delivery [scroll down for Spanish version]

Ban Ki-Moon, Former Secretary-General

[AS PREPARED FOR DELIVERY]

Mrs. Teresa Amarelle, Secretary General of the Federation of Cuban Women,
Mrs. Mariela Castro, Director of CENESEX,
Distinguished guests,
Ladies and gentlemen,

Buenos dias. 

Gracias por sus directivas haciendo frente a la eliminacion de la violencia contra la mujer.

Estoy profundamente conmovido e inspirado por los poderosos testimonios.

You are doing magnificent work.  I am grateful for this chance to learn more about it today.

I applaud Mrs. Mariela Castro and all the wonderful staff at CENESEX.  Thank you for helping to lead the way for tolerance and understanding, including the rights of all lesbian, gay, bisexual and transgender members of our human family.

Ladies and gentlemen,

I launched the Unite to End Violence Against Women campaign six years ago because we needed a global solution to this global problem. 

Violence against women is the most pervasive human rights violation in the world. 

Because it is everywhere, we all have a responsibility to stop it.

This problem cannot be tackled just by governments, or law enforcement, or any other sector working in isolation. 

It takes all of us – women and men, girls and boys, friends and neighbors, networks and organizations from every part of society working together. 

I launched this campaign not only as the United Nations Secretary-General – but as a son and husband, as a father and a grandfather.

Our message is clear:  Women and children have the right to feel safe and live with dignity - in all places, at all times -- in war and peace, in poverty and prosperity, inside and outside their homes, schools and places of work.

Cuba is a leader on many development issues, including expanding opportunity for women and girls.  It has battled stereotypes and worked through its institutions to advance equality and prevent and end all forms of violence. 

However, like in all countries, the challenge of violence against women and girls remains.

To solve any problem, we must recognize that there is a problem – not hide or minimize it. 

Since this threat is rooted in discrimination, impunity and complacency, we need to change attitudes and behavior – and we need to change laws and make sure they are enforced just like you are doing in Cuba.

Men and boys have a special responsibility. 

Far too often, intimidation and physical and sexual abuse comes from the hands of those close to the victims – fathers, husbands, brothers, teachers, supervisors. 

Too many young men still grow up surrounded by harmful stereotypes.  We know if attitudes do not change, violence will continue.

We need to say to men and boys:  Do not raise your hands in violence – raise your voices to stop it. 

Stand up.  Take action.

I am so encouraged by the work of the Iberoamerican and African Masculinities Network (RIAM). 

Thank you for sending the message:  “El Valiente no es violento.”

I appreciate the efforts of all of you – civil society leaders, journalists, health professionals, young people and so many more. 

Let us keep building on your progress and widening the circle of engagement and action. 

Ending violence against women is not a dream.  We can do it. 

We can build safe public spaces for women and girls, safe homes, safe schools and safe work places.

We can place shame and blame where they belong – not on victims but on the perpetrators.

We can ensure lives of security, opportunity, dignity and hope for every woman and every girl.

It starts by saying in one voice:  “Yo digo no a la violencia contra la mujer.”

Muchas gracias.


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Sra. Teresa Amarelle, Secretaria General de la Federación de Mujeres Cubanas,
Sra. Mariela Castro, Directora del CENESEX,
Distinguidos invitados,
Señoras y señores,

Buenos días. 

Gracias por la contribución de sus directivas a la eliminación de la violencia contra la mujer.

Sus poderosos testimonios me conmueven profundamente y son para mí una fuente de inspiración.

Están realizando una labor magnífica. Les agradezco la oportunidad que me han brindado hoy de conocerla más a fondo.

Aplaudo la labor que realizan la Sra. Mariela Castro y todo el extraordinario personal del CENESEX. Muchas gracias por ayudar a promover la tolerancia y la comprensión, incluidos los derechos de todas las lesbianas, gays, bisexuales y trans que forman parte de nuestra familia humana.

Señoras y señores,

Hace seis años, puse en marcha la campaña “Únete para poner fin a la violencia contra las mujeres” porque necesitábamos una solución mundial a este problema mundial. 

La violencia contra la mujer es la violación de los derechos humanos más extendida en el mundo. 

Precisamente porque está omnipresente, todos tenemos la responsabilidad de ponerle fin.

Es un problema que ni los gobiernos, ni las fuerzas del orden, ni ningún otro sector pueden resolver por sí solos. 

Se necesita de la colaboración de todos: mujeres y hombres, niñas y niños, amigos y vecinos, redes y organizaciones de todos los segmentos de la sociedad. 

Puse en marcha esta campaña no solo en calidad de Secretario General de las Naciones Unidas, sino como hijo, marido, padre y abuelo.

Nuestro mensaje es inequívoco:  las mujeres y los niños tienen derecho a sentirse seguros y vivir con dignidad, en todas partes y en todo momento: en la guerra y en la paz, en la pobreza y en la prosperidad, dentro y fuera de su hogar, en la escuela y en el lugar de trabajo.

Cuba se halla a la cabeza en muchos aspectos del desarrollo, incluida la ampliación de las oportunidades al alcance de las mujeres y las niñas. Ha librado batalla contra los estereotipos y ha trabajado por medio de sus instituciones para fomentar la igualdad y prevenir y poner fin a todas las formas de violencia. 

Sin embargo, como en todos los países, el problema de la violencia contra las mujeres y las niñas persiste.

Para resolver cualquier problema, hemos de reconocer que tenemos un problema, y no ocultarlo o minimizarlo. 

Puesto que se trata de una amenaza enraizada en la discriminación, la impunidad y la indiferencia, hemos de obrar un cambio de actitudes y de comportamiento y hemos de cambiar la legislación y cerciorarnos de que se aplica, como ya están haciendo ustedes en Cuba.

En los hombres y los niños recae una responsabilidad especial. 

Con demasiada frecuencia, la intimidación, el maltrato físico y los abusos sexuales son perpetrados por personas cercanas a las víctimas –padres, maridos, hermanos, profesores, superiores. 

Son demasiados los hombres jóvenes que aún hoy crecen rodeados de estereotipos nocivos. Sabemos que si las actitudes no cambian, la violencia continuará.

Lo que hemos de decir a hombres y niños es: “No alcen la mano para cometer actos de violencia; alcen la voz para acabar con ella”. 

Actuemos. Pasemos a la acción.

Considero muy alentadora también la labor de la Red Iberoamericana y Africana de Masculinidades (RIAM). 

Muchas gracias por enviar el mensaje de que “El valiente no es violento”.

Agradezco profundamente la labor que realizan todos ustedes –los dirigentes de la sociedad civil, los periodistas, los profesionales de la salud, los jóvenes y tantas otras personas que ponen de su parte. 

Sigamos alcanzando nuevas cotas aprovechando los avances que han conseguido y ampliemos el círculo de acción y de colaboración. 

Poner fin a la violencia contra las mujeres no es una quimera; podemos conseguirlo. 

Podemos lograr que los lugares públicos, los hogares, las escuelas y los centros de trabajo sean seguros para las mujeres y las niñas.

Podemos hacer que la vergüenza y la culpa recaigan en quienes tiene que recaer: los agresores, no las víctimas.

Podemos lograr que toda mujer y toda niña tengan una vida caracterizada por la seguridad, las oportunidades, la dignidad y la esperanza.

El primer paso es proclamar, juntos, con una sola voz:  “Yo digo no a la violencia contra la mujer.”

Muchas gracias.