PALABRAS DEL SEÑOR EMBAJADOR DE LA
REPÚBLICA DE COLOMBIA, DOCTOR LUIS IGNACIO GUZMAN RAMIREZ, ANTE LA CONFERENCIA
POLÍTICA DE ALTO NIVEL PARA LA FIRMA DE LA CONVENCIÓN DE LAS NACIONES UNIDAS
CONTRA LA CORRUPCIÓN
Mérida, México diciembre del 2003
Excelentísimo señor Presidente de la República de los Estados Unidos
Mexicanos, Licenciado Don Vicente Fox,
Señor Presidente de la Conferencia, Licenciado Luis Ernesto Derbez,
Secretario de Relaciones Exteriores de México,
Señor Hans Corel, Representante del Secretario General de la Organización
de las Naciones Unidas,
Señor Antonio María Costa, Director Ejecutivo de la Oficina de las Naciones
Unidas contra la Droga y el Delito,
Señor Procurador de los Estados Unidos de México, Lic. Rafael Macedo de la
Concha,
Señor Eduardo Vetere, Director del Centro para la Prevención Internacional
del Delito de las Naciones Unidas,
Señores Jefes de Estado y de Gobierno,
Señores Ministros y Jefes de Delegación,
Señor Gobernador de Yucatán, Señora Presidente Municipal de Mérida,
Señores Delegados,
Señoras y señores,
Constituye una inmensa satisfacción dirigirme a esta plenaria.
Hoy me honra ocupar la Presidencia Honoraria de la Conferencia en ausencia
del gran internacionalista colombiano HÉCTOR CHARRY SAMPER, quien fuera alma y
nervio del documento que hoy firmamos en este recinto en representación de
nuestros países.
En nombre de mi Gobierno, de la familia Charry Samper y de todo el pueblo
Colombiano, permítanme manifestar nuestra eterna gratitud por los sentimientos
de pesar expresados desde el momento de su muerte, y los reconocimientos a su
labor y entrega para el fortalecimiento del Derecho Internacional en la lucha
contra la corrupción y muy especialmente del documento que aquí suscribimos.
Que la comunidad internacional recuerde a Héctor Charry Samper cada año en
esta fecha.
La importancia de este instrumento fue brillantemente plasmada en las
palabras pronunciadas por el Secretario General de las Naciones Unidas Kofi
Annan ante la Asamblea General, señalando que "la Convención cambiará
positivamente la vida de millones de personas ya que constituye un avance en el
compromiso global de lucha contra la corrupción, mal endémico que afecta a
todas las sociedades e incluso es percibido como el desencadenante de tantos otros
males para las sociedades".
El Comité, gracias a la acertada dirección de toda la Mesa y el apoyo
siempre incondicional y eficiente de la Secretaría, cumplió con creces las
expectativas que habían sido en él depositadas, y que estaban consignadas en el
mandato otorgado por la Asamblea General.
El número de delegaciones participantes en los siete arduos períodos de
sesiones, la cantidad de propuestas presentadas, pero sobre todo la calidad de
las deliberaciones y la altura de los debates arrojaron los resultados
conocidos, que hoy nos alistamos a suscribir para iniciar el camino de su
pronta entrada en vigor, como lo requiere la comunidad internacional.
A todos los miembros de la Mesa, de la Secretaría, de las delegaciones que
participaron activamente mis felicitaciones y mis sentimientos de gratitud por
la gran labor realizada.
Señor Presidente,
No en vano la Asamblea General en su sabiduría escogió a México con la
belleza de su paisaje, la simpatía de sus gentes, la Grandeza de su República
para ser sede de esta Conferencia. A lo largo de su historia esta Gran Nación
nos ha demostrado la entereza, el temple de su raza y el liderazgo necesario
para lograr causas comunes y nobles como en las que estamos empeñados: derrotar
el cáncer de la corrupción que está socavando nuestras instituciones y así
mismo empobreciendo a nuestros pueblos. En nombre del Gobierno y del pueblo de
Colombia reciba, señor Presidente un fraternal saludo y el agradecimiento por
la hospitalidad y la acogida en esta ciudad de Mérida, llena de una singular
belleza histórica y cultural.
Señor Presidente,
Desde un principio Colombia ha venido participando activamente en la
elaboración de esta importante herramienta de cooperación internacional. Cuando
se negociaba la Convención de Palermo, presentamos una propuesta completa que
buscaba ampliar el tema de la corrupción hacia otras conductas distintas a la
del soborno. Tal fue el germen que dio origen a las resoluciones que en el seno
de la Comisión de Prevención del Delito y Justicia Penal fueron aprobadas para
allanar el camino que dio origen al Comité Especial que negoció esta
Convención. De la misma manera participamos activamente en el Grupo de Expertos
encargado de establecer el mandato de negociación y en la Reunión Preparatoria llevada
a cabo en Buenos Aires donde presentamos un proyecto completo que sometimos a
consideración del Comité. Allí se dio un paso fundamental al compilar las
diversas propuestas en un solo texto que pudo ser presentado en el primer
período de sesiones y que sin duda contribuyó a la agilización de las
deliberaciones.
El haber sido elegido para ocupar la Presidencia, en cabeza de ese gran
internacionalista colombiano, cuyo deceso constituyó una gran pérdida para la
Nación, fue solo uno de los logros de la delegación colombiana. Fuimos, junto
con México y el Reino de los Países Bajos, los precursores del proyecto al
someter una propuesta completa a la consideración de los Estados en la reunión
preparatoria llevada a cabo en Buenos Aires y que sentó las bases para las
deliberaciones.
Lideramos posiciones regionales que permitieron la incorporación de algunas
normas que ahora son consideradas elementos innovadores del instrumento, tales
como la consagración de la asistencia técnica como uno de los objetivos de la
Convención; la incorporación del enriquecimiento ilícito y otras conductas
dentro del catálogo de actos considerados como de corrupción; la
flexibilización, dentro del marco de las posibilidades, del principio de la
doble incriminación para que no se convierta en un obstáculo a la cooperación
internacional; la extensión de la aplicación al sector privado; y, tal vez, el
mayor valor añadido de esta Convención: la posibilidad para los Estados de
recuperar los fondos públicos malversados. Todo esto, en cumplimiento del
compromiso inequívoco e inflexible del Gobierno del Presidente Álvaro Uribe en
la lucha contra la corrupción en todos los frentes.
A la prevención del delito, que constituye un componente esencial del
desarrollo social, se le dio el lugar destacado que merece al incluirse una
serie de normas, que no por ser facultativas debe restársele la importancia. El
enfoque decidido fue el más adecuado, partiendo de la base irrefutable de la
diversidad de sistemas jurídicos, de enfoques y hasta de culturas.
A pesar de los esfuerzos desplegados no tenemos una definición de
corrupción, pero contamos con un catalogo amplio de actos considerados
corruptos que deberán ser tipificados por los Estados Parte en la Convención y
que servirán de base para las solicitudes de extradición y asistencia judicial.
El debate en torno a la doble incriminación como requisito para prestar la
asistencia judicial requerida, debe continuar. Si bien la armonización
legislativa es un objetivo deseable aunque de difícil cumplimiento, insistimos
en que la inexistencia de una conducta como ilícita en la legislación interna
de un Estado Parte no debe constituir un obstáculo para brindar la asistencia
solicitada.
Este, sin duda, debe ser objeto de análisis en los distintos foros internacionales
dedicados a la lucha contra la delincuencia, como lo son la Comisión de
Prevención del Delito y Justicia Penal y el Undécimo Congreso de naciones
Unidas que sobre la materia se llevará a cabo en Tailandia en el año 2005.
La cooperación internacional, uno de los objetivos de la Convención, cuenta
con un capítulo donde se establecen normas para la extradición, el intercambio
de pruebas, la comunicación directa interagencias y hasta la posibilidad de
realizar operaciones conjuntas entre autoridades encargadas de hacer cumplir la
ley, mecanismos para asegurar que no existan refugios seguros para los
delincuentes.
Para nadie es un secreto que los estragos de la corrupción, aunque
generalizados, pesan más en los países pobres. Y que los dineros pertenecientes
a sus gentes, a sus contribuyentes, una vez esquilmados, casi siempre son
sacados y depositados en paraísos financieros con muy escasas o casi nulas
posibilidades de acceder a ellos. En esto también los delincuentes han sacado
ventajas de la globalización y los esfuerzos que se hagan para combatirlos son
pocos, si es posible hacer más.
Por esto la recuperación de activos quizá puede ser considerada como una
conquista de los países en desarrollo, ya que se menciona como un principio
fundamental de la Convención. Es todo un catálogo de normas, de las que
adolecía el derecho internacional, que permitirá a los Estados que hayan sido
afectados patrimonialmente por actos de corrupción, perseguir esos fondos y
lograr retornarlos a sus países de origen.
Hubiéramos querido avanzar más en el tema de evitar, hasta el máximo, el
secreto bancario pero confiamos en que los Estados tomen las medidas apropiadas
que permitan salvar todo obstáculo para la cooperación que pueda surgir de la
legislación interna existente sobre la materia.
La asistencia técnica es uno de los componentes básicos de la Convención,
no únicamente porque está incorporada dentro de la declaración de objetivos,
sino porque sin una adecuada prestación, las obligaciones y los compromisos
asumidos serán de muy difícil ejecución para muchos países.
En ese sentido la experiencia de la Oficina de las Naciones Unidas contra
la Droga y el Delito es invaluable. Es necesario iniciar a corto plazo la
realización de seminarios para promover la ratificación de la Convención y su
pronta entrada en vigor. Las actividades de promoción de la Convención contra
la Delincuencia Organizada Transnacional mediante la realización de
conferencias regionales, que dio tan excelentes resultados, deben repetirse.
Es necesario igualmente, manifestar en público el agradecimiento a los
donantes del programa y efectuar un llamado para fortalecer el mecanismo de
Naciones Unidas en materia de prevención y lucha contra el delito, mediante el
sostenimiento en su financiamiento.
El cabal cumplimiento de lo estatuido en el artículo 62 de la Convención
sobre su aplicación mediante el desarrollo económico y la asistencia técnica,
es un requisito indispensable para su cumplimiento y desarrollo progresivo. Los
Países Desarrollados y las instituciones financieras, incluyendo las de Breton
Woods, tienen la obligación de ayudar a los países pobres a lograr los
objetivos de la Convención.
El Banco Mundial cuenta desde 1996 con una estrategia en la prevención del
fraude y la corrupción en los proyectos y programas financiados por el Banco,
para ayudar a los países que lo soliciten y para contribuir a los esfuerzos
internacionales de lucha contra la corrupción.
Es necesario fortalecer el componente de lucha contra la corrupción con que
cuenta el Banco Mundial en especial en las dos últimas áreas que consideramos
prioritarias. Deben estrecharse los lazos y la sinergia con la Oficina contra
la Droga y el Delito.
Acertadamente el Banco Mundial ha sido invitado como observador a la
Conferencia de los Estados Parte, con lo cual esperamos su compromiso de
contribuir con su asesoría técnica y financiera en todas las actividades
propias y en desarrollo de la Convención como lo ha hecho hasta hoy.
Esto ayudará a fortalecer el mecanismo de promoción, examen y seguimiento a
lo establecido en esta Convención histórica, destinados a mejorar la capacidad
de los Estados Parte y la cooperación recíproca para alcanzar sus objetivos.
Gracias.